Días antes del GP de Arabia Saudí, Fernando Alonso recogía en sus redes sociales una fotografía suya sentado en el suelo, con el cartel del equipo que celebraba el podio anterior en Shakir. Incluía unas palabras de Gunther Steiner, el patrón de Haas, en las que se leía: “Todos quedaron sorprendidos con el nivel de Fernando Alonso”. El español apostilló con otro texto, este de su propia cosecha: “Dejará de ser una sorpresa muy pronto”.
No especificaba Alonso si se refería a su rendimiento personal, al del AMR23, o a ambos. En la reciente carrera de Yedda había caído otro podio con una sensación de competitividad, ahora sí, confirmada. Podría hablarse entonces de los dos, aunque no fuera la intención inicial del español. “Al venir aquí este fin de semana no sabíamos exactamente dónde estaríamos, así que son buenas noticias para nosotros de cara a las próximas carreras”. El asturiano siempre ha predicado que las tres primeras pistas reflejarían el verdadero nivel de Aston Martin. Falta Albert Park pero ahora puede afirmarse que Fernando Alonso aspira a la victoria. Eso sí, ante circunstancias muy concretas que pasarían por el permiso de Red Bull.
Trazado de alta velocidad, de eficiencia aerodinámica, de menor degradación que Shakir, Alonso incluso mejoró su clasificación el sábado frente a la primera clasificatoria, aún considerando la avería mecánica de Max Verstappen y la sanción de Charles Leclerc. El AMR23 incluso ganó terreno a una vuelta. El domingo, Alonso controló a placer a los Mercedes y Ferrari. “Se ha confirmado que somos el segundo coche de la parrilla”, sentenciaba el español. Por muy mucho que domine el RB19, como es el caso en el presente, el segundo monoplaza en la jerarquía de la Formula 1 siempre tiene opciones de victoria. Las estadísticas así lo confirman.
«Si Fernando Alonso tiene la oportunidad, no la dejará escapar», dice Briatore
“Fernando tiene un coche que es fácil de entender y manejar. Si tiene la oportunidad de ganar, no la dejará escapar», reconocía en una reciente entrevista Flavio Briatore. Es decir, como si hablara el propio Fernando Alonso. Una sensación que se percibía a simple vista en los duelos de Alonso con Russell, Sainz y Hamilton en Shakir, con un coche dócil, predecible y muy rápido en curva. En Yedda se repetía el esquema, incluso con mayor holgura.
El AMR23 es homogéneo y veloz en todo tipo de curvas, con gran carga aerodinámica que permite una magnífica degradación, como Alonso confirmaba también por la radio en su segundo relevo. Una carga que supone un punto de ‘drag’ (resistencia al avance), que no le otorga la mayor velocidad punta, como también se contrastaba en el tercer sector del circuito saudí, el más rápido de los tres. Pero la inmensa sonrisa de Fernando Alonso tanto sábado como domingo exteriorizaba la sensación de que, por fin, cuenta con arsenal para volver a ganar en la Fórmula 1.
El salto cualitativo de Aston Martin en 2023 ha sido extraordinario. No se conoce un caso igual desde 2009, cuando el Brawn noqueaba a la competencia con sus dobles difusores. Sin embargo, entonces entraba en vigor de un reglamento totalmente nuevo. Ahora, sin embargo, se trata de la segunda temporada del actual, de ahí el éxito del equipo británico, que ha superado de una tacada a Mercedes y Ferrari. Como mínimo, ya está al nivel de ambos. El equipo alemán ya ha concedido acta de defunción a su propuesta con el W13/14. Fred Vasseur reconocía tras el fracaso de Yedda que Ferrari continuará con el concepto SF75 y su evolución, el SF23. Pero queda por conocer si el monoplaza italiano también tendrá un techo para poder alcanzar algún día a Red Bull.
El coche de Fernando Alonso debe evolucionar mucho durante la temporada
Por el contrario, como también recordaba Flavio Briatore, el AMR23 “está aún virgen”. Dan Fallows, el director técnico del equipo, avisaba que el coche actual será un “95 por ciento diferente al llegar a final de temporada”. El recorrido de evolución y rendimiento es, por tanto, de gran alcance para el monoplaza verde. Sin olvidar que el equipo británico dispone de casi un 40 por ciento por ciento más de horas de túnel de viento que Red Bull, según la escala en la que se encuentra por su posición del pasado año, además de la sanción recibido por el equipo austríaco en 2022. Si el AMR23 ya fuera el segundo monoplaza de la parrilla actual ¿Hasta que cotas puede subir esta temporada?
Piloto en plena forma, fundido con un monoplaza en el que confía y con amplio margen de recorrido, las expectativas de triunfo para Fernando Alonso son más que factibles. Su prodigiosa habilidad mental para gestionar una carrera, unida a su gran experiencia, le permite aprovechar oportunidades inasibles para otros. El AMR23 parece en condiciones de ofrecérselas en caso de avería, incidentes o cualquier factor que pueda entorpecer el vuelo supersónico de Red Bull con el RB19 en su actual estado de rendimiento.
En esta fase del campeonato Red Bull disfruta de una extraordinaria ventaja sobre sus rivales, calibrada en casi un segundo. Y aunque haya voces -como las de George Russell- que apuestan por todas las victorias del campeonato para el equipo austríaco, un monoplaza a la estela de otro dominador siempre recoge alguna que otra migaja. Así lo evidencia la historia, empezando por el propio Brawn de 2009, que arrasó en el comienzo del campeonato con Jenson Button ganando seis de las siete carreras del campeonato. Sin embargo, una cayó del lado de Vettel. Red Bull ejercía aquel año como el segundo mejor equipo del campeonato. Ganó los títulos de 2010.
El dominio de Red Bull parece ahora incontestable
Como también está el caso de Ferrari en aquel famoso 1988, cuando McLaren ganó todas las carreras menos el Gran Premio de Italia. Aquella temporada queda como ejemplo del mayor dominio que el tándem equipo/pilotos que ha vivido en la historia de la Fórmula 1. Un error de Senna impidió acumular todos los triunfos de aquel año. La temporada 2014 se recuerda como la más parecida a aquella mítica donde Prost y Senna abrumaban con su dominio, tampoco Mercedes logró todas las victorias en el primer año de la era híbrida. Red Bull también era entonces el segundo equipo, y Daniel Ricciardo logró tres victorias.
“Recuerdo haber escuchado voces así en 2014, 2015, 2016, 2017, 2018, 2019, 2020”, explicaba el responsable de Mercedes al terminar el Gran Premio de Arabia Saudí, en referencia al dominio de su equipo durante estos años, en los que consiguió todos los títulos. Pues bien, en durante todos estos años siempre se abrieron ventanas de oportunidades para los rivales. En 2015, Ferrari era el segundo equipo y Vettel ganó en tres ocasiones. En 2016, por ejemplo, Verstappen triunfó en el GP de España después de la eliminación mutua de los dos Mercedes. Red Bull logró otra victoria aquel año, y aquel año también Ricciardo ganó en una ocasión.
Con dominio también , aunque de menor intensidad de Mercedes, Vettel ganó en cinco ocasiones, mientras que Red Bull obtenía sendos triunfos con Verstappen y Ricciardo. En 2018, Ferrari ganó en seis ocasiones, por cuatro de Red Bull, que también ganaba en otras dos, como Ferrari, en 2019. En 2020, además del equipo austríaco, hasta Sergio Pérez y Racing Point dieron la campanada. Pierre Gasly ganaría en Monza, en el año de la pandemia. En 2021, hubo oportunidades para Daniel Ricciardo y Esteban Ocon. Mercedes se llevó todos los títulos desde 2014, pero en 2022 descendió hasta el tercer puesto de la parrilla, por detrás de Ferrari. Aún así, ganó en México.
¿“Dejará de ser una sorpresa muy pronto”, como Fernando Alonso avisaba en sus redes sociales? Es el ahora dulce y cercano aroma de la victoria. Nada fácil, nada imposible.