El de 2021 que arrancaba en Bahréin llegaba con incertidumbres desconocidas en la era híbrida, y estímulos suficientes que auguraban un campeonato extraordinariamente excitante. Para los aficionados españoles, el singular aliciente de un escenario único: el retorno de Fernando Alonso y el debut de Carlos Sainz en Ferrari. Afortunadamente, todas las esperanzadoras especulaciones se hicieron realidad.
«El cambio de reglamento se hizo específicamente pensando en Mercedes», denunciaba Lewis Hamilton tras ser derrotado por Max Verstappen en los entrenamientos oficiales. Si Mercedes mareaba la perdiz o no en la pretemporada, sus problemas se confirmaron reales. No tan graves como para desplazar al equipo alemán de la victoria, como la victoria de piloto británico demostró. Pero sí tan condicionantes como para que Hamilton y Bottas no se pasearan desde la primera cita de la temporada, como en años anteriores.
Como Toto Wolff confirmaba durante el fin de semana, el rake (diferencia respecto al suelo de la parte trasera del monoplaza) del monoplaza alemán sufrirá más con el cambio reglamentario introducido por la FIA en 2021 frente a la diferente filosofía de Red Bull y otros monoplazas de mayor altura trasera del monoplaza respecto al suelo. De ser así, el duelo entre Hamilton y Verstappen será recurrente en 2021, y una extraordinaria noticia para todos los aficionados. Porque fue Red Bull y Verstappen quienes perdieron la victoria más que ganarla Hamilton.
Verstappen confirma que el RB16 es el monoplaza a batir
Tras dominar todas las sesiones y los clasificatorios, Verstappen perdió el pulso momentáneamente en las paradas en boxes. Pero su estrategia estaba destinada a asentarse en los últimos compases de carrera. Efectivamente, el holandés confirmó que el RB16 es el monoplaza a batir. Recuperó cuando lo necesitaba y adelantó al británico como estaba previsto, pero por fuera de la pista. Sin embargo, la confusa doctrina de los comisarios en la curva 4 le obligaron a devolver la posición allí por donde Hamilton había pasado en veintidós ocasiones. Pero el mensaje quedó patente y confirmada la feliz primera impresión de la pretemporada. Solo siete décimas les separaban en la meta. Red Bull y Mercedes pelearán a palo limpio, al menos en la primera parte de la temporada.
Por detrás, también se iluminaron los pronósticos avanzados por las conclusiones provisionales de la pretemporada. Como apuntaba Lando Norris, autor de un magnífico cuarto puesto final, la jerarquía de la Fórmula 1 se ha comprimido de manera extraordinaria y la clase media casi ha desaparecido. McLaren (tercer monoplaza en el trazado bairaní), Ferrari, Alpha Tauri, Aston Martin y algo más descolgado Alpine van a enfrentarse en un descarnado campeonato en el que, como repetía Fernando Alonso, «dos décimas o un pequeño error te pueden hacer pasar de ser quinto a ser decimoquinto.
Resta contrastar en un par de circuitos más con configuraciones diferentes y distintas condiciones ambientales para comprobar el rendimiento medio de cada monoplaza, que podrá variar según el trazado. Pero todo apunta a que, tras Mercedes y Red Bull, y por delante de Haas y Williams, nadie podrá garantizar de antemano una parrilla de salida prestablecida.
Buen debut de Sainz y Alonso vuelve con ganas
Los españoles, afortunadamente, no defraudaron. Sainz se enfrentaba a su primera carrera con día y medio de pretemporada y un monoplaza aún por descubrir en muy distintas circunstancias, tanto el sábado como el domingo. Con la referencia añadida de Charles Leclerc, a quién afortunadamente tomó la medida todo el fin de semana hasta la vuelta clave del Q3. A partir de ese momento Sainz tomó una decisión, quizás con el apoyo o el consejo del equipo: sacrificaría la agresividad en su primera en beneficio de acumular la experiencia de completar un gran premio completo. «En la salida cometí algunos fallos con el embrague y las marchas. Perdí posiciones en la primera vuelta y eso marcó luego mucho mi carrera. Sin embargo, esa pérdida de posiciones fue algo que asumí de forma consciente. No quería empezar la primera carrera con un fallo importante o un abandono». No lo hizo. De hecho, incrementó su ritmo en la segunda parte de la prueba hasta terminar a solo diez segundos de Leclerc. El tiempo perdido tras ser adelantado por Alonso y Stroll al principio resultó crucial para adelantar a Ricciardo por el séptimo puesto final, para lo que solo le faltó una vuelta más. Pero Sainz logró su objetivo: no acumular la presión derivada de los errores de un debut con Ferrari.
Fernando Alonso tampoco pasó desapercibido tras dos años de ausencia en la Fórmula 1. Alpine dejó mejor sensación de lo esperado en manos de Alonso en los entrenamientos. Pero solo provisionalmente. Oculto el A521 en pretemporada, también pasaba desapercibido hasta que el asturiano lo sacó del anonimato para meterse inesperadamente en el Q3. En carrera mantuvo dignamente su monoplaza en los puntos hasta que los frenos le dejaron fuera de combate, aunque antes las baterías comenzaron a dejarle a merced de sus rivales. «Otra vez emocionante todo, esas primeras vueltas, el estar en lucha con los demás coches, no sé como explicarlo, un poco como adrenalina que va subiendo, aunque estén luchando los coches por delante suyo ya tienes un poco más de emoción y te late el corazón más rápido. Una pena no poder disfrutar un poco más de la pista y de la carrera…», confesaba al terminar. Los primeros indicios apuntan a que Alpine se ha descolgado del grupo intermedio, al menos en esta primera carrera de la temporada. Solo Alonso pudo sacarlo de ese anonimato, pero tendrá un año complicado por delante de confirmarse semejante escenario. Escuchando a un veterano que más parecía un debutante, no parece que vaya a importarle demasiado. Al menos, en 2021