El Gran Premio de Emilia Romagna fue cruel con el equipo anfitrión y con sus seguidores, pero agradecido para el campeonato. Red Bull salió derrotado de Australia y con la sensación de haber perdido excesivo terreno respecto a Ferrari, pero Max Verstappen acumuló en Imola la mayor cosecha de puntos posible en un mismo fin de semana mientras su rival, Charles Leclerc, se salía de la pista y terminaba sexto. Paralelamente, Lewis Hamilton se descartaba dolorosamente de la lucha por el título tras una de las actuaciones más desmayadas de su larga carrera en la Fórmula 1.
Leclerc y Sainz insinuaban un aplastante dominio de Ferrari en la primera sesión de libres del viernes, sobre asfalto mojado. La carga aerodinámica de su monoplaza apuntaba a una repetición de Albert Park. Todo comenzó a invertirse desde ese momento en tres actos: clasificatorios, carrera sprint y gran premio. Ante cien mil espectadores, Ferrari quería consolidar el extraordinario arranque de campeonato. Ocurrió lo contrario.
Ferrari, sin cambios en Emilia Romagna. Red Bull, con retoques
El equipo italiano no introducía grandes novedades en el F1-75, mientras que el equipo austríaco llevaba a cabo algunos cambios aerodinámicos y una ligera reducción de peso. Hasta qué punto se trataba de mejora por las evoluciones o por una configuración de pista favorable al RB18, Verstappen controló todo el fin de semana a partir de los entrenamientos. Incluso jugó con Leclerc en la carrera sprint, cuando se quedó a estela del monegasco tras ser superado en la salida, esperando pacientemente que los neumáticos de su rival cedieran por el inesperado ‘graining’ A la inversa de Australia, Ferrari no tuvo respuesta a su rival tampoco en la carrera.
Para colmo, Leclerc y Sainz fallaban en la salida, lo que permitió a Checo Pérez colocarse por delante del monegasco y destrozar las pocas opciones del equipo italiano, con Sainz ya fuera de carrera en la primera curva. El mexicano confirmó un superior ritmo y se dedicó a jugar con Leclerc para dejar que su compañero se alejara con tranquilidad. Con su ritmo y estrategia, el mexicano acabó de sacar de lugar al monegasco, que como Sainz el viernes también cometió un error, aunque ahora fruto de la “avaricia”, como reconocería tras la carrera. Comprensible ante su público, pero costoso para el campeonato. Con su victoria, Verstappen le recortó el equivalente a un gran premio y medio de una tacada.
«Tuvimos que aprender de nuestros problemas de fiabilidad, creo que lo hicimos bien como equipo», explicaba el holandés al terminar la prueba y con las claves de su triunfo: “todo el fin de semana tomamos las decisiones correctas, estuvimos al tanto de todo, excepto que el comienzo de la carrera sprint no fuera bueno, pero lo recuperamos bastante bien. Toda la carrera estuvo muy bien ejecutada sin demasiados problemas, pero aún así tienes que concentrarte. Es fácil cometer un error en estas condiciones difíciles, así que estoy muy satisfecho con el resultado final». No era para menos, pero fue un auténtico paseo en ‘territorio Ferrari’.
“Es la remontada que necesitábamos tras la decepción de Australia hace dos semanas”, apuntaba Horner. ¿No estaban preocupados en Red Bull tras el Gran Premio de Australia? Leclerc reducía esas diferencias al terminar el Gran Premio de Emilia Romagna. “Sinceramente, creo que con Red Bull en un fin de semana uno es más fuerte, en otro, lo es el otro. Fuimos fuertes desde el comienzo, en las dos primeras carreras, ellos en otra… Creo que depende de la pista si está uno delante de otro, pero no veo diferencias significativas, este fin de semana han sido más fuertes ellos”. La mejor noticia para el campeonato, toda vez que Mercedes parece ya quedar fuera de la ecuación. Al menos, en la opinión de Hamilton tras su dura experiencia en Imola.
Escuchar a Toto Wolff disculparse ante Hamilton por la radio por haberle dispensado un coche “inconducible” suponía todo un hito para un equipo como Mercedes. Decimocuarto en la meta, y en contraste con el cuarto puesto de un Russell también lejano de Ferrari y Red Bull, Hamilton se descolgaba para 2022. “Estoy fuera del campeonato, seguro, no hay duda de ello, aunque seguiré trabajando tan duro como pueda para tratar de recuperarlo de alguna manera”.
Alonso y Sainz, una carrera que acabó en una vuelta
La singladura en el gran premio de Fernando Alonso y Carlos Sainz se terminó en la primera vuelta. Para Alonso, otro clavo más en el ataúd de su mala fortuna en 2022, pero que tampoco oculta la realidad de Alpine. Los destellos de velocidad del A522 tienen su contrapunto en la degradación, que también hubiera sufrido el español como le ocurrió a Ocon. O la fiabilidad, en Imola también con ese error en la salida del viernes que condicionó su carrera, a la que también se añadía la gestión del neumático, que hizo perder al español todas las batallas en la pista. Y si faltaba en el cóctel otro ingrediente, Mick Schumacher se encargó de añadirlo en la primera curva.
Sainz se echó más sal a la herida de Australia el viernes con un error que le colocaban en delicada situación, con el correspondiente toque de Mattia Binotto sobre cómo el español debe gestionar la presión ahora que cuenta con un monoplaza ganador. Pero el domingo vio como la racha en la que ha entrado seguía engordando por culpa de Daniel Ricciardo. El gesto de Sainz al bajarse de su monoplaza hablaba a gritos. Hasta un comisario le tuvo que sacar de su aturdimiento para colocarle en lugar seguro. Tras renovar días atrás, el madrileño tenía marcada con una cruz la carrera italiana para redimirse ante los tifosi y quienes insisten en que ya está condenado a ser escudero de Leclerc. “Estoy seguro de Carlos es un piloto muy fuerte, sabe que muy bien, que hacer no estoy preocupado en absoluto, son cosas que pueden ocurrir y eso es todo», le consolaba Mattia Binotto. Pero si de luchar por el título de pilotos y constructores en 2022 se trata, Sainz ya ha cubierto su cupo este año. Expectativas y presión dentro del agujero son el peor enemigo de un piloto. Más si cabe, en Ferrari
