Para muchos conductores el mantenimiento de un coche eléctrico es uno de los principales inconvenientes a la hora de decidirse por la compra de uno de estos modelos. Esto junto al elevado coste de adquisición y las deficiencias en infraestructuras para las recargas, conforman los argumentos de los principales detractores del coche eléctrico.
Y si bien la mecánica que ofrece este tipo de motorizaciones es distinta de la instalada en los tradicionales motores de combustión, lo cierto es que, lógicamente, requieren de un mantenimiento para facilitar la durabilidad del vehículo y rentabilizar la inversión al máximo.
1Eléctrico o de combustión, todos al taller
En este aspecto GIPA, consultora de mercados, ha establecido en diferentes informes dos premisas aparentemente ciertas. Una primera impresión es que casi la mitad de los usuarios rehúsa de la compra de este vehículo, arguyendo que es mas caro que un motor de combustión.
Por otra parte, y basándose en la creciente presencia del vehículo eléctrico en la vida cotidiana, afirma que un 7% de los usuarios tendrán, en 2030, un coche eléctrico, lo que sitúa la alternativa en una realidad constante y presente.
En todo esto lo único realmente cierto es que, independientemente de la motorización, el paso por el taller es inevitable para ambas alternativas, y es aquí donde el uso, el cuidado y la atención que el conductor preste a su coche, definirá las veces en que el mantenimiento y las reparaciones, serán obstáculos para el aprovechamiento real de cualquier vehículo.
