En nuestros días, los radares Veloláser utilizados por la DGT se han convertido en una auténtica preocupación para los conductores. Conocidos también como «indetectables» o «invisibles», estos dispositivos de control de velocidad se han vuelto cada vez más frecuentes en las carreteras, generando inquietud entre quienes desean evitar multas y mantener una conducción responsable.
La tecnología detrás de los radares Veloláser es impresionante; pueden detectar la velocidad de los automóviles que circulan entre los 10 y los 250 km/h, y además, tienen la capacidad de fijarse a una distancia de entre 15 y 40 metros de los vehículos bajo vigilancia. Incluso en situaciones en las que varios vehículos circulan en paralelo, estos radares cuentan con una sofisticada tecnología que les permite diferenciar cuál de ellos está superando el límite de velocidad permitido.