Llega el verano, las temperaturas suben y el coche se convierte en un auténtico horno. Está aparcado al sol y al entrar el calor resulta insoportable. Arrancamos y ponemos el aire acondicionado a toda pastilla para bajar unos grados, pero tardaremos unos minutos para acomodar las temperatura deseada. Y para entonces ya estamos sudando y maldiciendo en hebreo. Y todo por no haber tomado medidas antes para evitar en parte llegar a esa situación. Así puedes enfriar el interior de tu coche antes de arrancarlo.
1Evitar aparcar al sol
La solución pasa por tener en cuenta una serie de acciones de sentido común, muchas tan obvias que por sencillas muchas veces ni las tenemos en cuenta. La primera de ellas es de cajón. Evitar en todo lo posible dejar el vehículo expuesto a los rigores del sol. Aparcamos continuamente para ir a trabajar, para hacer una gestión, al llegar a casa, de compras… y no es lo mismo dejarlo 30 minutos que seis horas.
Si la parada es por largo tiempo, y sobre todo en una zona en la que aparcamos habitualmente, lo normal sería saber dónde están las zonas de sombra. No es lo mismo estacionar debajo de un frondoso árbol que dejarlo varias horas con el sol pegando de lleno.
El único inconveniente puede ser que nos encontremos con alguna sorpresa en forma de suciedad por algún nido habitado por inquilinos que tienen sus necesidades. También conviene limpiar las hojas o restos de polen que se pueden acumular con los días en las rejillas del aire (pueden llegar a limitar más tarde el caudal de la refrigeración). En cualquier caso una buena sombra siempre es un triunfo.
Si no hay árboles o están muy solicitados, es conveniente saber hacia donde se mueve el sol. Quizás al llegar dejamos el coche en sombra, pero sí al poco tiempo queda al descubierto nos lo encontraremos como un horno a la vuelta. En cambio quizás sea más inteligente aprovechar la sombra de los edificios y saber las horas a las que ese tramo de calle queda en sombra.
