En 1982, tuvo lugar una de las presentaciones más increíbles realizadas por Citroën. La firma asoció su nombre a uno de los monumentos más importantes del país galo, la Torre Eiffel. El 16 de septiembre de 1982 una caja de madera comenzó a descender lentamente dese el primer piso.
Unos días más tarde, el 25 de septiembre, la caja tocó finalmente el suelo rodeada por la prensa especializada y recibida por Jacques Lombard, Director General de Citroën. Tras lanzar una botella de champán, se abrió la caja en la que apareció un Citroën BX rojo, un coche que revolucionó el mercado.
Innovador
El primer de una nueva generación de berlinas de la marca, su diseño fue fruto de la colaboración del Centro de Estilo de Citroën en Vélizy con el diseñador Nuccio Bertone. La intención de la marca era renovar completamente el diseño por lo que convocó un concurso internacional que ganó Bertone con un proyecto que recordaba, en el frontal, las líneas del GS Camargue (concept car presentado en 1972) mientras que la arquitectura general se inspiraba en otro proyecto de Bertone, el prototipo Tundra.
El BX se presentó con tres motores de gasolina, dos de 1.360 cc con dos niveles de potencia (BX y BX 14) y uno de 1.590 cc (BX 16) que rendía 90 CV de potencia. En los siguientes añis la familia se amplió con la llegada motores diésel de 1.900 cc (BX 19D) y 1.900 de gasolina (BX19), así como la versión con carrocería Break.
Con un gran éxito internacional, la versión de entrada de gama equipaba un motor de 1.2 litros de cilindrada. Por su parte, el deportivo BX 19 GTi 16 Válvulas, con 160 CV, conseguía alcanzar los 220 km/h.
Made in Spain
El Citroën BX fue un modelo hecho en España, más concretamente en el Centro de Vigo, produciéndose 222.325 unidades. En total, entre 1982 y 1993 se fabricaron 2.135.000 unidades sin contar con las versiones comerciales derivadas como el BX Entreprise.