«Era una imagen impactante de ver. Cuando subo al coche sé que corro riesgos y respeto los peligros que hay en este deporte. Publiqué un mensaje (en las redes sociales) durante la pausa porque era horroroso». Durante la hora de interrupción del GP de Bahrein forzada por el impresionante accidente de Romain Grosjean el mismo Lewis Hamilton se tomó su tiempo para entrar en las redes sociales. «Es un recordatorio para nosotros y esperemos que para el resto de la gente que está viendo que este es un deporte peligroso, es por lo que salimos a superar los límites y jugando con esos límites, pero tenéis que respetarlo. Muestra también el increíble trabajo de la FIA durante mucho tiempo para poder salir andando de un accidente como ese.
Desde los años 80, y especialmente el accidente de Gerhard Berger en Imola, no se veían imágenes similares en la Fórmula 1. Primero, ante las de un monoplaza partido por la mitad tras atravesar los raíles de seguridad. Pero, sobre todo, por la increíble bola de fuego que el Haas provocó tras dividirse en dos. La escena retrotraía a la década de los setenta, cuando tan fácil resultaba que un monoplaza ardiera tras un impacto. Lauda, Williamson, Petterson, Icks…
El fuego ya se consideraba parte del pasado con los nuevos chasis de carbono y los depósitos de tecnología militar. Efectivamente, la suerte de Romain Grosjean sintetizaba los avances en materia de seguridad, pero, como también recordaba Hamilton, el peligro siempre inherente para los pilotos a pesar de tales avances, y que siempre parece olvidado en estos tiempos de alta seguridad.
«El Halo, lo mejor que hemos traído a la F1»
Ciertamente, han cambiado desde aquellos 70, como podía apreciarse durante el mismo accidente y en los momentos posteriores. Los pilotos podían revivir una y otra vez las imágenes de uno de los más dramáticos de las últimas décadas. A algunos les traicionaba su rostro, como se podía apreciar con Jan Magnussen o Sebastian Vettel, por ejemplo. Las redes sociales se inundaban con mensajes y el accidente se reproducía desde todos los ángulos posibles a los pocos segundos. Incluso un campeón del mundo como Lewis Hamilton participaba desde boxes. Afortunadamente, el propio protagonista también pudo también lanzar su mensaje personal de alivio. «Gracias por todos los mensajes. No era muy partidario del Halo hace algunos años, pero creo que es lo mejor que hemos traído a la Fórmula 1, sin él no estaría hablando con vosotros hoy» tuiteaba el propio Grosjean, o alguien de su parte, manos vendadas por las quemaduras y celebrando el milagro de estar vivo. Antes del accidente de Jules Bianchi no hubiera sido el caso
El episodio vivido por el francés y el vuelco de Lance Stroll enloquecieron el GP de Bahrein. Hamilton partía en primera posición en las dos arrancadas y dominó una carrera sin historia para el británico, resueltos ya los dos títulos del campeonato, y dejando en evidencia a Valtteri Bottas, tan lejos del podio y de su compañero. Pero la tercera posición final en Constructores seguía viva y abierta para cuatro equipos antes de empezar la carrera. «La igualdad es tremenda, estamos todos muy cerca, como esperábamos, pero incluso más todavía. Es increíble, AlphaTauri, Racing Pont, Ferrari Renault y nosotros… todos estamos en dos decimas. Es imposible saber que pasara mañana y en carrera», avisaba Carlos Sainz el viernes tras la primera jornada de libres.
Efectivamente, todo apuntaba a una extraordinaria lucha entre todos ellos. Hasta que McLaren y, sobre todo Carlos Sainz, se descolgaron el sábado con una inoportuna avería en uno de los circuitos más competitivos de la temporada para el MCL35. «Si había un día en que no tenía que haber ocurrido, ese era hoy», se lamentaba el piloto español. Efectivamente, decimoquinto en la parilla, todos los pilotos de los equipos rivales salían por delante. El ánimo en McLaren era desolador en la tarde del sábado. Al final, los últimos fueron los primeros.
Racing Point colocó a Sergio Pérez en posiciones de podio y de nuevo Lance Stroll fue el eslabón más débil del equipo. Los dos Renault amenazaban por detrás al mexicano desde la quinta y sexta posición. Incluso AlphaTauri parecía en condiciones de superar a McLaren y restarle puntos cruciales. Los dos Ferrari arrancaban por delante de Sainz, amenazantes de la novena posición de Lando Norris, quien también rumiaba su error del sábado. Poco hacía presagiar que los dos monoplazas británicos fueran los vencedores de la pelea en Bahrein.
Sainz, en una de sus mejores carreras
«El coche es inconducible», denunciaba por la radio Sebastian Vettel ya desde el comienzo de la prueba. El ritmo de los Ferrari nada más comenzar la prueba descolgaba a sus pilotos. Tan solo un punto cosechaba al final y el equipo italiano ya casi ha quedado sin opciones para el tercer puesto. Stroll también aligeraba la carga con su vuelco en la segunda vuelta. Norris salvaba los primeros compases de la carrera, mientras que Sainz había montado en la salida su personal emboscada de éxito incierto: a diferencia de todos sus rivales que partían con neumáticos medios, el español lo hizo con blandos. No quedaba otra forma de romper la uniformidad estratégica por delante. En las primeras veinte vueltas transformó un fin de semana de negros presagios en una de las mejores carreras de su trayectoria en la F1, como reconocería tras la prueba.
«Esta era clave de la carrera, conseguir adelantarles en pista y luego encima hacerlo durar el neumático blando. Me concentré en la mínima oportunidad que tenía de adelantar, y adelanté, y en la mínima oportunidad de guardar neumáticos, y los hice durar». Junto a las posiciones ganadas en la salida, Gasly, Ricciardo y Charles Leclerc cayeron en ese primer relevo. Pero, sorprendentemente, Sainz logró alargar sus compuestos blandos más que sus rivales con el medio. La emboscada había dado resultado. Solo faltaba ya eliminarles con la ventaja ganada en esas primeras 22 vueltas.
Después fueron los dos Renault, uno detrás de otro. Más puntos sobre el equipo francés. Casi también caía su propio compañero de no ser por otra parada en boxes interminable. Que Checo Pérez perdiera el podio a pocas vueltas del final devolvía la mala fortuna del sábado. Sin ella, Sainz quizás podría habérselo disputado al mexicano. «Ha sido una de mis mejores carreras en la Fórmula 1, sobre todo porque no tenía opciones de estrategia», remataba Sainz tras su segundo quinto puesto consecutivo desde la misma posición de salida. «Me he sorprendido a mí mismo». Cada gran premio varía la clasificación general por detrás de Mercedes y McLaren. McLaren es ahora tercero con 17 puntos de ventaja sobre Racing Point. Al menos, hasta Abu Dabi habrá guerra, y mucho dinero en juego.