El británico Norman Foster, uno de los arquitectos más prestigiosos del mundo, presenta en el Museo Guggenheim de Bilbao una exposición que recorre la dimensión artística del automóvil y su vinculación con la arquitectura, el arte, la fotografía y el cine. La muestra es una oportunidad para disfrutar de casi 40 automóviles únicos que, en muchos casos, habían permanecido en colecciones privadas o instituciones y no habían sido mostrados en público jamás.
Coches que destacan por su particular belleza, sus elegantes formas, su carácter innovador, su tecnología, su visión del futuro… Algunos tan singulares como el Elektrischer Phaeton de 1900 (creado por Ferdinand Porsche cuando tenía 24 años) o el Lancia Stratos Zero (1970); otros tan conocidos como el Ford T (que revolucionó la producción en cadena) o el Aston Martin DB5 James Bond de 1964 (que popularizó el famoso 007) y otros tan sorprendentes como el Chrysler Airflow de 1934 o el Delahaye Type 165 (1939).
Norman Foster ha seleccionado personalmente cada una de las piezas que componen la exposición ‘Motion: Autos, Art, Architecture’, que cuenta con la colaboración de Iberdrola y Volkswagen y que permanecerá abierta al público hasta el 18 de septiembre.
‘Motion’ se despliega en diez espacios del Guggenheim. En concreto, se pueden visitar siete galerías que recorren, de forma casi cronológica, la historia del automóvil: ‘Comienzos, Esculturas, Popularización, Deportivos, Visionarios, Americana y Futuro’. Además, hay un espacio dedicado a los sonidos del automóvil, una experiencia sonora a partir de diez motores de coches, conceptualizada por Nick Mason —miembro de Pink Floyd–, un estudio de modelado en arcilla en funcionamiento y una zona dedicada a maquetas, que demuestra que el mundo automóvil va mucho más allá de los propios vehículos.
1Comienzos
Andy Warhol firma una de las obras que se pueden admirar en la primera sala, dedicada al nacimiento del automóvil y que recorre el paso del coche de caballos al vehículo de producción en serie.
También reflexiona sobre el hecho de que, en sus comienzos, el automóvil salvó a las ciudades del hedor, la contaminación y la transmisión de enfermedades que provocaban los coches de caballos y ahora se ha convertido en el ‘villano’ contaminante.
La muestra permite admirar un exposición un ejemplar único del Porsche Phaeton, de 1900, que tiene los motores eléctricos situados en los cubos de las ruedas, una característica que fue considerada revolucionaria y que se incluyó en el primer vehículo eléctrico de la NASA que recorrió la superficie de la Luna.