“Ganar un campeonato sería perfecto, si gano otro, tantos años después del anterior, esa distancia entre dos campeonatos no tendría precedentes. Ese es mi objetivo en ese momento”. Si algo ha distinguido a Fernando Alonso durante toda su trayectoria es su ambición y motivación para los restos más inverosímiles. Nada podría parecerle ya imposible desde que terminara con el dominio de Ferrari y Michael Schumacher en 2005, con solo 23 años. Desde entonces, ha demostrado una y otra vez una indefinible capacidad para salirse de las ideas preconcebidas. Esta nueva etapa de su trayectoria en la Fórmula 1 no es la excepción
Como cuando asumió el reto de preparar en un mes las 500 Millas de Indianápolis en 2017 y adentrarse de sopetón en la específica y peligrosa especialidad de los óvalos. Estuvo a pocas vueltas de lograr la victoria cuando su motor cedió. Otro tanto con las 24 Horas de Le Mans, o el Dakar. Muy especialmente, con su reciente vuelta a la Fórmula 1, con casi 40 años. Las palabras que Alonso dejaba en una entrevista con el New York Times son otro nuevo ejemplo de su capacidad para romper esquemas. Quién sabe si será el caso también en 2023…
Fernando Alonso siempre está ahí
«Si alguien hubiera dicho que tendrías tres podios después de las tres primeras carreras, tampoco lo habría creído. Es increíble su consistencia. Si miras todas las sesiones, siempre ha estado allí, en los libres uno y dos… Siempre está ahí arriba y empuja al máximo todo el tiempo». El responsable de Aston Martin, Mike Krack, se admiraba con el rendimiento de Alonso después de las tres primeras carreras de 2023. Después de la cancelación del GP de Emilia Romagna son cinco grandes premios, con cuatro podios y a unas décimas quedó del tercer puesto en Bakú. El comienzo de Alonso, en términos de podios en estas primeras carreras, está solo por detrás de los dos años en los que logró el título en 2005 y 2005, a diferencia de que entonces contaba con un monoplaza que aspiraba a la victoria. En 2023 tiene por delante a un Red Bull en otra dimensión.
Sin embargo, la actuación de Alonso esta temporada desmiente las palabras de Adrian Newey, el gurú técnico de Red Bull, pronunciadas en aquel 2012, cuando el español luchaba contra el equipo austríaco con un monoplaza inferior, como esta temporada. “Es lo que distingue verdaderamente a los grandes. Lo magnífico del deporte del motor es que se trata de una combinación del hombre y la máquina. Es muy difícil separar la relativa importancia de cada uno. Hay que tener en cuenta a ambos. No puedes tener éxito con el mejor coche y un piloto inferior y viceversa”. En aquella legendaria temporada, como en otros de sus ambiciosos desafíos, Fernando Alonso estuvo a punto de romper esos esquemas: ganar el título con un monoplaza inferior. Faltaron solo tres puntos. De hecho, el F2012 de aquella temporada era el cuarto monoplaza de parrilla al comenzar aquella temporada. ¿Cabe imaginar algo semejante en 2023?
Resulta difícil con un equipo que esta temporada ha logrado cuatro dobletes y todas las victorias hasta el momento. El calibre de la superioridad mecánica y aerodinámica del RB19 dificulta que pueda recortarse en el transcurso de esta temporada por sus rivales. Pero si remota es la posibilidad, a día de hoy Fernando Alonso es el mejor posicionado para lograrlo. Por su regularidad y nivel de rendimiento, por las opciones de evolución de Aston Martin en lo que resta de temporada, y por el nivel competitivo del AMR23. Como en 2012, pero a la inversa.
Red Bull había logrado el título en las dos temporadas anteriores. En 2012 se eliminaron los escapes de soplado que habían permitido arrasar al equipo austríaco el año anterior. Durante la primera parte de la temporada, el RB8 encajó el golpe, y Newey no conseguía dar con la tecla técnica que recuperara el nivel de temporadas anteriores. Gracias a ello, la parrilla se revolvió. Siete pilotos distintos ganaron las siete primeras carreras, pero Fernando Alonso fue el más consistente de entre todos ellos. Un milagro después del grito de alarma del español en la primera carrera de Australia, cuando el F2012 estaba a un segundo de la pole.
En 2012 Fernando Alonso consiguió cambiar la marcha a Ferrari
“Espero que Fernando se equivoque y no sea verdad que nos tocará sufrir en las primeras carreras” declaraba antes de empezar aquel campeonato un asustado Luca Montezemolo, presidente de Ferrari. “Alonso siempre dice cosas objetivas, pero me gustaría entender por qué y cómo vamos a hacer los cambios necesarios”. Era aquel monoplaza “cuando girabas a la derecha, se iba a la izquierda” según el jefe, Stefano Domenicali, después de los primeros entrenamientos de pretemporada en Jerez. “Puede resultar absurdo, pero Ferrari debería concentrarse en el coche del año que viene” aconsejó Briatore tras el grito de Alarma de Alonso en Australia, la apertura del campeonato.
Sin embargo, al llegar la pausa veraniega, Alonso había logrado el milagro: era líder de la clasificación. Ferrari modificó los escapes que sobrecalentaban los neumáticos y propiciaban un comportamiento impredecible en el F2012, pero no era un monoplaza rápido en entrenamientos ni tampoco el mejor en carrera. Sin embargo, el español había logrado la increíble victoria de Malasia, la mejor de su carrera en Valencia, y otra en Hockenheim y puntuado en todas las pruebas. Así comenzaba la segunda parte del campeonato.
Pero Adrian Newey se había puesto en marcha e introdujo una serie de evoluciones sucesivas desde el Gran Premio de Singapur que hicieron del RB8 la máquina ganadora que también es en el presente. Alonso se agarraba con uñas y dientes al podio para seguir en la pelea por el título. La desafortunada carambola de Grosjean, que se llevó por delante al asturiano en Spa y la cuchilla del alerón delantero de Raikkonen en Japón provocaron dos ceros en el casillero del español que resultaron letales en esa segunda parte de la temporada. Vettel y Alonso llegaron a la última carrera con opciones al título. El alemán recibió un golpe en la primera curva que provocó un enorme agujero en su carenado, pero pudo mantenerse en pista. Al final, terminó por delante de Alonso, tanto en la meta, como en la clasificación final. Solo tres puntos separaron a los dos.
El destino le puede dar la revancha a Fernando Alonso
Quien sabe si el destino invertiría el guion escrito hasta ahora en este 2023 respecto a aquel año, posiblemente el mejor de Alonso desde que llegó a la Fórmula 1. Pensar en Aston Martin y su piloto como campeones, resulta hoy descabellado. Pero el pasado también ofrece ejemplos de que cualquier realidad es posible. Aston Martin cuanta durante los seis primeros meses del año de casi un 40 % más tiempo de túnel de viento que Red Bull, y un 25 y 20% más que Ferrari y Mercedes. Al terminar en séptima posición el pasado año, la escala de compensación le permitirá un trabajo de evolución que, posiblemente, verá sus frutos en la segunda mitad de campeonato. ¿Podría repetir Aston Martin en 2023 lo que Red Bull lograra en la segunda mitad de 2012?
“Conozco a Alonso, pudimos decidir dos veces el Mundial contra él en la última carrera”, avisaba Helmut Marko estos días sobre la resiliencia competitiva de Fernando Alonso y su capacidad para marcar diferencias. Como aquel famoso 2012 confirmó, un piloto ya lo hizo entonces, la evolución técnica varía el rendimiento en el arco de un campeonato y, estadísticamente también los accidentes e incidentes juegan su papel. Nadie imaginaba cuando comenzaba aquel campeonato que Fernando Alonso hubiera llegado vivo al título hasta la última carrera. Hoy, en 2023 tampoco. Con una excepción, sin lugar a dudas: la del propio Fernando Alonso.