Desde finales del pasado año Volkswagen ofrece una nueva generación del Golf, el best seller europeo desde hace lustros pese a no ser, curiosamente, el Volkswagen más vendido a nivel mundial, lugar de privilegio ocupado ya por el Tiguan (el fenómeno SUV es planetario), del que se matricularon 910.926 unidades el pasado año. En la gama de la firma de Wolfsburg es segundo el Polo, con 706.052 ventas en 2019, mientras que el Golf cierra ese podio con sus 679.351 unidades, lo que le mantiene en el Top 10 mundial. Y eso tiene mérito tras casi medio siglo de vida y en una sociedad que empieza a buscar alternativas al automóvil compacto tradicional.
¿Cómo comenzó esta larga historia materializada en más de 35 millones de coches producidos hasta el día de hoy? Pues con el declive del popular Escarabajo, que llevó a la firma alemana a pensar en un sustituto para seguir disponiendo en su oferta de un modelo sencillo, robusto y económico. Pero si el coche a relevar era un todo atrás, con motor y propulsión trasera, para el nuevo modelo se apostó por la solución técnica que se venía imponiendo durante la década de 1960: motor delantero en posición transversal y tracción delantera. Y Volkswagen se inspiró en un producto que entonces desarrollaba Audi, marca que pertenecía al gigante industrial germano desde 1965. Se trataba del Audi 50, un utilitario de 3,51 metros que en 1975 convertiría Volkswagen en el primer Polo, pero cuya arquitectura técnica sentó las bases del Golf pionero, que no era mucho mayor.
Y es que la primera generación del Golf, presentada en mayo de 1974 con carrocería de tres puertas, medía solo 3,71 metros de largo. Lo mismo que el actual Fiat Panda. Diseñado por Giorgetto Giugiaro, se cuenta que al creador italiano le encargaron muchos años después concebir la siguiente generación del Golf, pero el proyecto cambió sobre la marcha porque Volkswagen decidió que el segundo Golf fuera más grande, y aquellos dibujos y planos de Giugiaro acabaron en un cajón. Hasta que Seat pidió al diseñador que pensara un moderno utilitario para relevar al 127/Fura y el gran Giorgetto recuperó aquella carpeta: lo que podría haber sido el Golf II se convirtió en el primer Ibiza.
Así las cosas, el segundo Golf creció a lo largo, a lo ancho y a lo alto, y al rondar ya los cuatro metros de longitud contribuyó a que ese segmento de mercado se conociera en la época como el de los polivalentes de cuatro metros. Pero con el paso del tiempo y las sucesivas generaciones, tanto el Golf como sus rivales del segmento C han rebasado ampliamente esa frontera, y la nueva generación del vehículo alemán mide 4,28 metros. Con todo, el Golf figura ahora entre los compactos de talla más contenida.
Además de esos 57 centímetros de diferencia entre el primer Golf y el octavo, hay otras diferencias llamativas al hablar de carrocerías, pues si el Golf I nació con tres puertas y en poco tiempo recibió la de cinco, el nuevo modelo será el primero de la saga sin variante de tres puertas; y por ahora lo conocemos solo con cinco puertas. Sabemos también que no habrá un Golf Cabrio que sí tuvo el modelo pionero desde 1979, y la lógica apunta a que del octavo Golf habrá una opción familiar Variant. En cuanto a maletero, de los 300 litros que anunciaba el primer Golf hemos pasado a los 380 del actual.
Capítulo mecánico
Pero sí en cuestión de tamaño y capacidad la evolución es asombrosa, más lo es en el capítulo mecánico, pues el primer Golf nació en 1974 con un motor (de origen Audi) adecuado a sus 790 kilos de peso pero que hoy nos parecería insuficiente: un 1.1 de cuatro cilindros con 50 CV asociado a un cambio manual de cuatro marchas. Aunque los amantes de las altas prestaciones disponían también de una versión 1.5 con 70 CV que acariciaba los 160 km/h de velocidad máxima, una barbaridad en comparación con los 145 km/h homologados por el Golf 1.1, que aceleraba de 0 a 100 km/h en 17 segundos. Frente a eso, en la gama inicial del nuevo Golf encontramos como opción básica la versión 1.5 TSI EVO de 130 CV, también de cuatro cilindros pero ya con soluciones técnicas como la inyección directa, el turbo o un sistema de desactivación temporal de cilindros. Con eso, y a pesar de que el octavo Golf pesa más de 1.200 kilos, se anuncia una velocidad punta de 210 km/h y una aceleración de 0 a 100 km/h en 9.1 segundos.
En cuanto a consumos, y dejando bien claro que las normas de medición y homologación han variado, de los 9,0 l/100 km que gastaba aquel Golf pionero de 50 CV hemos pasado a los 5,4 l/100 km que anuncia, de media, el nuevo Golf con motor de gasolina de 130 CV y cambio manual de seis marchas. ¿Y el diésel? Pues la primera versión que funcionaba con gasóleo llegó al Golf allá por septiembre de 1976, con un 1.5 atmosférico que rendía 50 CV, lanzaba al coche hasta los 141 km/h, permitía acelerar de 0 a 100 km/h en 19 segundos casi eternos y, todo sea dicho, causó sensación en su momento por su economía: 6,5 l/100 km. Hoy, el Golf de acceso a la oferta diésel equipa un moderno TDI de dos litros equipado con doble catalización; y gracias al turbo, al intercooler y a la inyección directa por raíl común entrega 115 CV de potencia, permite alcanzar 202 km/h y acelerar hasta 100 km/h en 10,2 segundos, y homologa un gasto medio de 3,5 l/100 km.
No obstante, aquel primer Golf ya tuvo su versión GTI, que inauguró un segmento de mercado inédito: coches baratos, ligeros y sencillos equipados con un motor de altas prestaciones y con una puesta a punto del chasis pensada para divertirse al volante. Y con inyección electrónica en su 1.6 de cuatro cilindros, todo un alarde en la época. Aquel Golf GTI de 1975, del que la empresa no esperaba vender más de 5.000 unidades, rendía 110 CV y era capaz de impulsar los 810 kilos del conjunto hasta 182 km/h, con una aceleración desconocida en la época entre los coches pequeños: de 0 a 100 km/h en 9,2 segundos. Además, Volkswagen revisó su equipo de frenos, y si el Golf normal tenía tambores traseros y unos discos delanteros macizos de 239 milímetros de diámetro, en el GTI se montaban ya discos delanteros ventilados de esa misma medida. Además de barras estabilizadoras delante y detrás. Y aunque se conformaba con cuatro marchas, en 1979 recibió ya una caja de cambios de cinco.
Frente a eso, el nuevo Golf GTI, desvelado hace solo un par de meses, propone un 2.0 TSI de 245 CV que puede asociarse a un cambio manual de seis velocidades o a la transmisión automática DSG de siete con doble embrague, esperándose que ronde los 250 km/h de velocidad máxima. La carrocería va 15 milímetros más cerca del suelo que en el resto de la gama y el conductor podrá elegir entre cuatro modos de uso: Comfort, Eco, Sport e Individual. Además, las llantas de aleación de serie, de 17 pulgadas, podrán ser sustituidas en opción por unas de 18 y hasta 19 pulgadas. En comparación, las de aquel pionero Golf GTI parecen hoy casi de juguete, pues calzaba neumáticos 175/70 sobre llantas de 13 pulgadas. Y es que 46 años son una eternidad en el mundo de la automoción.