Tener un coche propio no te garantiza que puedas hacer lo que te de la gana con él… ¡Hasta para poner el parasol hay que tener cuidado! La inspección técnica de la ITV pone los límites de lo permitido y para ello es imprescindible presentar una serie de documentos clave. Según su matriculación, el vehículo debe someterse a este examen con cierta periodicidad. Si lo supera, el propietario recibirá una pegatina que así lo atestigua. Sí, esa preciada pegatina.
Sin embargo, hasta en el simple gesto de colocar la pegatina en el coche puede acarrear problemas… Insistimos. No todo vale. El Reglamento General de Vehículos estipula que esta etiqueta deberá ser colocada en la esquina superior derecha de la parte interior de la luna delantera. ¿Por qué esto es tan importante? Por algo tan importante como la visibilidad y, consecuentemente, por la seguridad.
1200 euros por llenar tu luna de pegatinas de la ITV
Una práctica muy extendida es añadir la última pegatina a las obtenidas en años anteriores junto al parabrisas… casi como si de trofeos se tratara. Así, una ristra de tarjetas de diversos colores llega a ocupar una parte importante de la luna delantera, llegando incluso a dificultar una visión completa por parte del conductor. ¿Bonito? Es posible, pero esto no se puede hacer.
Aunque será el propio conductor el que sabe si puede o no ver bien la vía, el agente podría ponerle una multa de hasta 200 euros. Para evitar esto, hay que seguir las instrucciones de Tráfico. Estas indican que la pegatina de la ITV debe colocarse en el mismo lugar de la anterior, que se debe quitar antes. En el Reglamento General de Circulación se dice que la superficie acristalada del coche debe permitir la visibilidad del conductor, sin interferencias… sean cuales sean. Lo decimos por algo. Te lo contamos a continuación.