En un verano en el que el precio de los carburantes alcanza valores jamás pensados -no hablemos ya del precio de la luz-, llenar el depósito de este Audi Q5 40 TDI quattro S tronic nos saldrá por unos 95 euros. Y con él una familia al completo podría viajar desde Barcelona a Marbella sin necesidad de poner un pie en el suelo para repostar. Y además, aún sobraría para recorrer otros 30 kilómetros extra, pues a 120 km/h nuestro protagonista firma un consumo de tan solo 6,6 l/100 km. Algo impensable hace años para un SUV de su tamaño, con 204 CV de potencia, que pesa 1.880 kilos y, que en este caso concreto, equipa unos neumáticos con unas dimensiones propias de un R8. Pero ojo, porque con la última actualización del Q5, hay llantas de hasta 21 pulgadas.
Estos datos de consumo son solo la carta de presentación de este Q5, que se convierte en un verdadero 'tiramillas' para viajar en familia, capaz de conseguir valores de consumos inalcanzables para híbridos o híbridos enchufables -hablamos de desplazamientos largos-. Y no digamos si lo comparamos con un eléctrico puro, porque si recurres a cargadores rápidos en tu camino, ese trayecto podría salirte incluso más caro.
Bendecidos hace años, pero estigmatizados a día de hoy, los diésel continúan siendo una opción a no desechar a la primera de cambio. Primero porque en este caso, su tecnología 'híbrida ligera' de 12 voltios -Audi recurre a los 48 en los V6 y V8- le permite conseguir la ansiada etiqueta ECO de la DGT. Y lo segundo, porque la firma de Ingolstadt estrena en este Q5 el sistema de doble inyección de AdBlue para minimizar al máximo las emisiones de dióxido de nitrógeno. Y para ello también viene equipado con un depósito extra en el que caben nada menos que 24 litros de este aditivo.
Para conseguir estos niveles de consumo también se recurre a un 'Start/Stop' que apaga el motor al bajar de 22 km/h, a un sistema de tracción quattro que añade la denominación 'Ultra' -siempre funciona como un tracción delantera a no ser que detecte una pérdida de adherencia-, o a su sistema de 'inercia', que engrana punto muerto al dejar de acelerar y siempre que el cambio esté en posición D. Da igual que hayamos seleccionado el programa Dynamic, Auto, Efficiency… lo hace siempre y de manera brillante. Con el cambio en S o en secuencial es otro cantar.
Placer de conducción
Viajar con este Audi Q5 es un verdadero placer para los sentidos, porque se han esmerado en aislar al máximo su habitáculo, de la misma forma que las suspensiones nos evaden de lo que pasa por debajo de nosotros. Más en este caso, donde se recurre a una suspensión neumática adaptativa que cuesta 2.585 euros. En todo momento adapta su dureza para ofrecer un comportamiento dinámico sensacional y se trata de un elemento clave para disimular su peso cuando aparecen curvas.
Tanto es así que este Q5 va mucho mejor de lo que pudiera uno pensar al hablar de un SUV con 1,66 metros de estatura. También sus neumáticos 255/40 R20 aquí tienen mucho que decir, sin olvidar que también son los 'culpables' de registrar unas distancias de frenado propias de un deportivo.
Si apuestas por esta suspensión -además de la de serie se ofrece una deportiva, una adaptativa y esta, sin olvidar un dirección progresiva, todo ello para acentuar su dinamismo- se añaden los modos de conducción 'off-road' y 'allroad' específicos para circular fuera del asfalto y que entre otros, elevan su altura libre al suelo.
Bajo su capó se esconde un conocido motor de dos litros y cuatro cilindros que ofrece niveles de potencia y de par motor más que suficientes. Muestra de ello son las prestaciones que firma y que podían haber sido aún mejores de venir equipado con las gomas de serie.
A pesar de todo ello, en 7,9 segundos acelera de 0 a 100 km/h, puede salir del primer kilómetro desde parado a 177 km/h y solo requiere de 6,0 segundos para efectuar una recuperación de 80 a 120 km/h, justo lo mismo que medimos a un Kia Sorento Hybrid con 230 CV y etiqueta ECO, pero el cual firmó un consumo medio de 8,4 l/100 km.
Habrás detectado en la valoración de 'Debe Mejorar' lo de los detalles de su S tronic, que no es otra cosa que la elevada cantidad de veces que cambia de 7ª a 6ª, y viceversa, cuando circulamos a 120 km/h. Una particularidad que afea ligeramente los viajes porque a ese ritmo su 2.0 TDI gira a 1.729 rpm, cuando el par motor máximo lo da a partir de 1.750. De ahí que busque una marcha inferior con solo acariciar el acelerador para intentar ganar algo de velocidad.
Del Q5 poco que criticar, porque se trata de un SUV acabado a la perfección y muy espacioso, en el que cuatro adultos viajan como reyes, porque el quinto tendrá que lidiar con un voluminoso túnel central.
Con esta última actualización el Q5 estrena además el sistema de infoentretenimiento MIB3, que incorpora una pantalla central de 10,1 pulgadas, ahora táctil. Mucho más intuitiva que su anterior mando central, no hubiera estado de más una superficie para apoyar la mano, porque en marcha hay que apuntar para no errar el tiro sobre lo que queremos tocar. Además, el espacio liberado por delante del cambio no es muy útil que digamos.
Como la firma de los cuatro aros nos tiene acostumbrados, la dotación de serie presenta lagunas como el Audi Virtual Cockpit, la cámara de visión trasera, el retrovisor fotosensible, el cargador inalámbrico… No son elementos obligados, pero el ISOFIX para el acompañante o el sistema Pre Sense Basic se pagan aparte por 120 y 325 euros respectivamente en un vehículo que arranca en más de 52.000 euros.
LA CLAVE
Pierde el miedo al díesel, más si hablamos de este Q5, porque es limpio y eficiente a más no poder. Y es que este tecnológico SUV gasta lo justo y anda más que de sobra para el 99% del público. Espacioso y confortable, peca en equipamiento de serie, detalle que hace que su precio final pueda dispararse.