«Yo lo que uso es nitrógeno para inflar las ruedas, me va genial», «para remolques o caravanas es de lo mejorcito, porque tienen que aguantar el peso en dos neumáticos solo», «me lo aconsejaron hace unos años y ahora siempre lo hago así»… Si nos dieran un euro por cada vez que nos han dicho cómo inflar las ruedas, seríamos ricos… pero también por las veces que nos han hablado del nitrógeno para hacerlo.
Que si lo utilizan en la Formula uno, que si es mucho mejor, que es más seguro, etc… Son muchos los argumentos y los supuestos beneficios de utilizar nitrógeno para las ruedas de un vehículo, pero ahora en serio… ¿Vale la pena realmente para un usuario medio? En estas líneas vamos a ver qué aporta realmente y qué desventajas tiene su uso para salir completamente de dudas.
1Ventajas de inflar ruedas con nitrógeno
Como sus moléculas son de más tamaño que el oxígeno, el nitrógeno tiene menos tendencia a perder presión con el paso del tiempo. Esto en sí ya es una gran ventaja, pero además se calienta menos que el oxígeno, por lo que su presión interior también sube bastante menos. Y es que todo gas aumenta de volumen al calentarse, tal como dice la Ley de Charles.
Su mayor estabilidad ayuda a tener un desgaste más homogéneo de la banda de rodadura, lo cual siempre es de agradecer. Y otra ventaja no menor es que su ausencia de humedad elimina la posibilidad de oxidación de la llanta por el interior y los efectos sobre el caucho a muy largo plazo. Pero no todo es bonito. También el nitrógeno tiene sus pormenores. ¿Quieres conocerlos?