Que la apuesta de Audi por el Dakar es contundente nadie lo duda. Cuando la marca alemana se lanza a una nueva disciplina, es con el claro objetivo de triunfar; aunque en algún momento eso pueda parecer absurdo. Así fue en el Mundial de Rallys cuando apostaron por la tracción quattro o en las 24 Horas de Le Mans cuando decidieron participar con un diésel o más tarde con un híbrido.
Y lo mismo ha ocurrido ahora, en el Dakar, al anunciar su proyecto con el RS Q e-tron, con el que pretenden ser la primera marca que consiga vencer con un modelo que utilice propulsión eléctrica.
Pero en Audi, tal como comentaba Oliver Hoffman, máximo responsable de Desarrollo de la marca, a un reducido grupo de periodistas «somos una marca que evoluciona y que busca siempre sus límites», y por eso su apuesta en el Dakar es tan rompedora… Y de paso se coloca en vanguardia de cara a ese 'Dakar Future' anunciado que se traducirá en que de aquí a 2023 solo participarán vehículos propulsados con sistemas de bajas emisiones tanto en coches como en camiones.
Con ese horizonte, está claro que en Audi se han adelantado y han empezado a sentar las bases de los futuros éxitos: ya han puesto la primera piedra para conseguir la victoria en el Dakar. No va a ser en esta edición, porque la segunda etapa, con el polémico roadbook ya acabó con las posibilidades de Carlos Sainz. Pero solo un día después el Audi RS Q e-Tron pilotado por Carlos Sainz se convertía en el primer modelo de energías alternativas en vencer en una etapa del mítico rally. Era la victoria de etapa número 40 del madrileño. Y la demostración de que el coche está preparado para la victoria.
Así lo confirmaba Carlos Sainz al inicio de la quinta etapa cuando nos decía: «Este coche sin los 200 kilos que llevamos de pasajeros -refiriéndose al peso de las baterías- es un cohete». Y eso, dicho por un inconformista que siempre busca el punto de mejora en cada coche que conduce, parece un halago cargado de razones. Y así lo ha demostrado, mejorando en cada etapa. Porque, teniendo en cuenta que este Dakar es la primera prueba que corre, el potencial del RS Q e-tron, una vez se solucionen ciertos problemas ajenos a la complejidad tecnológica de la propuesta de Audi es brutal.
De hecho, hasta que se sucedieron dos problemas consecutivos -una rotura de la suspensión y la pérdida de una rueda-, Carlos iba completando etapas con el ritmo de carrera que parece va a llevar al qatarí a lograr un nuevo título. Si a eso unimos otros detalles que hablan de su robustez, como que en la cuarta etapa Sainz recorrió los últimos 130 kilometros con un palier roto y acabó en tercera posición, vemos que el potencial existe.
Y tras la jornada de descanso, parece que empieza a mostrarse con mayor contundencia. En la sexta etapa -el día anterior al de descanso- Mattias Ekstrom perdió la victoria cuando a escasos 1.000 metros de la meta tuvo que dar la vuelta para buscar un waypoint por el que no había pasado y quedó segundo, a 1:06 del ganador. Pero dos días después se ha tomado la revancha al lograr la segunda victoria para Audi, que casi logra un triplete, pues tras Ekstrom, entró Peterhansel y Loeb, con Carlos Sainz en cuarta posición separado por solo cuatro segundos del francés.
La primera piedra de este reto de conseguir la victoria en el Dakar con un vehículo de energías alternativas está puesta. Y aunque las dos victorias de la marca alemana por el momento, no compensan el no estar luchando por la victoria este año, demuestran que hay capacidad y determinación para conseguirlo. Así lo explica el propio Carlos Sainz: El primer año para un coche nuevo en el Dakar siempre es complicado, y se está viendo aquí, pero el potencial es muy bueno y creo que esto nos servirá para aprender mucho en esta edición y preparar el futuro con más optimismo: estamos colocando las piezas para intentar luchar el próximo año por la victoria».