Nada menos que ocho modelos utilitarios se enfrentaban entre sí por el trono del coche más y mejor adaptado para la ciudad. Modelos fáciles de conducir, económicos al adquirirlos y ahorradores en el día a día a los que, además, no les faltaba encanto. Desde el Fiat Uno al Volkswagen Polo, éstos eran los reyes del tráfico urbano.