Ferrari esperaba el reciente Gran Premio de Arabia Saudí como lluvia en el desierto. El desolador resultado de la primera carrera en Shakir supuso un gran chaparrón, aunque de efectos inesperados deseado. La degradación del nuevo SF23 no corregía la de su predecesor de 2022. Las características de Yedda, sin embargo, su naturaleza más veloz y asfalto menos abrasivo, permitirían destacar las virtudes del nuevo monoplaza. Sin embargo, Carlos Sainz y Charles Leclerc fueron de nuevo testigos impotentes desde la distancia respecto a Red Bull, Aston Martin y Mercedes. Mayor incluso que la de Shakir. Sin subir al podio hasta el momento y con solo 26 puntos, los de Maranello han iniciado su peor comienzo de la temporada en 2009.
Mercedes hubo de reconocer en Shakir que el concepto del W14, heredero de su primer monoplaza ‘wing car’, se trataba definitivamente de un proyecto fallido ¿Y Ferrari? Carlos Sainz insinuaba por primera vez el mismo y temido diagnóstico tras los dos primeros grandes premios. “De momento el Red Bull es superior en todos lados, en clasificación, en carreras, en velocidad en línea recta… Son superiores en las curvas de velocidad media/baja, son superiores con la gestión de los neumáticos, superiores sobre los bordillos y los baches. Simplemente, muestra que claramente necesitamos cambiar algo». Glup.
Es decir, las modificaciones realizadas durante el invierno y, la puesta a punto para sacar partido a la nueva montura no estaba funcionando. La experiencia de 2022 y las primeras carreras de este año, evidenciaban que, por las razones que fueren, el SF23 se está dando con la cabeza en un determinado techo competitivo. «Tenemos que comprobar algo muy diferente a donde estamos ahora. Creo que el rendimiento extremadamente bueno al comienzo de la temporada pasada nos hizo seguir trabajando con este concepto, con este proyecto de coche. Pero creo que ahora nos damos cuenta de que Red Bull tiene una clara ventaja en todas partes, y que debemos comenzar a mirar a nuestra derecha y a nuestra izquierda». Es decir, copiar a los mejores rivales.
Carlos Sainz y el Ferrari SF23 tenían mejor ritmo
El enorme salto cualitativo de Aston Martin ha ejercido como cruel espejo para Mercedes y Ferrari. Sin, el peor indicativo para el equipo italiano es una curva de rendimiento comparativo con Red Bull que se ha ido abriendo desde principios de la pasada temporada. Al comienzo de 2022 ambos equipos rivalizaban, con pequeñas diferencias según el tipo de trazado. El SF75 tenía menor velocidad punta, aunque era compensada por su tracción y ritmo en curvas medias y rápidas. Pero según Red Bull adelgazaba y evolucionaba su monoplaza, el SF23 acentuaba su degradación. Hoy, no solo el equipo austríaco se ha distanciado, sino que Aston Martin -séptimo el pasado año- también supera a Ferrari.
El Gran Premio de Australia representó, sin embargo, un paréntesis. Bien por tratarse de una pista de baja degradación, bien por las condiciones ambientales, Ferrari logró su mejor rendimiento de la temporada, aunque se marchara de vacío por otras razones. El español avisaba el sábado de que Ferrari había modificado la puesta a punto del SF23, virando más hacia el rendimiento en carrera. Efectivamente, Carlos Sainz mostró el domingo el mejor hasta el momento, como evidenciaba su magnífica remontada en una pista de complicado adelantamiento. Su parada en boxes y la sanción final dieron al traste con un gran premio en el que se pudo incluso aspirar al podio.
¿Cuál es entonces el panorama en Ferrari para 2023? ¿Un concepto equivocado, con las graves implicaciones que supone para el equipo italiano, o un SF23 con camino aún por descubrir y potencial latente para alcanzar a Red Bull según avance la temporada?
«No, no lo creo, no habrá un cambio de concepto”, respondía Fred Vasseur tras el último gran premio. Por convencimiento, o por necesidad -las limitaciones del tope presupuestario- Ferrari apuesta por la segunda vía. «Tenemos un flujo de actualizaciones que vendrán, no para Bakú, porque tenemos el paquete aerodinámico para ese nivel de carga, y con una carrera muy rápida no es la más fácil. Sin embargo, para Miami, Imola, -no Mónaco- y Barcelona, en cada carrera, tendremos una evolución del monoplaza.
Ferrari no va a cambiar el plan trazado hasta la fecha
Seguimos con el plan. Hicimos algunos ajustes en términos de equilibrio y comportamiento, y el coche fue mucho mejor en Melbourne. Continuaremos en esta dirección. Lo que podemos hacer es presionar para tratar de acelerar este proceso, tal vez para tomar una dirección un poco diferente en términos de equilibrio y así sucesivamente”.
Así, Vasseur para mostrar la hoja de ruta de Ferrari para los próximos meses. «Pero no podemos cambiar el plan después de tres carreras y decir, ‘está bien, tenemos que ir en otra dirección». En definitiva, Ferrari opta por acelerar la introducción de las evoluciones previstas inicialmente para más adelante en 2023 más que un giro radical con su monoplaza, como el de Aston Martin.
¿Quién tendrá razón? ¿Carlos Sainz, o el gran jefe? Quizás, el primero, pero también el segundo, a juzgar por la explicación del dilema estratégico que afrontan Ferrari o Mercedes para intentar neutralizar la enorme ventaja que disfruta Red Bull en este comienzo de campeonato. «Hacer un nuevo proyecto durante la temporada, empezar de cero, hacer un coche nuevo con el límite de costes, y también teniendo en cuenta la restricción del tiempo del túnel de viento, no quiero decir que sea imposible, pero es muy difícil”. Es decir, si el SF23 tuviera un recorrido limitado en comparación a Red Bull, Ferrari tiene un margen limitado de corrección durante la presente temporada. Otra opción, sería la de Aston Martin, que sacrificó la temporada 2022 para utilizarla como base para la actual. Sin duda, una dolorosa alternativa.
Carlos Sainz y Charles Leclerc deben sacar petróleo del SF23
De momento, Vasseur se agarraba al clavo ardiendo de Albert Park. “Por nuestra parte, tenemos la sensación, y espero que estemos en lo cierto, que vamos en la dirección correcta, que todavía tenemos mucho margen de mejora en el coche. Significa que mientras sigamos siendo capaces de desarrollar el coche para obtener carga aerodinámica, y la aerodinámica para conseguir un mejor equilibrio (del monoplaza), una mejor estabilidad y demás, creo que tiene sentido seguir adelante».
Cuando Benedetto Vigna, CEO de la marca italiana, recordaba en Monza el año pasado que “Ferrari no está para ser segundo”, anunciaba subrepticiamente el futuro de Mattia Binotto. Hoy, el equipo italiano ni siquiera es el segundo equipo. Si Carlos Sainz tuviera razón, si el SF23 tiene un recorrido técnico limitado para luchar con Aston Martin y Red Bull, Ferrari no puede reconocerlo públicamente. Las próximas carreras confirmarán o no si Ferrari se ha equivocado en 2023. De momento, quien lleva, maneja y siente el monoplaza explicó lo que pensaba. Lewis Hamilton también dijo algo parecido de su W14.