El Toyota Yaris siempre ha sido un vehículo muy valorado por sus grandes cualidades urbanas y su avanzada tecnología híbrida. En este sentido, predicó en solitario durante años en un desierto en el que no tenía rivales directos. Disponer de una tecnología híbrida autorrecargable no es barato, y por eso sus competidores se ponían de perfil. Ahora sí aparecen algunos, aunque son más los que apuestan por la hibridación ligera, o Mild Hybrid, un camino más asequible, pero menos eficiente.
El modelo japonés con vocación europea conserva el nombre y poco más. Su evolución es total en todos los frentes: diseño, tamaño, dinámica, sistema híbrido, seguridad, confort… Parece otro, ciertamente, y ya es una baza más consistente para alejarnos de la ciudad por chasis, prestaciones y tacto general.
Su estética es más agresiva y deportiva. Inspirado en el modelo WRC del Mundial de Rallys, entra mejor por los ojos, aunque para gustos los colores. Y una curiosidad. Hay una ley no escrita que dice que la tendencia, cuando aparece un modelo nuevo, es crecer en tamaño respecto a su predecesor. Pues el Yaris disminuye medio centímetro para establecerse por debajo de los 4 metros; aunque tiene 'truco', porque incrementa en 5 centímetros su anchura y su distancia entre ejes; y también recorta 4 centímetros la altura.
La nueva plataforma GA-B es en parte la responsable de esas cotas, aunque su gran aportación viene certificada por sus mejoras en dinámica, confort y asistentes tecnológicos, como veremos más adelante.
También el interior sufre una auténtica revolución. Nos llama la atención que vamos sentados más bajos que en el Yaris anterior y que el volante está en un plano más vertical. Además, tenemos una mejor visibilidad. De inmediato comprobamos que también la calidad percibida es mucho mayor que antes. Las butacas delanteras son fabulosas, contempla alguna zona acolchada en el salpicadero, el cuadro de mandos es digital y la pantalla central táctil de 8 pulgadas es digna de sus hermanos mayores. Y hasta presume, en opción con el acabado Style probado, de un Head-up Display con proyección en el parabrisas: de los buenos, para entendernos. Y contempla un airbag central que en caso de fuerte colisión se despliega entre los asientos delanteros…
Detrás las puertas no tienen el grado de apertura que nos gustaría, pero una vez dentro este nuevo Yaris sigue gozando de una aceptable habitabilidad, tanto en espacio para las piernas -el mismo que antes- como en cotas de altura y anchura. En cualquier caso, sería válido acomodar tres adultos detrás solo para un trayecto corto; y eso que el piso es bastante plano. No hay cambios en la capacidad del maletero, que sigue ofreciendo 286 litros.
Con 116 CV
El sistema híbrido autorrecargable es, asimismo, nuevo de arriba abajo. El motor térmico de gasolina es un bloque tricilíndrico de 1,5 litros que entrega 93 CV. Literalmente, se ha tomado el 2.0 del Corolla y se le ha quitado un cilindro. De ciclo Atkinson, presume de un rendimiento térmico de hasta un 40 por ciento. Además, cuenta con dos motores eléctricos. El principal rinde 80 CV y aporta energía para impulsar el vehículo. El segundo sirve para cargar la batería, arrancar el bloque térmico y regular el cambio e-CVT de variador continuo. La batería, ahora de iones de litio -ver cuadro en página 20- alimenta al sistema eléctrico, al que brinda un mayor protagonismo. La potencia total del sistema es de 116 CV.
Todo esto es teoría, pero lo cierto es que ahora el nuevo Yaris es más agradable y prestacional. La ciudad sigue siendo el hábitat donde más a gusto se mueve. Silencioso y refinado, su sistema híbrido saca lo mejor de sí mismo. Incluso cuenta con un modo EV exclusivamente eléctrico que se activa si la carga de la batería lo permite. Y en el mejor de los casos, a 30 km/h sobre un trazado llano y sin paradas hemos conseguido recorrer hasta 1,8 kilómetros. Además de rebajar el consumo, lo agradecerán los usuarios de un garaje subterráneo, por ejemplo, porque no emite nada.
Lo bueno del nuevo Yaris es que ahora es 'más coche' lejos de la urbe. Sus prestaciones son más brillantes y el cambio, pese a mantener el variador continuo, es más agradable. No hay opción de cambiar de manera secuencial, pero se ha disimulado un tanto ese efecto de 'patinamiento' por el que las revoluciones del motor van por un lado y el cambio va por otro al pisar con ganas el acelerador.
EL DETALLE
Batería, ahora de iones de litio.- No hay ningún fabricante que tenga más experiencia en tecnología híbrida que Toyota. Lleva desde 1997 desarrollando esta solución. Sin embargo, la marca japonesa sí está dando un giro en las baterías. Hasta ahora se apostaba por la fiabilidad y menor coste que exhiben las de níquel e hidruro metálico. Pero el nuevo Yaris incorpora una de iones de litio, más compacta y 12 kilos más ligera que la anterior. Presenta 48 celdas -antes eran 120-, una tensión nominal de 178 voltios y una capacidad de 4,3 Ah -alrededor de 0,8 kWh-. Refrigerada por aire, se ubica debajo del asiento trasero, junto a la batería auxiliar convencional de 12 voltios.
Disponemos de un asistente con tres modos de conducción: Eco, Normal y Sport; además del ya comentado EV eléctrico. Con el más deportivo activado podemos adelantar con solvencia, pasando de 70 a 110 km/h en carretera en 6,4 segundos y recorriendo 164 metros en dicha maniobra. A mayor exigencia, mayor sonoridad y efecto negativo del cambio; aunque, insistimos, matizado por la nueva electrónica y su mayor potencia con respecto al Yaris anterior.
Otro punto a favor del nuevo modelo es su mejor y más confortable dinámica. La plataforma es más rígida y se ha conseguido bajar 12 milímetros el centro de gravedad. Esto ha permitido apostar por unos amortiguadores y unos muelles más 'amables' en su tarado, pero a la vez se sujeta la carrocería con rigor. Balancea lo justo y su mayor pisada le brinda una mejor estabilidad. No es un vehículo enfocado a correr y disfrutar al volante, pero lo cierto es que ahora apetece más. La dirección no es muy directa -2,7 vueltas de volante entre topes- pero 'transmite', y los frenos, más allá de ese tacto un tanto artificial del pedal -al inicio regenera energía para la batería y luego frena de manera mecánica-, cumplen con unas distancias de frenado brillantes.
Eso sí, el sistema híbrido pierde eficiencia en cuanto a consumo tanto en autopista como a velocidades elevadas constantes. Hemos registrado un gasto medio durante la prueba de 5,0 l/100 km. En ciudad firmó 4 litros exactos, aunque también vimos una media de 2,8 en el ordenador siendo extraordinariamente cuidadosos con la conducción.
Por último, otro punto a destacar del nuevo Yaris es su completa dotación en materia de seguridad. Pocos rivales pueden presumir de tantos y tan avanzados elementos -ver tabla de equipamiento en la página 18-, como el Toyota Safety Sense 2.5, que contempla, entre otros sistemas, una frenada de emergencia con detector de peatones, ahora en condiciones nocturnas… y damos fe de que funciona de cine.
En un vehículo nuevo y joven la conectividad es vital. En este sentido, la app MyT nos permite integrar nuestro smartphone y disfrutar de servicios como consejos para una conducción eficiente, localización del coche, enviar un plan de viaje, recordatorios de mantenimiento, realizar el último tramo a pie transfiriendo los datos…
LA CLAVE
Si fuéramos capaces de conducir con los ojos vendados sería complicado adivinar que estamos en un Yaris. El salto dado en todos los aspectos le sitúa en un plano mucho más competitivo. La nueva plataforma y el nuevo sistema híbrido con 116 CV le sientan de cine. La ciudad es su gran baluarte, pero ya no se pone de perfil a la hora de afrontar retos extraurbanos de mayor envergadura.