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Toyota C-HR 180H Dynamic Plus. Ahora es divertido

El Toyota C-HR cayó de pie desde que llegó al mercado. Su atrevido y particular diseño SUV-deportivo conectó desde el inicio con una buena parte del público. De ahí su tirón de ventas. Sin embargo, muchos reclamaban algo más de 'chicha' bajo el capó, para que diseño y rendimiento fueran más de la mano.

Y en ese escenario llega nuestro protagonista, para los que buscan algo más de diversión al volante de la que brinda la variante de 122 CV. Y como las comparaciones son odiosas, pues eso.

La versión 180H supera en prácticamente tres segundos a la variante de acceso en el paso de 0 a 100 km/h y casi en cuatro en recorrer mil metros desde parado. También es mucho más solvente a la hora de adelantar, donde necesita 5,5 segundos para recuperar de 80 a 120 km/h -8,3 en el 120H- y lo hace en 155 metros, por los 236 del más modesto. Y esos nuevos bríos se traducen en un incremento de precio de 1.800 euros a igualdad de equipamiento. Por cierto, el consumo de ambas versiones es prácticamente idéntico en la calle.

El C-HR más solvente ofrece 184 CV de potencia conjunta. Lo logra al incorporar un nuevo bloque de gasolina de dos litros, capaz de combinar inyección directa e indirecta y presumir de una eficiencia térmica del 41 por ciento, lo más en un propulsor de gasolina de serie. Arroja 152 CV.

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También se ha reforzado el aporte eléctrico, con un motor que rinde 80 kW -equivalente a 109 CV- y que permite al vehículo circular de manera exclusivamente eléctrica hasta los 120 km/h. Para llegar hasta ahí necesita, no obstante, del trabajo del térmico.

No hay cambios en la tradicional transmisión automática E-CVT ni en la batería que alimenta el sistema eléctrico, de hidruro de níquel y situada bajo el asiento trasero. Curiosamente, el 120H sí monta desde ahora una más ligera y avanzada de iones de litio. OK, nosotros tampoco lo entendemos…

Cambio E-CVT. Parece más agradable

Con más potencial y mejores prestaciones, el C-HR parece otro coche. No hay diferencias en cuanto a refinamiento y suavidad de marcha a baja velocidad o en tráfico urbano. Ahí lo borda, como el 120H.

La gran diferencia es a la hora de salir a carretera y exigirle. No es que corra más; lo mejor es que se amortigua en parte ese desagradable efecto que produce el cambio de variador continuo cuando se le exige, siendo mucho más apetecible y silencioso al hundir el pie en el acelerador.

Dispone de una función 'secuencial' con seis relaciones prefijadas en su mapa de actuación y un programa deportivo, pero todo resulta un tanto artificial. Si aceleramos sin piedad, los decibelios regresarán de inmediato al habitáculo. Pero es más eficiente su tarea a la hora de afrontar descensos y al reducir, ya que goza de cierta retención.

Es cierto que ya no hace falta pisar con tanta fuerza el acelerador porque su rendimiento es muy progresivo; tanto, que corre sin que apenas nos demos cuenta. Y presenta mejoras en el chasis, con unos amortiguadores más firmes que sujetan mejor la carrocería. De hecho, apenas balancea y su comportamiento es bastante neutro, a pesar de que la dirección no es muy directa, aunque sí comunicativa. También nos ha convencido por la contundencia de sus frenadas, aunque el tacto del pedal no es lo mejor del C-HR.

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Como es habitual en Toyota presenta un modo EV que nos permitirá rodar poco más de un kilómetro de manera exclusivamente eléctrica si la batería está llena -se carga por efecto de la frenada regenerativa-. Eso nos permitirá acceder a garajes sin humos de por medio, pero poco más.

¿Y el consumo? Pues lo esperado, atractivo a baja velocidad y ya no tanto a ritmo alto, donde el sistema eléctrico pierde protagonismo. Y un dato a destacar: de los 1.256 kilómetros de prueba, 270 los cubrimos en modo 'cero emisiones', y un 41 por ciento del tiempo rodamos de esa manera. Meritorio, pues se incluye la medición de prestaciones del centro técnico y la evaluación en la pista de 'handling'.

Por último, destacar su generosa dotación de seguridad, con el Toyota Safety Sense de serie, que contempla asistente precolisión, frenada de emergencia, control de crucero adaptativo, alerta de cambio de carril, luces de carretera inteligentes y reconocimiento de señales. Y todo 'endulzado' con un suculento descuento de 5.910 euros que deja ahora la factura final en 29.990.

LA CLAVE

Confieso que con el paso de los días me ha ido conquistando por su agradable tacto general, ideal en ciudad y sus alrededores. Ahora resulta solvente y más divertido en carretera, y hasta el cambio CVT parece otro. Además, si te lo tomas con calma los consumos acompañan. Los descuentos dulcifican su precio de salida.