Llega el buen tiempo y con él, muchas cosas buenas. Las salidas a la montaña, las vacaciones estivales, las escapadas románticas o con amigos… en definitiva, muchos momentos para disfrutar. En una balanza, lo bueno gana a lo malo, pero entre las cosas malas de esta época está la proliferación de moscas, mosquitos y más insectos que no forman la mejor combinación con el parabrisas de nuestro coche.
De hecho, nuestro vehículo puede verse castigado de diferentes formas, cada vez que salimos de casa con él y, por ejemplo, lo dejamos aparcado en la calle. Lo primero, por las altas temperaturas, que pueden convertir nuestro habitáculo en un hervidero, pero también por las manchas procedentes del polen, la resina de los árboles y los excrementos de los pájaros incrustados en el frontal…
1Procura aparcar en una zona cubierta
Lo mejor, sin duda, para proteger la carrocería es dejar el vehículo bien aparcado bajo una zona absolutamente cubierta siempre que se pueda, pero somos conscientes de que encontrar hueco en la ciudad puede no ser del todo posible… ni tampoco es la solucción perfecta. Para qué nos vamos a engañar.
Dar lecciones es fácil pero luego, en plena calle, es cierto que es difícil encontrar el sitio ideal para dejar el coche. Por ejemplo, la sombra de los árboles para evitar que el sol azote de lleno provoca que nuestra carrocería sea más propensa a recibir algunas de las manchas antes comentadas. Es decir, al final la suciedad en nuestro coche es inevitable… y lavarlo a menudo, también. Pero es importante hacerlo de forma correcta.