De cada 100 coches que se venden actualmente en España, 22 de ellos pertenecen al segmento SUV-B, el segundo de mayor volumen y que se ha multiplicado por diez en los últimos diez años. Precisamente Opel apunta al centro de la diana del segmento -recuerda que también tienen el Crossland- con este Mokka, que solo conserva el nombre con su antecesor, del que se vendieron más de un millón de unidades en Europa desde 2012.
Tanto es así que nace ya bajo el paraguas de Stellantis y sobre la plataforma CMP; que comparte con C4, DS3 Crossback, Corsa, 208, 2008… Y unos cuantos más. Y los que vendrán.
Esa plataforma le da una nueva vida al Mokka, porque gracias a ella ahorra 120 kilos de peso, gana un 15% en rigidez, suma 2 milímetros de batalla -aún así es 124 milímetros más corto que antes-… Y se adapta a la perfección a su versión eléctrica. Y ese punto también marca ciertos detalles a mejorar, como un montante lateral más alto de lo normal, que obliga a levantar la pierna en exceso para entrar al vehículo y así no tropezar.
Quitando ese detalle, ya hay ganas de poner en marcha el conocido 1.2 Turbo -PureTech en sus 'primos'-, que llega acompañado del cambio EAT8, una alternativa al manual y que requiere un desembolso extra de unos 1.800 euros. Si bien, es la única opción con este acabado GS Line Plus. Pero no así en el GS Line 'a secas'.
Si te vas a mover con asiduidad por la ciudad, el EAT8 es la opción perfecta por la despreocupación que conlleva seleccionar 'D' -el mando embutido y con pequeños botones para 'Parking' o el modo 'Manual' no es de lo mejor- y dejar así descansar a tu pie izquierdo. Pero es curioso el conflicto interno que cambio y Start/Stop tienen en las típicas situaciones de moverse a baja velocidad en retenciones por ejemplo, porque no sabe si apagar el motor o arrancarlo. Y es en ocasiones algo desagradable. Sin pasar por alto que en ciudad no es un 'mechero' que digamos. Ni usando el modo 'ECO', el único programa en el que este Mokka activa la función 'inercia', que engrana punto muerto al dejar de acelerar para arañar unas décimas al consumo. Lo hace tan bien, que debería actuar también en el modo 'Normal'.
A pesar de su naturaleza SUV, el Mokka no tiene un puesto de conducción excesivamente elevado, aunque sí lo justo para mejorar la visibilidad respecto a un turismo y no forzar la posición de conducción, muy confortable, con buenos asientos y con todo a mano. Igual demasiado, porque si el acompañante quiere manipular su pantalla central, no será sencillo por su orientación.
Hablando de pantallas, decir que todos los Mokka ya equipan cuadro digital y pantalla táctil, ambos con 7''. Pero si queremos esta configuración llamada Pure Panel, con un cuadro de 12'' y una central de 10'', hay que pasar por caja. Se agradecen los botones para acceder rápidamente a las funciones de su pantalla, así como los mandos para el climatizador, que intenta despistarte con ruletas de temperatura para conductor y acompañante. Pero no es bizona.
Las plazas delanteras son muy agradables en todos los sentidos, pero las traseras es como pasar a clase turista. Primero. Acceder no es sencillo por la altura del montante antes mencionado y por la forma de su puerta. Segundo. No se entiende que no haya luces de lectura traseras -tampoco hay iluminación ambiental-. Tercero. Aquí abundan los plásticos duros y no hay más tela que en sus asientos. Entendible nos parece la ausencia de salidas de ventilación, aunque sí hay dos USB y un buen espacio para sus ocupantes, tanto que con un conductor de 1,75 metros de estatura, detrás hay 68 centímetros para las piernas y buena altura libre al techo. En este sentido, nada que objetar.
Tampoco en su capacidad de maletero, el cual luce anclajes para un doble fondo, que no se contempla en su lista de opciones. El plano de carga está alto y el botón para abrirlo siempre estará sucio, porque lo han colocado por encima de la matrícula.
Esta versión vale para todo
Muchos pensarán en el Mokka como un SUV para moverse por la ciudad y sus alrededores, pero quien apueste por este con 130 CV, seguro que mira mucho más lejos. Y bien que hace, porque esta versión vale para todo y no se amedrenta frente a largos viajes por carretera, donde su aerodinámica -tiene un Cx de 0,32- reduce los decibelios, que son muy bajos, mientras que su octava marcha baja el régimen de giro del motor para aminorar el consumo, que a 120 km/h es más que convincente con los 6,4 l/100 km medidos.
Esa plataforma CMP conlleva suaves suspensiones que harán que los kilómetros no cansen. No filtran tanto como las Advanced Comfort usadas por sus 'primos' franceses y casi que se agradece, sobre todo cuando aparecen las curvas, porque este Mokka es algo más firme. Solo algo, porque el confort sigue siendo la nota predominante en él, aun si va equipado con estas llantas de 18 pulgadas, que son de serie en los GS Line Plus.
No es nada incómodo -no equipa; ni puede, suspensión activa-, pero si el firme está muy roto, sí que se nota algo 'rebotón'. Los frenos, como la dirección, cumplen con nota en este Mokka, cuyo modo 'Sport' tan solo afecta al tacto de esta última, así como a la gestión del motor y del cambio automático, que esconde levas en su volante.
El 1.2 Turbo es un viejo conocido, y una opción más que solvente que mueve con gran soltura sus 1.295 kilos. Y es que se le nota ligero, cosa que se agradece. Sus 130 caballos cunden más que de sobra y presume de buenas prestaciones. Cierto es que no hemos conseguido los tiempos de aceleración homologados por la firma del rayo, pero no es lento. Muestra de ello es que recupera de 80 a 120 km/h una décima de segundo más rápido que un Audi Q3 35 TFSI S tronic con 150 CV.
Opel da en el clavo con el diseño de este Mokka, el primero en estrenar el estilo 'Vizor'. Y es que entra por los ojos desde el minuto uno, aspecto de vital ayuda en un segmento muy competitivo y donde tiene hasta 28 rivales pisándole los talones.
Para atraer al cliente también ofrece un completo equipamiento, donde los sensacionales faros Intellilux LED deberían ser de serie, así como algunos sistemas de ayuda a la conducción, que se relegan a la lista de opciones en este SUV de 4,15 metros de largo, que se queda en 25.400 euros con descuento.
LA CLAVE
Opel da en el clavo con la imagen del nuevo Mokka, algo vital para triunfar en el competido segmento SUV-B. Espacioso, cómodo, equipado, prestacional… Esta versión en concreto es realmente interesante para quien busque un desenfadado vehículo que valga para la ciudad y sus escapadas.
EL DETALLE
Mokka-e. Alternativa '0 emisiones'
La gama mecánica del Mokka no se anda con medias tintas y pasa del distintivo 'C' al '0', ya que no contempla mecánicas híbridas o electrificadas de 48 voltios. Por lo tanto, quienes busquen la opción más eficiente deberán apostar por este Mokka-e, un eléctrico puro, que nace de la misma plataforma CMP y que esconde unas baterías con 50 kWh. Estas le procuran una autonomía de 324 km en ciclo WLTP y pueden cargarse al 80% en solo 30 minutos. Ofrece buenas prestaciones y por si estás interesado, ahora lo tienes por debajo de 20.000 euros con MOVES III.