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Volkswagen Golf GTI DSG. Objeto de deseo

La leyenda 'GTI' comenzó a gestarse casi de forma clandestina en 1975. Un puñado de ingenieros de la firma de Wolfsburg se reunían después del trabajo para desarrollar una emocionante versión del primer Golf, lanzado justo un año antes. Tras mostrarlo a la cúpula, en el Salón de Fráncfort de 1976 se presentaba el primer Golf GTI, del que querían fabricar 5.000 unidades para 'cubrir gastos'… ¿5.000? Eso decían los contables de la época, quienes solo pensaban en la rentabilidad del proyecto, pero el mundo ha hablado en estos 45 años, hasta el punto de demandar más de 2,3 millones de GTI, unas siglas que han acompañado a cada generación del Golf… Y vamos ya por la octava.

No necesita presentación, porque los detalles en color rojo, unos paragolpes específicos, una parrilla en forma de panal de abeja que integra los faros antiniebla -hubiéramos preferido que ahí fueran las luces diurnas-, la doble salida de escape o las míticas letras 'GTI' delatan a esta versión, exclusivamente disponible con carrocería de cinco puertas… la antítesis del GTI original.

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En su interior, con idéntica funcionalidad y el mismo espacio que cualquier otro Golf 8, ocurre básicamente lo mismo, con detalles que le hacen sobresalir por encima de cualquier otra versión. Muestra de ello son sus deportivos asientos, vestidos con el legendario tapizado a cuadros, pero aderezado con otros toques del siglo XXI. No lo decimos por su sistema Innovision Cockpit compuesto por un cuadro de 10,25 pulgadas y una pantalla central de 10 pulgadas, sino porque en los DSG se dice adiós al pomo con la mítica pelota de golf. Si la quieres, deberás apostar por el GTI manual -seis marchas-, con el que además te ahorras 2.020 euros.

Ya puestos a darnos el capricho, casi mejor este automático de siete velocidades, que incluso añade función Launch Control. Nos ponemos en marcha y ese cambio nos facilita la vida en ciudad, donde este Golf GTI se comporta como cualquier otro. No es brusco ni incómodo. Y hay que decir, además, que la evolución del motor EA888 le sienta de maravilla al consumo, porque ha bajado muy considerablemente respecto a su antecesor. Ahora ya no hay excusas para que este GTI pueda ser tu Golf de diario.

Cierto es que si hubieran apostado por la microhibridación la cosa mejoraría, sobre todo porque conseguiría la etiqueta ECO de la DGT. Pero todo no se puede…

Tampoco le tiene miedo a largos viajes por carretera. Muestra de ello es que a 120 km/h su consumo se queda en apenas 6,5 l/100 km; una cifra irrisoria, que le permite estirar mucho los 50 litros que caben en su depósito.

Para conseguirlo se beneficia de un modo de conducción Eco, además de la cada vez más común función 'inercia', que ahora entra en acción en cualquier modo de conducción, siempre que el cambio no esté en el programa Sport o en secuencial.

Pero también se puede seleccionar el programa Comfort, que, como el anterior, modifica parámetros como la dirección, el cambio o el sonido del motor -artificial, pero muy conseguido-. O incluso la suspensión, siempre que hayamos desembolsado los 900 euros que Volkswagen pide por el chasis DCC, algo un poco surrealista viendo el precio del nuevo Golf GTI.

Surrealista es también que el DCC tenga 15 'set up' entre el ajuste más confortable y el más deportivo, de forma que deberás ser Fernando Alonso para intuir diferencias de uno en uno… Yo me pierdo. Y lo que es mejor, él lo hace perfectamente en los modos predeterminados. Y es que si lo quieres hacer de forma personalizada, deberás seleccionarlo desde el modo Individual.

Como buen GTI, la octava entrega también tiene su carácter

Además de ser el más lógico de la historia, también es el más deportivo, porque entre otras cosas también es el más potente. Y es que su 2.0 TSI ahora entrega 245 CV, que es lo que antes ofrecían los GTI Performance y que son 25 más que uno 'normal' de séptima generación, al que medimos un gasto medio de 7,3 l/100 km en su día.

Pero eso hay que comprobarlo, y para ello ponemos rumbo a nuestro circuito de pruebas. Allí corroboramos que este Golf GTI corre más que de sobra, porque aunque requirió tres décimas más de lo homologado para acelerar de 0 a 100 km/h, los 6,5 segundos que le medimos ya son extraordinarios. A ello ayuda el mencionado Launch Control, aunque pierde demasiada rueda desde parado. Y eso que esta unidad equipaba neumáticos 225/40 R18… Igual con otro compuesto la cosa mejoraría.

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Te diré que el primer kilómetro lo cubre en 25,9 segundos y que de él sale a 212 km/h, que se dice pronto. Y, claro está, recupera como un auténtico deportivo, de forma que adelantar se convierte en un juego de niños.

Pero este Golf GTI no solo corre, sino que además corre muy bien. Se sustenta sobre la moderna plataforma MQB Evo, con suspensiones independientes en ambos ejes. Cierto es que pesa unos 100 kilos más que su antecesor, pero los disimula de maravilla. Y más en modo Sport, donde nos deleita con un paso por curva realmente efectivo. Hay muy pocas oscilaciones de su carrocería y la dirección muy directa termina de rizar el rizo en un memorable conjunto que te sacará una sonrisa constantemente. Todo roza la perfección, porque incluso su diferencial VAQ -que, ya puestos, debería ser mecánico- se combina con el nuevo Gestor de Dinámica de Marcha, una especie de cerebro que adapta todos sus sistemas electrónicos para que disfrutes como un niño. Y, lo más importante, sin sobresaltos. Nunca detectarás que sus ruedas delanteras pierdan adherencia al salir de las curvas, como tampoco sacará a relucir un carácter subvirador, propio de los coches de tracción delantera muy potentes.

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Este Golf GTI es sensacional, pero no perfecto. ¿Quién ha quitado el modo secuencial de la palanca? Aunque su dirección es muy directa, a veces 'pierdes' sus levas en curvas cerradas. Y esta unidad en concreto tampoco brilló en cuestión de frenos, que nos llegaron maltratados porque el coche venía de un evento en el circuito del Jarama. No os asustéis por las largas distancias medidas, porque no pasa en todos. Además, el tacto del pedal es muy bueno.

Y como en otros Golf de esta octava generación, su ergonomía deja que desear, ya que casi todo se controla desde su pantalla central. Resulta algo incomprensible, sobre todo porque Volkswagen siempre ha promulgado la lógica a lo largo de la historia. Y, de remate, su precio es muy alto, pues lo que comenzó en 1976 como un deportivo asequible, ahora se ha convertido en un auténtico artículo de lujo.

LA CLAVE

La octava generación del Golf GTI es la más equilibrada de la historia. Tan rápido como confortable, tan dinámico como eficiente, podría ser tu coche para todos los días. Y dudo que te cansaras de ello. Yo no lo haría. Pero el aura que rodea al Golf se paga a precio de oro, y hay detalles de ergonomía que habría que revisar.