Una vez leí en alguna parte que un país no se convierte en la fábrica del mundo si no es capaz de producir y vender con un mínimo de calidad y honradez. Lógicamente este comentario hacía referencia a China, el país más poblado del mundo y de donde provienen el 90 por ciento de los objetos que utilizamos a diario. Y también de allí proviene el F5, un ejemplar que no pasa desapercibido en la jungla urbana gracias a un diseño que lo tiene todo para triunfar, pues es un todocamino de gran tamaño y con estética coupé, un estilo de rabiosa actualidad. Y sí, el F5 está producido con calidad y honradez. Y aunque haya faltado rematar la faena para lograr un auténtico 'pelotazo' de coche, lo cierto es que ganas le han puesto los de DFSK, un grupo automovilístico que no se puso precisamente ayer a fabricar coches.
Aunque China sea el país de las imitaciones, lo cierto es que allí se inventaron, entre otras cosas, la brújula, la pólvora, el papel, la seda, el helado o la impresión, por lo que esta revista que tienes en tus manos no la tendrías de no ser por ellos. No obstante, los chinos siguen copiando y lo contrario sería antinatural. Y es que al igual que los mercaderes marroquíes se enfadan si no negocias los precios hasta el aburrimiento en los zocos, los chinos no serían chinos si no copiaran alguna cosa, lo llevan en los genes. Y en el caso del DFSK F5, encontramos parecidos razonables en diseño con modelos de Porsche o Audi en la trasera, la llave o las pantallas centrales del salpicadero. El resto, y ahora nos referimos sobre todo a tecnología, tiene firma y, con razón, DFSK se jacta de ello. Porque sabe que asociarse o utilizar marcas de prestigio en la fabricación le va a reportar la confianza de los clientes. Por ello el F5 llega con el respaldo técnico o la colaboración de marcas como Mitsubishi, ZF, BorgWarner, Magneti Marelli, Valeo, Delphi, Webasto, Bosch, TRW o Continental. Respecto a este último fabricante, no entendemos mucho el nexo ya que de serie los F5 llegan a España calzados con unos Maxtrek Sierra, que son neumáticos chinos normalitos, en vez de montar al menos unos Kumho, que es la mejor marca china. No obstante, a nuestra unidad de pruebas le habían instalado unos boyantes Pirelli Scorpion para evitar daños colaterales.
Un equipamiento casi intachable
El DFSK F5 es un coche por lo general bastante agradable, con un espacio interior muy generoso gracias a su tamaño exterior que roza los 4,70 metros de longitud, y a su gran distancia entre ejes, que casi iguala la de un Skoda Superb, líder en habitabilidad. Pero, además de haber espacio, el posible cliente que acceda al F5 quedará gratamente sorprendido por una calidad que se sitúa por encima de la media. Y por un equipamiento casi intachable. Equipo de serie que comprende elementos como el techo corredizo y panorámico de cristal, el portón trasero eléctrico, los faros Full LED, el acceso y arranque sin sacar la llave del bolsillo, los asientos de piel eléctricos y calefactables, el freno de estacionamiento eléctrico, el climatizador bizona o la grabación permanente de la conducción. Lástima que en el apartado de la seguridad el coche no lleve ni un solo sistema de ayuda ADAS, tan de moda ahora.
Otro aspecto en el que cojea el F5 es el referente a la conectividad o actualización del software. Y es que el sistema, asociado a una pantalla de 10,5 pulgadas, carece de Apple CarPlay o de Android Auto, y se limita a ofrecer un Mirror Link. Además, es poco intuitivo y muy lento, el navegador no está actualizado y la radio carece de RDS y no informa de la emisora sintonizada.
Motores Mitsubishi
La estrategia de DFSK a la hora de motorizar sus modelos no es nada mala. Porque tanto para su SUV de siete plazas, el denominado DFSK 580, como para este, la marca asiática le compra los motores a Mitsubishi. Y le compra una mecánica sencilla y más que amortizada por la marca japonesa que seguramente le saldrá muy bien de precio al grupo chino. Es un motor 1.5 Turbo que en este caso rinde 137 CV -146 en el citado 580- y se asocia, como en el modelo de siete plazas, a un cambio CVT de variador continuo ZF, que aunque no es santo de nuestra devoción, parece que logra el objetivo de la marca, que es abaratar costes y ofrecer la máxima suavidad en recorridos urbanos. Lástima que el resbalamiento típico de estos cambios, potenciado en este caso al ser un CVT de la primera generación, convierta los adelantamientos o aceleraciones en carretera en un suplicio por sonoridad y la sensación habitual de que ese motor tan revolucionado no se corresponde con la progresión de velocidad del coche. Pero hay que reconocer que al final su rendimiento es bueno, o digamos que suficiente para el planteamiento del F5.
El consumo del motor 1.5 Turbo se podría haber mantenido a raya con relativa facilidad si el F5 no pesara casi 1.700 kilos. Pero los pesa, y la solución pasa por elegir sí o sí la versión Eco de este modelo, una variante a la que se le ha instalado un depósito de gas GLP de 68 litros en el maletero, lo que abarata los costes notablemente además de aumentar mucho la autonomía. De hecho, y según nuestras mediciones en conducción real, la autonomía con los 58 litros de reserva de gasolina darían para recorrer algo más de 550 kilómetros, mientras que con el depósito de gas GLP se podrían recorrer algo más de 600. Y los cálculos nos dicen que recorrer 1.192 kilómetros con el F5 sin parar a repostar costaría 120 euros, es decir, a 10 euros cada 100 kilómetros, cifra muy razonable que, además, lleva aparejada la etiqueta ECO de la DGT con todas sus ventajas.
El F5 no es un todocamino deportivo, aunque su diseño diga lo contrario. Por ello no debe sorprender que vaya genial por ciudad, autovía o autopista pero se le atraganten un poco las carreteras de curvas. Es cierto que mantiene el tipo y respeta las trayectorias con solvencia y nobleza gracias a un eje multibrazo trasero muy eficaz, pero los balanceos de la carrocería no transmiten inicialmente la confianza esperada. Más confianza transmite su altura libre al suelo si se trata de salir del asfalto. Y aunque tiene solo tracción delantera, el F5 supera caminos e incluso se atreve con algún obstáculo mayor sin problema.
Nos han gustado muchas cosas del F5 Eco: espacio, diseño, economía de uso con el GLP, etiqueta ECO, equipamiento de serie, garantía, precio… Sin embargo, convendría que la marca fuese capaz de ofrecer al cliente soluciones de conectividad y navegación actualizadas y válidas en nuestro país, pues sería la mejor manera de concluir un buen trabajo.
El detalle. DFSK, un gigante asiatico
DFSK pertenece a Dongfeng Motor Corporation (DFM), que fue fundada en 1969 y tiene su sede en la ciudad china de Wuhan. Es uno de los mayores grupos automotrices del mundo, teniendo en la actualidad 176.000 empleados y unos activos totales por valor de casi 30.000 millones de euros. Su negocio principal abarca series completas de vehículos turismos, modelos comerciales, vehículos híbridos y eléctricos, motores, componentes de automoción, operaciones en el sector automotriz, etc. Su escala de negocio supera los 3,8 millones de vehículos vendidos al año. DFSK es accionista mayoritario del fabricante francés PSA (Peugeot, Citroën, DS y Opel); y es productor exclusivo de Peugeot, Citroën, Nissan, Kia y Honda para el mercado chino. DFSK produce en la actualidad más de 30 modelos diferentes, incluyendo versiones de mecánica electrificada en los principales segmentos.
LA CLAVE
Que los chinos terminarán invadiendo también los concesionarios con sus coches lo sabe todo el mundo. La duda está en saber cuánto tardarán en hacerlo. Y si tomamos la referencia del F5, la respuesta es que pronto. Y es que a este todocamino chino le quedan solo cuatro cosas por solucionar para convencer de verdad.