Fue en al año 2012 cuando la firma francesa lanza al mercado la primera generación de su Peugeot 208, un sorprendente utilitario que revolucionaba el puesto de conducción de los automóviles tal y como lo teníamos asimilado hasta la fecha. Y es que aquel 208 estrenaba el revolucionario cuadro i-Cockpit, una solución que ahora es una pieza clave en todos los nuevos modelos de Peugeot.
Pero lo cierto es que la idea del i-Cockpit nació dos años antes, ya que fue presentado en el prototipo Peugeot SR1, abriendo una nueva era en el diseño de interiores.
Del prototipo a la producción
Tanto es así que futuros concept como los Peugeot Exalt, Peugeot Fractal o Peugeot Quatz, apostaron por esta solución de diseño que posteriormente se trasladó a la vida real. Porque los modelos que adelantaban acabaron equipando el i-Cockpit, solución que se desmarca de los parámetros concebidos por un pequeño volante y una instrumentación elevada que se muestra por encima del volante, la cual permite no tener que apartar la vista excesivamente de la carretera y simula el Head-Up display utilizado por otras marcas.
Otra pieza clave de los nuevos i-Cockpit es una consola central que luce unos interruptores que simulan las teclas de un piano y permiten acceder de forma rápida a diferentes funciones de confort del vehículo. Si bien, esta solución con unos botones en una posición demasiado horizontal (los gráficos van en la parte superior de los mismos) es cierto que en algunos modelos no es demasiado intuitiva.
Y es que en la actualidad el i-Cockpit es pieza común en los 208, 2008, 308, 308 SW, 3008, 5008, 508, 508 SW y Rifter.
Pero esta tecnología no deja de avanzar. Tanto que los nuevos 208 y 2008 ya emplean el evolucionado i-Cockpit 3D, capaz de proyectar frente a los ojos del conductor a modo de holograma diferente información de conducción. Y por si fuera poco, es capaz de combinarse con una pantalla central táctil de 10 pulgadas que se puede controlar por medio de comandos de voz.
