El Suzuki S-Cross ha crecido. No en tamaño, porque mantiene casi idénticas las dimensiones respecto a su antecesor. la firma nipona lo ha hecho en todos los apartados sobre una nueva imagen, para ser un coche más efectivo y agradable de conducir que antes, con un buen equilibrio general y un completo equipamiento, actualizado a la última en conectividad y asistentes electrónicos.
El Suzuki S-Cross ha ganado en empaque, con una imagen más solida y mucho más actual. Y ofrece un interior más digitalizado y conectado, ampliando el equipamiento, sobre todo en cuanto a asistentes electrónicos. Sin embargo no ofrece cambios profundos ni a nivel de chasis ni en cuanto a motor, manteniendo el 1.4 sobrealimentado con hibridación ligera como única opción disponible. En el caso de nuestra unidad de pruebas asociado a la caja automática de seis velocidades de convertidor de par, a la tracción 4×4 y con el acabado S3, el más completo.
Misma plataforma, el resultado es un coche ágil.
Y es que, a pesar de que Suzuki la considera una nueva generación, la tercera del Suzuki S-Cross, después de su lanzamiento en 2013, utiliza la misma plataforma, con una distancia entre ejes idéntica y unas dimensiones exteriores calcadas. Sobre una idéntica geometría de suspensiones –McPherson delante y de rueda tirada con eje torsional detrás–, se ha afinado su puesta a punto, y se siente mejor asentado, con una pisada firme y un paso por curva muy neutro, con la carrocería bien sujeta, sin oscilaciones verticales que desconfiguren la trazada deseada y asimilando con naturalidad los cambios de carga. Utiliza una suspensión algo dura pero con la compresión al principio, por lo que no se nota sobre buen firme, absorbiendo las irregularidades de la carretera con naturalidad y transmitiendo un confort adecuado para los pasajeros. El resultado es un coche ágil, que transmite confianza a su conductor, con una dirección mejorable por tacto y rapidez, pero que no desentona para viajar por carretera.
Motor 1.4 turbo BoosterJet.
El motor 1.4 turbo BoosterJet permite una aceleración notable y también es capaz de recuperar con decisión para dar confianza en los adelantamientos, asociado al cambio automático 6AT, algo lento en las transiciones entre marchas al reducir, pero una opción interesante que consideraría. A velocidades de crucero entre 100 y 120 km/h se mueve entre 6 y 7 l/100 km, una cifra correcta, que resulta algo elevada cuando realizamos una conducción decidida. No tiene la calidad de rodadura de algunos de sus rivales, pero el S-Cross es un buen aliado para viajar.
Con sistema de tracción 4×4 All Grip y etiqueta ECO
La tracción 4×4 de este Suzuki S-Cross suma en este apartado a pesar del peso extra y ofrece una alta capacidad de tracción, incluso con el asfalto muy frío y en tramos húmedos por donde nos hemos movido. El sistema de tracción 4×4 All Grip –de serie con los acabados S2 y S3 en las versiones 4×4– permite electrónicamente seleccionar cuatro perfiles de conducción (Auto, Sport, Snow y Lock) desde un mando giratorio en la consola central, de rápido acceso. Utiliza un diferencial viscoso central que reparte el par entre los ejes, funcionando en condiciones como tracción delantera. Y los diferentes modos permiten priorizar, según el terreno en que nos movamos, el ajuste de la cantidad de par sobre las ruedas traseras, así como la interacción del ESP, la respuesta del motor o la dirección. Así, si vamos a movernos por pistas o zonas de firme delicado, puede ser una excelente ayuda. Sus cotas TT y sus recorridos limitados de suspensión no son las de un todoterreno, pero por pistas no muy rotas se desenvuelve muy bien, disponiendo además del sistema de control de descenso.
Suzuki ha sido una de las marcas pioneras en incorporar la ayuda de un sistema de 48V para reducir consumo y emisiones en zonas urbanas, para ayudarle a arrancar y acelerar mientras circula y da marcha a bajas revoluciones. Que ya incorporaba la generación anterior del S-Cross disponiendo de la etiqueta ECO.
Interiores y asistentes electrónicos.
Como crossover el Suzuki S-Cross ofrece una posición elevada tras el volante, correcta para buscar un buen equilibrio con los pedales y cambio, a pesar de que la regulación del volante tiene muy poco recorrido. La cota de altura es algo justa en el asiento del copiloto con el techo panorámico de serie de esta versión S3, que no dispone, como sí tiene el del conductor, de regulación en altura. Atrás no hay problema en ninguna de las cotas, contando con un espacio suficientemente generoso para las rodillas de los pasajeros, pudiendo además reclinar el respaldo en dos posiciones, aunque la banqueta no tiene desplazamiento longitudinal. El habitáculo cuenta con numerosos huecos para objetos. El maletero, con 430 litros de capacidad, ofrece una buena capacidad para el tamaño de su carrocería.
El renovado salpicadero mejora su ergonomía, con una mejor disposición de los mandos y las salidas de aireación. Y con una pantalla central, ahora de 9 pulgadas en una posición más elevada y visible en el centro del salpicadero, con gráficos actualizados y un menú más completo. Incluye Apple Carplay y Android Auto inalámbrico, reconocimiento por voz y llamadas Bluetooth manos libres.
El sistema ‘Suzuki Safety Support’ recoge todos los asistentes electrónicos del Suzuki S-Cross, que ofrece una completa batería de opciones, de serie con este acabado S3. El nuevo S-Cross está disponible desde los 24.945 euros de la versión de tracción delantera y cambio manual con el acabado S1, siendo la variante probada con cambio automático, tracción 4×4 y el mayor equipamiento disponible, la más completa, con un precio desde 32.800 euros.
LA CLAVE
La nueva imagen es lo más reseñable en el cambio generacional del Suzuki S-Cross. Pero hay mucho más sobre la misma base mecánica que, aunque no se vea, se siente al volante positivamente. Un coche con buena habitabilidad para su tamaño y capacidad en carretera e incluso fuera. y con etiqueta ECO para la ciudad.