De los 16 modelos que Ford tiene en su actual gama, diez ofrecenalguna versión electrificada en mayor o menor medida. Es el 63% de su oferta, cifra que irá creciendo a medida que la normativa de emisiones contaminantes se vuelva más exigente. Entonces, hasta su legendario 'pony car' sucumbirá a la alta tensión.
Mientras tanto al Mustang le queda vida por delante para trasladar a los amantes del automovilismo a épocas en las que los coches eran un objeto de culto, hacían ruido a su paso o desprendían un olor a gasolina que ni el mejor perfume de Hermès. Vamos, cuando hablábamos de coches y no de electrodomésticos para ir del punto A al punto B.
Los del óvalo azul lo bordaron con la sexta generación, la primera desarrollada con Europa en el punto de mira. La esencia del original se trasladó a este Mustang, lanzado allá por 2015, cuya versión Mach 1 se convierte en su máximo exponente, al igual que sucedió con el original y con su 5.8 V8 allá por 1968.
Este pequeño detalle también se encuentra bajo el capó de este Mach 1 del Siglo XXI; y es una de sus señas de identidad, al igual que los adhesivos exteriores, un paquete aerodinámico diferente al usado por los GT, unas exclusivas llantas de 19 pulgadas… En definitiva, todo lo necesario para que no sea necesario explicar qué conduces y por qué te has gastado 15.500 euros más que en un Mustang GT equivalente.
Dejando a un lado el tema estético, acomodarse en este Mustang Mach 1 es como si lo hicieras en un confortable Ford Mondeo. Además es amplio, incluso detrás, donde acceder sí requiere paciencia, porque primero se abate el respaldo y después se mueve la banqueta; eléctrica y lenta. Sus ajustes y materiales no son su punto fuerte, pero de serlo, estaríamos hablando de un coupé de firma premium que costaría el doble.
Además, en cuanto pulsas el botón de arranque… ¿Qué decías de ajustes? El sonido que emerge por su escape deportivo es como si el mismísimo Elvis Presley te cantase al oído.
Se vende manual y automático, 3.000 euros más caro y perfecto para los 'comodones'. También por si lo usas en ciudad, donde ya te aviso, gasta lo que quiere. En parte por no tener Start/Stop. Pero es sólo una parte. Su consumo se eleva porque cada vez que se pone el semáforo en verde es como si comenzara una carrera de cuarto de milla. Y ojo porque uno de sus modos de conducción se ha creado precisamente para ese cometido. Incluso tiene cuenta atrás y otro modo que bloquea las ruedas delanteras para directamente quemar sus 275/40 R19 traseras a razón de 300 euros la unidad. Curiosamente no hay 'launch control', función que si tienen los manuales y que le permitiría no ceder esas cuatro décimas a la hora de acelerar de 0 a 100 km/h. Aun así, este Mustang Mach 1 es muy rápido, tanto que recupera de 80 a 120 km/h en dos décimas más que un RS Q8 de 600 CV. Esa sensación de rapidez se incrementa por el sonido de sus escapes activos -hay cuatro modos, uno llamado Silencio- y por el que proviene de su 5.0 V8 atmosférico, un corazón de la vieja escuela puesto a punto por Ford Performance para ganar 10 caballos respecto a los GT. Es una auténtica delicia con un par equiparable al de un Scania y capaz de acariciar las 7.500 vueltas, momento en el que se te eriza hasta el último vello del cuerpo. Todo ello combinado con un cambio de 10 velocidades, capaz de engranar la relación más larga a 70 km/h para ahorrar unas décimas de carburante, que son inyectadas en un santiamén con solo hundir tu pie derecho. Y es que a esa velocidad pasa de décima a segunda en lo que parpadeas.
Entonces se desata una guerra entre piloto y máquina, como si estuvieras a lomos de un potro salvaje de los que los yanquis usan en sus rodeos. Ir rápido es sencillo gracias a su chasis con suspensiones MagneRide -varían junto a otros parámetros en función del modo elegido: Normal, My Mode, Sport, Circuito, Carril de aceleración y Nieve/Mojado-, a sus potentes frenos firmados por Brembo -delante hay pinzas de seis pistones-, a sus gomas Michelin Pilot Sport 4S, a su diferencial autoblocante mecánico… Pero ir muy rápido requiere valentía. Arañar décimas obliga a no dejarle pasar ni una a esta criatura de casi dos toneladas, cuya dirección debería ser algo más directa. Además no es pequeño -es más ancho que un Ranger- y mantenerlo siempre en tu carril requiere maestría y apuntar por el sitio sin errar el tiro. Si vas en la marcha idónea será complicado que se desmadre su zaga, sobre todo porque el motor atmosférico es lineal y si juegas con él, su eje trasero deslizará con dulzura y bajo control para disfrutar de la conducción con una criatura única en su especie.
LA CLAVE
Desconozco los Kuga PHEV que tiene que vender Ford para mantener con vida esta maravilla cuyo V8 es una obra de arte en peligro de extinción. Huye de la electrificación y los 'verdes' nos ponen cara de asesinos al pasar. Pero no importa, porque viajamos en un deportivo emocionante que todos deberían poder conducir una vez en sus vidas.