La producción de vehículos en nuestro país no cerrará este 2022 en negativo. Pese a todos los problemas derivados fundamentalmente de la falta de microchips y otros componentes, la producción de coches en las factorías españolas va a conseguir acabar el año con una ligera subida. Solo será un 5 por ciento el incremento adelantado por el director general de Anfac, José López-Tafall, en un encuentro con la prensa.
Pero significa al menos un punto de inflexión y un cambio de tendencia frente a la caída del 7,8 por ciento que se vivió en 2021. Y también es interesante el cambio de tendencia respecto a los primeros meses de este mismo año, cuando la caída en la producción se reflejaba en datos como el 15,2 por ciento de descenso que se acumulaba en los dos primeros meses del año.
Y eso pese a los incontables cortes de producción sufridos a lo largo del año, especialmente en el último trimestre. O al escaso ritmo de producción en muchos momentos, con cadenas muy por debajo de la cadencia habitual porla escasez de ciertos componentes esenciales para la fabricación de vehículos, como cables, aluminio, níquel o paladio, procedentes de Ucrania y Rusia. A eso se ha unido, para que el ritmo de producción no fuera el habitual el aumento de los costes energéticos han afectado al ritmo de fabricación de las plantas españolas.
España cayó al noveno puesto mundial en la producción de vehículos
Con ese destacable, este cambio de tendencia no es consuelo para un país que también en 2021 perdió el octavo puesto en el ranking de países fabricantes de coches en favor de Brasil. Y aunque los datos de fabricación del resto de países tampoco están cerrados, todo indica que probablemente no recuperemos este año ese puesto.
Desde Anfac, en la valoración realizada por su director general, José López-Tafall, se resalta el resultado, pero la ambición es clara: «aspiramos a volver a 2,8 millones de vehículos producidos y a 1,2 millones de vehículos vendidos», comentó el dirigente de la asociación que agrupa a los fabricantes.
Porque el dato de las ventas va, para López-Tafall y para Anfac, íntimamente ligado al de la producción. La fuerza del mercado interior ayuda a mantener y atraer inversiones para fabricar en nuestro país. Pero si las cifras siguen rondando los 900.000 coches, las fábricas pueden peligrar. Wayne Griffiths, presidente de Anfac, lo dejaba claro hace unos días: «No sólo es importante fabricar coches. También debemos venderlos. España está a la cola de Europa. De nada sirven las mesas de diálogo si no se toman medidas de peso».
Analizando un poco más en profundidad el año en la producción, López-Tafall aseguró que las plantas nacionales fabricaron menos coches de los que demandó el mercado, por lo que se mantuvo el ritmo de pedidos en lo que va de año, en un entorno de escasez de productos críticos para la industria como los cables, el aluminio, el paladio o el níquel, procedentes de Rusia o Ucrania.
El riesgo de no aumentar la producción de vehículos
Ese bajo ritmo de producción sería un riesgo añadido: «Mantener este ritmo de mercado y de producción supone un importante riesgo para nuestra industria, ya que podría ocasionar la destrucción de empleo y la pérdida de competitividad», explicó López-Tafall, que recordó que desde Anfac han defendido que se pongan en marcha medidas «urgentes» que mejoren los planes de ayuda, aceleren el desarrollo de infraestructuras de recarga y también que se implemente una reforma fiscal que sirva para estimular el mercado, no solo para impulsar el vehículo eléctrico.
En esta línea, afirmó que es «muy difícil» atraer inversión a un país en el que «no se venden vehículos electrificados y en el que el modelo de movilidad cuestiona el vehículo privado aunque sea electrificado o de bajas emisiones. Además, indicó que no se están implementando medidas para mejorar la ejecución de los planes de ayuda, mientras que en el campo fiscal las propuestas del automóvil han sido «bloqueadas o vetadas».
Lo peor es que López-Tafall no cree que la producción vuelva a la normalidad en 2023. Y también afirma que en todos estos impulsos necesarios no todos los actores van al mismo ritmo y se queja de las faltas de medidas públicas de apoyo: «hay sensibilidad, pero los ritmos no acompañan», asegura el dirigente de Anfac Y el problema es que este sector que aporta a la balanza española 18.000 millones de euros, está en una encrucijada en la que España quiere colocarse como un hub de electrificación, pero al paso que vamos puede perder la oportunidad.