El motor es la parte más importante del coche y también la parte más cara y difícil de arreglar. Por eso no hay que escatimar miramientos a la hora de cuidarlo. Debemos cambiar periódicamente todos los líquidos que lo mantienen en orden, como el anticongelante y el aceite; y también las correas y demás componentes que intervienen en su funcionamiento.
El líquido anticongelante es fundamental para que el motor no se queme y, como su propio nombre indica, para que no se congele a muy bajas temperaturas. Por eso, el otoño es una buena fecha para renovar este líquido y asegurarnos de que el vehículo está listo para afrontar el frío invierno.
1¿Qué es el líquido refrigerante y anticongelante?
Para poder funcionar, el motor alcanza unas temperaturas muy elevadas. Suelen rondar los 90 grados. El líquido refrigerante es el encargado de enfriarlo y conseguir que esa temperatura no se pase de la raya. Por lo tanto, su función es esencial, y un fallo en este sistema de refrigeración podría quemar el motor.
Al compuesto refrigerante se le mezcla líquido anticongelante, para evitar que se solidifique cuando el frío es extremo y rompa el motor. Y no solo es importante en los días invernales, también sirve para luchar contra la corrosión del propulsor.
Por eso se habla indistintamente de líquido anticongelante o refrigerante. Son una mezcla de compuestos indispensables para el buen funcionamiento del vehículo y debemos cambiarlo periódicamente. A continuación te explicamos cuándo tienes que hacerlo.