comscore

¿Sabemos conducir con lluvia?

Aunque a veces creamos que lo sabemos hacer todo, siempre somos más duchos en unas cosas que en otras. Conducir con lluvia, por ejemplo, no es sencillo porque la distancia de frenado se alarga y la visibilidad se reduce. Evitar las maniobras bruscas, aumentar la distancia de seguridad, reducir la velocidad y llevar las gomas en buen estado son los mejores aliados. Y, cómo no, llevar sistemas de ayuda a la conducción como el ABS, el ESP o el detector de asfalto mojado.

Con el asfalto mojado, además, la frenada se alarga, la estabilidad del coche queda muy com­prometida y es mucho más fácil tener un accidente con consecuencias fatales. Esta dramática posibilidad se reduce lle­vando los neumáticos con dibujo y presión correctos porque con este fenómeno climático la adherencia que puedan tener las ruedas es clave. Así que toma nota. Pero no solo a esto, también a los aspectos que subrayaremos en las próximas líneas.

1
El temido acuaplanin, un clásico en lluvia

mojado

Quizá hayas oído esta palabra viendo alguna carrera de Fórmula 1, pero en carretera tú tampoco te vas a librar de experimentarlo. Es un fe­nómeno indeseable que aparece cuando el neumático no es capaz de desalojar el agua de la carretera por falta de dibujo, baja presión, velocidad inadecuada o si acaso por culpa de una zona que se encuentre totalmente encharcada.

Cuando se da el acuaplanin las ruedas flotan y se puede llegar a perder el control del vehículo. En este caso, el truco es sujetar el volante con fir­meza, no frenar a fondo y corregir la trayectoria poco a poco cuando se recupere el agarre.

Espalda