Volkswagen tiene una amplia oferta de modelos de corte SUV y es líder con este formato en el segmento urbano, en el que el T-Cross y el T-Roc sumaron casi 30.000 unidades en nuestro país el pasado año. Y ahora llega el Taigo, el primer SUV coupé de la marca alemana y con el que pretende reforzar el liderato en este segmento B-SUV. Y algo nos toca de cerca porque se fabrica en la planta de Navarra en exclusiva para todo el mundo, compartiendo línea de montaje con el Polo y el T-Cross.
Mayor presencia física
Es evidente que el nuevo Taigo comparte con estos dos modelos prácticamente toda su genética a nivel de plataforma, motores, cajas de cambio…, pero basta con echar un vistazo para comprobar que estamos ante un vehículo con mucha más presencia. Es igual de ancho (1,76 metros) que el T-Cross, estira ligeramente la distancia entre ejes hasta los 2,57 metros, es algo más bajo (1,52) y, sobre todo, bastante más largo, ya que mide 4,27 metros, superando incluso al T-Roc.
Además de un diseño más deportivo no se pasa por alto su condición SUV, con líneas muy marcadas, pasos de rueda generosos rematados en negro, faros matriciales y una firmas lumínicas en led que van de lado a lado tanto en el frontal como en el zaga, y que le identifican claramente. Además contempla llantas de hasta 18 pulgadas.
El interior no se sale del guión establecido en el T-Cross, con un cuadro Digital Cockpit que presenta 10,25 pulgadas en el mejor de los casos (8 en la versión de acceso) y una pantalla táctil de 9,2 pulgadas en el salpicadero que goza de una gran definición. Todo nos resulta familiar, pero comprobamos que vamos sentados de una manera diferente, algo más bajos que en el T-Cross y con una postura más deportiva. Eso nos permite gozar de la misma altura al techo. Y suma un airbag central que se ubica entre las dos butacas delanteras.
Algo similar ocurre en las plazas traseras, donde el espacio para las piernas y las cotas de anchura (1330 milímetros) y altura (950) son prácticamente un calco con el T-Cross. También el voluminoso túnel central, un mal común y algo incomprensible para un modelo de tracción delantera que no suma versiones con tracción total.
Maletero con 440 litros
Sin embargo, brilla más al abrir el portón trasero y comprobar que ofrece un capacidad de 440 litros, muy diáfanos además (1.222 abatiendo el respaldo). El estirón del voladizo trasero obra el milagro, situándose en este sentido entre los mejores de su categoría, que no rivales, porque si nos ponemos en plan purista la verdad es que cuesta encontrarlos. O son SUV a secas o los que rematan la zaga con trazos coupé son más grandes.
La gama del Taigo es simple. No hay diésel y tampoco variantes híbridas o mild hybrid (la plataforma MQB A0 no las admite) que le privan de la etiqueta medioambiental ECO. Volkswagen lo justifica alegando que en este segmento el precio es de vital importancia. Por lo tanto se lo juega todo a los conocidos y eficientes bloques de gasolina 1.0 TSI tricilíndrico, con 95 CV y 110 CV, y 1.5 TSI, ya con cuatro cilindros que eroga 150 CV. El cambio es manual de cinco relaciones en el primero, en la versión intermedia ya es de seis y añade la posibilidad de una transmisión automática DSG de siete, que es de serie en el más potente. La tracción siempre es delantera.
Además pone en juego dos acabados: Life y R-line. Y en este aspecto el Taigo también sube el listón en cuanto a equipamiento con respecto a sus hermanos de línea de montaje. Así presume de los mencionados faros matriciales IQ.Light o el avanzado asistente IQ.Drive Travel Assist, que combina el Lane Assist (asistente de mantenimiento de carril) con un control de crucero adaptativo en un claro guiño hacia la conducción semiautónoma (tenemos que agarrar con cierta tensión el volante, eso sí).
Dotación de serie muy avanzada
Este elemento se ofrece de serie con el acabado de acceso Life, que suma valores como el Digital Cockpit de 8 pulgadas, llantas de 16 pulgadas, faros led, climatizador bizona, Park Pilot, pantalla táctil Discover de 8 pulgadas, conectividad Wireless App Connect, alerta de fatiga del conductor, control de presión del aire en los neumáticos, freno multicolisión, Front Assist o retrovisor interior electrocromático, entre otras cosas.
El R-line se rodea de una imagen más deportiva con los paquetes exterior e interior R-Line y añade llantas de 17 pulgadas, acceso y arranque manos libres, Digital Cockpit de 10,25 pulgadas, faros led matriciales, cámara trasera y un eficiente diferencial electrónico XDS en el eje delantero que ayuda a gestionar de una manera más ordenada la motricidad.
En nuestra toma de contacto tuvimos ocasión de probar las versiones 1.0 TSI 110 DSG y 1.5 TSI 150 DSG, ambas con el acabado R-Line. Comenzamos con el más modesto, sin duda la versión más equilibrada de la gama. Es una combinación muy agradable, ofrece un buen rendimiento, un consumo moderado (homologa 5,9 litros de media) y sólo en fuertes aceleraciones y al ralentí descubriremos su naturaleza tricilíndrica porque el sonido es diferente y llega alguna vibración más. Nada preocupante, por otra parte.
Centro de gravedad más bajo
A pesar de que la pisada del vehículo y el proceso de fabricación no varía con respecto al T-Cross, sí es cierto que su mejor aerodinámica y su centro de gravedad más bajo redundan en un comportamiento algo más dinámico (la altura al suelo es de 14,9 centímetros en ambos modelos). No hay cambios a nivel de chasis, aunque el tarado de la suspensión es algo más firme debido al ligero incremento de peso.
Cerramos la toma de contacto con la versión más potente. Además de más prestacional, se muestra más refinada porque el motor gira más redondo. La dirección comunica pese a no ser extremadamente directa (2,7 vueltas de volante entre topes), acelera con rigor (8,3 segundos en el 0-100 km/h), alcanza los 212 km/h y nos dio la sensación de ir más 'duro', aunque la lógica nos hace pensar que es cuestión de neumáticos (215/45 R18) frente al mayor perfil (205/55 R17) del TSI 110 CV.
El cambio es rápido, cuenta con un programa deportivo y el asistente de conducción nos ofrece la posibilidad de elegir entre los perfiles Eco, Normal, Sport e Individual, que nos permite cambiar ligeramente parámetros de la dirección y la propulsión. No contempla amortiguadores adaptativos. Los asientos delanteros son confortables y sujetan bien el cuerpo, y sólo en giros cerrados la visibilidad fronto-lateral nos indica que es mejorable. En este caso homologa 6,1 litros de media. A ritmo sosegado por carretera firmamos 5,1 litros, pero también vimos 8,5 litros pasando un buen rato en un tramo de montaña.
Y concluimos con el precio. La diferencia con el T-Cross en sus respectivas versiones de acceso apenas llega a 500 euros, un coste que parece muy asumible por su mayor presencia, maletero y exclusividad. Yo lo tengo claro. El Taigo se puede adquirir desde 22.600 euros con descuentos y financiación con la marca.
PRECIOS VW TAIGO
– 1.0 TSI 95 CV Life 24.700 euros
– 1.0 TSI 110 CV Life 25.500 euros
– 1.0 TSI 110 CV R-line 28.500 euros
– 1.0 TSI 110 CV DSG Life 26.800 euros
– 1.0 TSI 110 CV DSG R-line 29.800 euros
– 1.5 TSI 150 CV DSG R-line 31.800 euros