El Volvo XC60 ha sido el modelo más importante de la historia reciente de Volvo, de hecho su primera generación fue el SUV Premium más vendido de Europa, con unas matriculaciones totales entre 2009 y 2018 superiores a los 1.7 millones de coches. Ahora ve la luz el restyling de la segunda generación, que cuenta con ligeras modificaciones estéticas y mejora en el equipamiento, fundamentalmente en el equipo multimedia.
El frontal recibe un nuevo paragolpes completamente rediseñado, contando además con una nueva parrilla cromada e inéditas molduras en este mismo material. El lateral estrena diseños de llantas, sin modificar las medidas disponibles, mientras que en la parte trasera la novedad más importantes viene determinada por la eliminación de las salidas de escape vistas, que desaparecen por completo, mientras que los tubos del escape reales están escamoteados debajo del paragolpes.
En el interior ofrece ahora un acabado 100% libre de cuero, material sustituido por tapicerías textiles tipo City Weave, mientras que en materia de ergonomía y diseño en general no existen cambios apreciables, manteniendo la tablet central de 9 pulgadas, que en el momento del lanzamiento del modelo llamaba la atención por su tamaño pero ahora está dentro de la media.
Hey Google
Una de las principales novedades afecta precisamente a la multimedia, pues ahora pasa a funcionar directamente con Google/Android a la orden de «Hey Google», una solución estrenada por el XC40 a nivel mundial y que no deja de sorprendernos positivamente. Por un lado nos permite usar las apps habituales desarrolladas por Android como el Google Maps o el Waze, y por otro incluye un sistema de reconocimiento de órdenes vocales que roza la perfección. Es el primer vehículo en el que nos sentimos realmente cómodos haciendo uso del mismo y que nos evita retirar la vista de la carretera para acciones habituales como manejar la radio o la climatización. Se trata de una novedad que ya están introduciendo progresivamente otros fabricantes en sus modelos.
Las novedades mecánicas van un paso más allá, especialmente en las versiones enchufables de altas prestaciones T6 y T8 Recharge, con 350 y 455 caballos respectivamente. De hecho el T8 pasa a ser Volvo jamás fabricado. En ambos casos cuenta con preparación Polestar, aunque algo más exigente en el T8. La sustitución de la batería de 11,6 kWh por otra de 18,8 kWh le permite ampliar su autonomía de forma notable, homologando 79 y 72 kilómetros de acuerdo con protocolo WLTP, una cifra más que suficiente para cubrir los 50 kilómetros diarios que realizan de media los usuarios de Volvo, de acuerdo con estudios internos de la marca.
De la misma forma el motor trasero gana en potencia hasta los 145 caballos, lo que les permite elevar la potencia final hasta los citados 350 y 455 caballos respectivamente. En paralelo se mejora el sistema de frenada regenerativa, introduciendo la función one pedal, para evitar que tengamos que usar el pedal de freno para nada.
También híbrido no enchufable
La oferta de motores se completa con dos variantes mild hybrid, una gasolina y otra diésel, ambas bajo la denominación B4 y ambas con 197 caballos de potencia, contando con un motor eléctrico de asistencia con 15 caballos, y ofreciendo la tracción integral de forma opcional, lo que le permite acceder a la etiqueta Eco, frente a la Cero de los T6 y los T8.
Durante la toma de contacto con diferentes versiones del modelo nos ha llamado la atención la suavidad de funcionamiento y el excelente aislamiento del habitáculo, hasta el punto de que resulta realmente complicado detectar si rodamos en modo eléctrico o gasolina. Disponemos de un selector de modos de conducción desde el que podemos escoger rodar en modo eléctrico, híbrido automático, power (que suma toda la potencia disponible) e incluso recargar la batería con el motor gasolina.
En materia de precios, la gama comienza en los 49.000 euros, mientras que las versiones T6 y T8 Polestar cuestan 61.000 euros y 78.700 euros respectivamente.