Un 12 de marzo de hace 75 años, Enzo Ferrari se puso al volante del primer coche que llevaría su nombre, el 125 S. Un hito que la marca celebra este año en su museo de Módena (Italia) con la exposición ‘Ferrari Forever’ (hasta el 17 de febrero de 2023), en la que ha abierto las puertas de su división más especial: el departamento Ferrari Clásico. Esta sección está habitualmente cerrada al público, lo que convierte la exposición en una muestra realmente única.
Inaugurado en 2006, Ferrari Clásico tiene como objetivo proteger el patrimonio de la marca y devolver a los coches históricos el esplendor de sus orígenes. La muestra da fe de ello con 15 modelos tan icónicos como el 250 GT Competizione Tour de France de 1956, diseñado por Sergio Scaglietti, o el 250 GT Cabriolet. Este último es obra de Pininfarina y fue uno de los modelos más codiciados por las estrellas del Hollywood de la época.
El departamento de clásicos de la marca está ubicado en el mismo edificio en el que Enzo Ferrari comenzó su andadura y se dedica a mantener, restaurar y autentificar los Ferrari de todas las épocas, incluidas leyendas del automóvil como el 412P, que se proclamó campeón de las 24 Horas de Daytona en 1967, o y el 357 F1, el primer Ferrari en ganar una carrera de Fórmula 1.
Siluetas Ferrari de aluminio
Entre las curiosidades de la exposición, los visitantes podrán deleitarse con los ejercicios de diseño de los carroceros que trabajaron para Ferrari entre las décadas de 1940 a 1960. En esos años, para fabricar coches que «encajaran en la visión del diseñador» se creaba una plantilla de referencia que daba una visión de la silueta final del vehículo. Para ello, se utilizaban láminas de metal, sobre todo de aluminio, que se moldeaban a mano y luego se unían. Una de esas plantillas está en exhibición; el ‘mascherone’ original del Ferrari 500 Mondial de 1953, una auténtica joya para la vista.
Pero la exposición va más allá de los propios vehículos y muestra, por ejemplo, cómo es el archivo histórico de Ferrari, donde se guardan las hojas de montaje de todos los coches producidos desde 1947. Este registro permite a los restauradores dar una nueva vida a los clásicos de la marca del cavallino rampante utilizando exactamente las mismas especificaciones que cuando el coche se fabricó en su origen y consultando los planos originales para crear las piezas necesarias.
La muestra también permite conocer de cerca otros aspectos del trabajo del departamento Ferrari Clásico, entre ellos el proceso para obtener el Certificación de autenticidad, reservado a los Ferrari de carretera, a los deportivos y a todos los prototipos con más de 20 años.