Visto a distancia, el 500e -tercera generación de una saga nacida en 1957- puede parecer tan 'micro' como sus antecesores, pues los diseñadores quisieron mantener esa imagen de miniutilitario que se conservó con acierto al crear el segundo 500 en 2007. Pero el nuevo modelo vuelve a crecer, y si del primero al segundo se pasó de 2,97 a 3,57 metros de longitud, el 500e alcanza hoy los 3,63 metros. Y no solo se alarga 61 milímetros, pues también es 56 milímetros más ancho y 29 más alto, y tiene una distancia entre ejes 22 milímetros mayor. Pueden parecer variaciones leves, pero si ponemos el 500e -fabricado en Italia- junto al 500 precedente -producido en Polonia- la diferencia 'corporal' sorprende, y esta tercera entrega parece más coche. Percepción que se confirma al entrar y sentarnos, pues en las plazas delanteras disfrutamos de más espacio a lo ancho y a lo alto, nos acomodamos fácilmente en unas butacas grandes y firmes, y adoptamos en segundos la postura idónea gracias a un volante ajustable en altura y profundidad. Además, todo lo que hay a la vista es de coche moderno, como la instrumentación digital, el volante multifunción, el botoncito en la zona alta de las puertas para abrirlas eléctricamente o la gran pantalla central táctil con navegador, bajo la que -buena decisión- van los mandos de la climatización y la repisa -opcional- para cargar el smartphone. Y más abajo, la regleta de botones para controlar el cambio: P, R, N y D. Fácil todo.
¿Cosas a mejorar? No muchas, pero se nos ocurre que la altura de luces no se ajuste mediante dos botones sino con una rueda, que el botón de arranque/apagado esté más a la vista o que la rueda selectora de modos de conducción sea más grande, tenga mejor tacto… y obedezca siempre.
En cuanto al acabado, es curioso cómo sin recurrir a materiales de primera se pueda lograr tan buena impresión de calidad. Además, hay diversas superficies tapizadas que optimizan el ambiente general.
No obstante, y pese al aumento de la batalla, las dos plazas traseras siguen siendo justísimas a lo largo -53 centímetros entre respaldos con un conductor de 1,75 al volante-, de modo que el 500e será perfecto para dos adultos y dos niños. Y tampoco el maletero se ve beneficiado por la mayor talla, pues sigue anunciando 185 litros. Lo bueno es que el 500e Cabrio, dotado de capota de lona eléctrica, no pierde capacidad de carga ni al descubrirse.
Equipado con una plataforma totalmente nueva, que será usada por otros Fiat eléctricos de los que nada nos cuentan aún, el 500e supone un enorme salto adelante en cuestión de comportamiento o placer de conducción. El coche pisa con aplomo, y aunque los 195/55 R16 que monta de serie el nivel Icon probado -por debajo está el Passion y por encima el exclusivo La Prima- ya parecen suficientes, los 205/45 R17 opcionales -300 euros- le sientan bien por agarre en curva, por frenada… Y el menor perfil de la goma no parece restar mucho confort.
Domina la ciudad
Así las cosas, el 500e es un jabato en la ciudad por su recortado tamaño, su respuesta ágil y su maniobrabilidad, pero también satisface en autovía y, sobre todo, en carreteras de curvas, pues pasa por ellas como por raíles y con un balanceo evidente pero que no afecta a la trayectoria ni a la motricidad del eje delantero. Y aunque detrás monta tambores, la frebada es correcta: 55,3 metros desde 120 km/h. Puestos a pedir, preferiríamos unos discos traseros o una dirección algo más directa, pues hay tres vueltas de volante.
En cuanto al conjunto propulsor, dejando a un lado los Abarth 500 estamos ante el 500 más rápido que hayamos probado, y si los 9 segundos exactos que anuncia en el '0-100' ya están bien, mejor están los 8,7 medidos. O los 6,4 que emplea para recuperar de 80 a 120 km/h, sinónimo de adelantamientos seguros -6,1 tarda un Skoda Octavia 2.0 TDI 150 DSG-. Y aunque de la velocidad máxima no solemos decir nada, en este caso, a modo de anécdota, sí lo haremos, pues el 500e anuncia una punta autolimitada de 150 km/h -el velocímetro no pasa de ese valor jamás- pero en la práctica son 'solo' 146 reales.
En cuanto a los tres modos de uso, tanto en Normal como en Range -este último prioriza algo la eficiencia- se alcanza la velocidad máxima, mientras que en Sherpa -ideado para llegar a una estación de recarga con poca batería- no pasaremos de 80 km/h. Subir ese límite a 100 estaría bien, pues 80 en autovía 'da cosita'.
Range y Sherpa activan el e-Pedal, función con la que al decelerar se produce una fuerte retención. Excesiva quizás al conducir por ciudad, por más que se enciendan las luces de freno, mientras que al movernos por autovía esa retención acaba gustando, pues permite prescindir del freno. De hecho, sería buena idea que la retención del e-Pedal pudiera graduarse.
En cuanto al gasto, le hemos medido 20,8 kWh/100 km de media -homologa 14,7- bajo realistas y exigentes condiciones, pero con una conducción cuidadosa baja a 17,1 kWh/100 km, con una media real de 14,1 en ciudad y 20,2 en autovía a 120 km/h. Como la batería tiene una capacidad útil de 37,3 kWh, que cada uno calcule 'su' autonomía real, pero mejor olvidar los 303 kilómetros anunciados.
EL DETALLE: Carrocería 3+1, con mejor acceso
La carrocería Cabrio probada supone un sobreprecio de 3.000 euros en relación al 500e 'berlina', de carrocería cerrada. Pero en el nuevo 500, Fiat permite optar a una tercera variante, novedad en la gama: la carrocería 3+1, 2.000 euros más cara que la convencional y 1.000 euros más asequible que la descapotable, y que añade una segunda puerta en el lado derecho. En realidad, una portezuela de apertura inversa, pero pese a su pequeño tamaño logra optimizar el acceso a la segunda fila -hay que abrir antes la puerta delantera y el copiloto debe desabrocharse el cinturón- y torna algo más cómodas operaciones como sentar a un niño detrás asegurándole en la silla infantil.
LA CLAVE
El nuevo 500 llega como eléctrico y, de hecho, solo será eléctrico, pues convivirá con su antecesor, disponible en versiones híbrida MHEV y de gasolina. Pero el 500e recién lanzado no solo atrae por su etiqueta 0 o su económica y limpia movilidad eléctrica, ya que también es más cómodo y seguro, más veloz y muy tecnológico.