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Alonso hace caja como siempre, Sainz sufre como nunca y Red Bull sigue a su bola

El sábado, Checo Pérez pasó cómo y cuando quiso a Charles Leclerc en la recta de Bakú tan pronto se habilitó el DRS. El domingo, Verstappen en dos ocasiones, y el mexicano otro tanto, con insultante superioridad aerodinámica. En el primer adelantamiento del holandés en carrera, con un diferencial entre el Red Bull y el Ferrari de casi 30 km/h. El resto, un impresionante intenso entre los dos monoplazas azules. La vida en la Fórmula 1 sigue igual a pesar de la pausa transcurrida entre el Gran Premio de Australia y el de Azerbaiyán. Por detrás, al menos, cada carrera ofrece una historia diferente y Alonso siempre saca tajada.

¿Cabía margen para reducir ventaja con Red Bull en estas tres semanas de trabajo intenso en las sedes de los equipos? Otro nuevo doblete con casi veinte segundos de ventaja sobre el Ferrari de Charles Leclerc sigue manteniendo vigente la cuestión: ¿Podrá alguien alcanzar a los monoplazas austríacos durante la presente temporada? En Bakú quedó demostrado que, a corto plazo, no existen más esperanzas que el tiro en el pie que puedan pegarse sus pilotos o el equipo.

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Checo Pérez demostró su maestría en circuitos urbanos

Sin embargo, en este gran premio se elevó Checo Pérez, especialista en los trazados urbanos, y en Bakú particularmente donde, con su actuación, sigue avalando su candidatura frente a Max Verstappen por el título. A estas alturas de la pasada temporada la situación era similar tras su victoria en el Gran Premio de Mónaco. A partir de aquella carrera, el rendimiento de ambos empezó a divergir. Sin embargo, en Bakú, Pérez confirma su acoplamiento a un RB19 que ni por asomo mostraba el mismo nivel que el pasado año. Según mejoró el coche para Verstappen, empeoró para Pérez. Un punto a su favor en 2023. “Es un año muy largo, y será una larga lucha”, retaba al terminarla cuarta carrera de la temporada.

Ferrari y Leclerc plantaron cara a Red Bull en los entrenamientos, como en dos de las tres carreras anteriores. A una vuelta, el SF23 es veloz, casi tanto como el monoplaza austríaco. El monegasco añadió de su cosecha esas dos décimas que perdía en Bahréin o Yedda, y lograba sendas poles en la sprint y gran premio. Pronto quedó claro que Red Bull sacrifica cartas de su baraja el sábado para echar el órdago el domingo. Tan pronto como Verstappen y Pérez se quitaron al monegasco sin dificultad de en medio se enzarzaron en un toma y daca espectacular.

Cuando salió el coche de seguridad tras el incidente de Nick de Vries, el equipo llamó rápidamente al líder, Verstappen. Cabía la posibilidad que, entre tanto, Dirección de Carrera sacara al coche de seguridad a la pista. Así fue, lo que mandó al holandés a la tercera posición. A Pérez se le abrían las puertas para evitar el duelo directo con Verstappen. Cuando este volvió a dejar tirado a Leclerc por segunda vez, se fue a por su compañero.

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Era una jornada crucial para Pérez. Si quería defender sus opciones al título, el respeto para plantar cara a su compañero, debía defender esa ventaja. Y vaya si lo hizo. Seguir detalladamente el vuelta a vuelta de ambos desde el decimocuarto giro fue un espectáculo. Tiempos igualados a la decima, giro tras giro, una arriba, una abajo, el mexicano quería evitar a toda costa que Verstappen se colocara a un segundo por detrás y, por tanto, en rango de DRS.

La caza infructuosa de Verstappen

El duelo fue titánico. El holandés llegó a golpear hasta cuatro veces en el muro, por una del mexicano, quien al terminar la prueba reconoció que respiró aliviado al comprobar que no había pinchado. Pérez aguantó a Verstappen como lo hizo en Yedda. El coche de seguridad le había permitió adelantar a su compañero, algo que hubiera resultado difícil de no haber mediado la parada del holandés bajo bandera verde. Pero después le recordó a Verstappen que, en circuitos urbanos, poco separa a ambos. Una buena inyección de moral para el futuro del campeonato y el refuerzo de su posición en el seno de Red Bull. Con 33 de los 34 puntos posibles del fin de semana, incluida la prueba sprint, Pérez se ha colocado a tan solo 6 de Verstappen.

Por detrás se repitió la apasionante variabilidad entre Ferrari, Mercedes y Aston Martin, alternándose cada uno frente a sus rivales directos en las carreras anteriores a la estela de Red Bull. En esta ocasión le tocó el turno a Ferrari. Pero no a Carlos Sainz. “Estoy aquí para ganar y obviamente segundo, tercero, no es lo que quiero, pero considerando las tres primeras carreras que hemos tenido, anotando seis puntos en tres carreras, este fin de semana es mejor, fue un fin de semana sin problemas”, resumía el monegasco, que daba a Ferrari el primer podio de la temporada con su tercer puesto. “Cuando miro hacia atrás en el fin de semana, a cada sesión, creo que maximizamos absolutamente todo en cada una, por lo que deberíamos estar contentos. Por otro lado, todavía hay trabajo por hacer». Porque Red Bull sigue en otra dimensión, aquella en la que McLaren estaba en 1988, cuando gano todas las carreras de aquella temporada, menos una.

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Sin embargo, Carlos Sainz vivió una auténtica y desconcertante pesadilla en Bakú desde el primer hasta el último minuto del fin de semana. Totalmente desconectado de ese mismo SF23 con el que tanto había brillado en Albert Park, con la misma puesta a punto de entonces -considerando ahora la enorme recta de Bakú- no sentía en absoluto el eje trasero de su monoplaza, se quejaba. Ya en los primeros diez minutos de los libres había tocado el muro. Hacía un trompo en el Q1, y sus tiempos se alejaban medio segundo de media frente a los de Leclerc. “Limitación de daños” se convirtió en el lema de Sainz, quinto al terminar. Dos monoplazas más lentos, el Mercedes de Russell y el Aston Martin de Alonso, habían terminado por delante sábado y domingo. Leclerc, a veinticuatro segundos. Un fin de semana para pasar página cuanto antes y recuperar la moral en Miami, siete días después.

Para Sainz, una tortura. Alonso minimiza daños

Fernando Alonso

Para Fernando Alonso y Aston Martin, sin embargo, llegaba el peor circuito hasta el momento. La larguísima recta de Bakú pondría en evidencia el ‘drag’ del AMR23. El viernes no funcionaba el DRS en los dos monoplazas, augurando un panorama complicado para Alonso y Stroll. Afortunadamente, se solucionó para ambos carreras y Alonso repitió el mismo esquema de carreras anteriores: al igual que Ferrari en esta ocasión, optimización absoluta de resultado, como condensaría el propio Alonso, pero con una lectura más positiva si cabe.

“Tuvimos el ritmo también en la carrera sprint , pero hoy mostramos uno aún más fuerte, especialmente con el medio al principio. Desafortunadamente, llegó el coche de seguridad y todos pusimos los neumáticos duros, que no sufrieron ninguna degradación, que es nuestro punto más fuerte en este momento”, explicaba Alonso, “así que creo que Ferrari tuvo mucha suerte allí porque tuvieron muchos problemas en la primera parte, y luego fueron bien con los neumáticos duros”. El español añadiría que a Leclerc le había salvado el tiempo nublado del final de la prueba, que había bajado la temperatura lo suficiente para no castigar el neumático del SF23 como el español esperaba. Una muestra, también, de la mejora de Ferrari con la degradación después del desastre de las dos primeras carreras de 2023. “En un mal fin de semana, luchamos por el podio con Ferrari, en su mejor fin de semana”. A un segundo entró en la meta el español.

Poco tiempo para respirar tras un gran premio distinto, la Fórmula 1 vuela a Miami. Hasta el Gran Premio de España a primeros de junio, cuatro grandes premios y novedades técnicas en muchos equipos. ¿Cuál será la fotografía hasta entonces? De momento, Carlos Sainz estará deseando salir pronto a las calles de Miami a despejar las sensaciones del peor gran premio de su carrera en la Fórmula 1.