Tenía 22 segundos de ventaja sobre el británico tras la segunda parada en boxes del Mercedes cuando recordaba a su equipo por la radio una situación similar en el pasado que terminó también con su derrota. «Nos cogerá a este ritmo en la última vuelta». Fue mucho antes, a seis vueltas del final, cuando Hamilton superó en la recta al Red Bull como un «pato sentado». Desde que el equipo alemán reaccionó y metió a Hamilton en boxes por segunda vez, la suerte estaba echada para Verstappen.
El GP de España serviría como piedra de toque el nivel de competitividad de Mercedes y Red Bull a falta de la tradicional pretemporada en Montmeló, como en años anteriores. Circuito con amplio abanico de curvas de distinta naturaleza, se esperaba que, en esta ocasión, el monoplaza austríaco pudiera plantar cara al alemán por sus características y arranque competitivo en el presente campeonato. Nada más lejos de la realidad. Con un monoplaza aún no técnicamente perfecto para su gusto, Hamilton sin embargo lograba un hito histórico: su 'pole' numero 100. Durante la carrera, Verstappen ofreció por la radio una respuesta con cierta angustia: «Tienen una gran carga aerodinámica», avisaba a su ingeniero. En un circuito donde la posición en pista define el resultado tanto como la velocidad, Hamilton perdió esa ventaja en la salida. Pero su equipo solucionaría el problema con una estrategia a dos paradas, robando la cartera al austríaco cuando Mercedes paraba a su piloto a falta de 23 vueltas. Era jaque, y mate.
Una caza implacable
Porque en el último relevo, el británico parecía un caza de combate mientras el holandés marchaba al trote para proteger sus neumáticos. Tanto, que el propio Hamilton avisó a su equipo preocupado: «Podríamos quedarnos sin neumáticos al final». Su ingeniero Bono le tranquilizó, y acertó de lleno: «No te preocupes, Verstappen tendrá incluso menos». Impotente, el holandés solo paró una segunda vez cuando la partida ya estaba resuelta ¿Se despistó Red Bull, o no tenía opciones frente a Mercedes este fin de semana? «No fue una cuestión de estrategia, simplemente, son más rápidos que nosotros, aunque hemos dado un paso respecto a 2020» sentenció Verstappen a final de carrera.
En Montmeló Mercedes fue las dos cosas: más veloces, según la percepción en pista del holandés, pero también más ágiles y reactivos con la estrategia. Porque si al menos Verstappen hubiera parado por segunda vez en la pequeña ventana de oportunidad que tuvo, aunque fuera finalmente superado, podría haberse defendido como no tuvo opciones a una sola parada. Ahora, son ya tres victorias a favor de Lewis Hamilton y Mercedes, y todo apunta que los temores y problemas de pretemporada han quedado lejos. Si Montmeló es yunque de prueba, en Red Bull tienen motivos para preocuparse. Y quizás más adelante pueda comprobarse la hipótesis de que Mercedes haya estado jugando con sus rivales en esta primera parte de la temporada.
Si Montmeló puede servir realmente para tomar la medida a cada monoplaza, el balance para Ferrari y Alpine fue más que positivo, aunque fueran Carlos Sainz y Fernando Alonso quienes no disfrutaran de sus mejores dividendos. Charles Leclerc y el español se bajaban muy optimistas del SF21: «En carrera, hemos sido los más rápidos en curva, después de Mercedes y Red Bull», explicaba Carlos Sainz, rompiendo la tendencia del domingo de perder fuelle en carrera respecto a los clasificatorios. No fue el caso en Montmeló, pero Carlos Sainz tampoco pudo capitalizar el nivel que ofreció el SF21. O lo hizo, en su opinión, a medias.
Balance positivo de Ferrari y Alpine
El cuarto puesto de Leclerc, como reconocería el español, estaba a su alcance. Pero el factor determinante fue, primero, la posición de parrilla el sábado. El domingo, la salida. Las dos posiciones perdidas en los primeros metros condicionaron toda la carrera. Sainz reconoce que todavía no exprime el procedimiento de arrancada en el SF21 como en los tiempos de McLaren. El sorprendente rendimiento del SF21 estaba ahí, pero Leclerc logró los mejores frutos. Sainz, como el día anterior, quedó son sabor agridulce. «Éramos el mejor coche en curva tras Mercedes y Red Bull, así que es una buena señal. Llego a hacer mejor vuelta ayer, y mejor salida, y podíamos haber sido cuartos». El mínimo error en 2021 se paga más caro que nunca, y Carlos Sainz volvió a experimentarlo.
Para Alpine, el GP de España también representó un toque de esperanza, pero con final inesperado. «Ha sido un fin de semana positivo respecto a las prestaciones», explicaba Fernando Alonso al terminar la prueba, «no es que el rendimiento del coche fuera específico de Portugal, en Barcelona también fuimos bien. Nos falta trabajo por hacer, en mi caso aún más». Perfecto resumen para ilustrar el retorno de Alonso a su país. Porque el sábado los dos monoplazas franceses entraron en los puntos, y también Ocon el domingo. Sin embargo, el GP de España volvió a incidir en el talón de Aquiles del español: comprender y exprimir a una vuelta su A521. La décima posición representó una mejora respecto a las dos carreras anteriores. Pero también le dejaba a expensas de los monoplazas que arrancaban por detrás, con libertad de elección de neumático.
«Fue una estrategia suicida», reconocía Alonso al terminar por la decisión de apostar a una parada en boxes. Un batacazo de Alpine que a punto estuvo también de costarle los puntos de Ocon y que despeñó al español en la clasificación cuando paró finalmente, ya superado por sus más inmediatos rivales. Que Alpine mejore, a pesar del tropezón del domingo, es gran noticia para el equipo. Para Fernando Alonso, el GP de España fue la confirmación de que aún afronta asignaturas pendientes en la Fórmula 1: los sábados, la primera y prioritaria de todas ellas.