«Afortunadamente, tenemos algunos años más juntos por delante, amigo. Todo está bien». Acaba de terminar la sesión clasificatoria del pasado Gran Premio de Bélgica, cuando se escuchó un mensaje inusual en Max Verstappen por la radio. Se disculpaba con su ingeniero de toda la vida, GianPiero Lambiase tras lograr la pole con ocho décimas de diferencia sobre Charles Leclerc. Es el “Jason Statham” de la Fórmula 1.
Duro, asertivo, lindando frecuentemente con la falta de respeto, el rudo estilo del holandés por la radio es otra manifestación más de su implacable faceta como piloto. Resulta absolutamente excepcional escuchar a Max Verstappen en público dar un paso atrás. Sin embargo, Lambiase le acababa de dar una lección momentos antes. Fue la primera de las varias que siguieron durante el fin de semana belga. De aquí el singular respeto que profesa a su ingeniero, el único que parece capaz pararle los pies al piloto holandés.
Máx Verstappen es el piloto más directo que nunca he conocido
Así define Christian Horner a Verstappen. La filosofía del equipo austríaco busca pilotos no solo de talento, sino con personalidad de titanio. Qué tendrá Max Verstappen para que Horner se exprese de tal manera. “Si le tienes como piloto, sabes que obtendrás el 110 %. Él esperará otro 110% de vuelta, y te dirá exactamente cómo con las cosas y qué tiene en mente en cada momento. Es un piloto total”. Los mensajes de Verstappen por la radio son famosos por la cantidad de pitidos de censura que encubren su lenguaje. A GianPiero Lambiase a quien le toca gestionar semejante máquina de carreras.
«Deberíamos haber tirado dos vueltas seguidas como dije», le espetaba muy enfadado a su ingeniero tras el Q2 de Spa. «Pero has entrado (en el Q3), Max», le contestó Lambiase”. “Me importa una mierda si acabo décimo. Fue una ejecución de mierda”. Entonces, con su calma habitual, Lambiase le espetó: «Muy bien, y luego, cuando la pista era dos segundos más rápida en tu última vuelta y no te quedaba energía, ¿qué habría ocurrido? Pero dime qué quieres hacer en la Q3, y lo haremos ¿Neumático, combustible, plan de ejecución?”. Es decir, un “hazlo tú solito”.
Cuando Max Verstappen logró la pole y Lambiase le comunicó la diferencia con Leclerc, se escuchó su inusual disculpa. «¡Buena diferencia! Al menos tuvimos una buena Q3. Y lo siento, GP (las iniciales de su ingeniero, y como es conocido en Red Bull) por esa diatriba tan, tan larga». «Me estoy acostumbrando poco a poco, Max”, le respondía con flema y sorna Lambiase. Llevan juntos desde la primera carrera del holandés en la Fórmula 1.
El holandés ‘es un cliente difícil’
Como ha demostrando en tantas ocasiones, Max Verstappen desafía frecuentemente las decisiones del equipo, en ocasiones de forma brutal. Valgan los ejemplos de Brasil el pasado año, cuando rechazó dejar paso a Sergio Pérez por una quinta posición cuando ya era campeón del mundo. O como forzó a su equipo a intentar la vuelta rápida en Austria este año, que estaba en manos de su compañero, entrando en boxes para montar neumáticos con el riesgo de perder el triunfo. Sin embargo, es a Lambiase al quien le toca lidiar los centenares de micro momentos en entrenamientos y carrera. El ingeniero de origen ítalo/británico necesita así un particular estilo con el que combina mano izquierda y derecha según sea necesario. Porque se requiere un particular temperamento para lidiar con Verstappen.
“Para ser el ingeniero de carreras Max debes tener fuerza de carácter, porque es un cliente difícil, muchos ingenieros derrumbarían bajo esa presión, GanPiero Lambiase tiene esa fuerza de carácter para lidiar con ello», explicaba Christian Horner al hilo de las escenas vividas y escuchadas en Spa, al parecer frecuentes, aunque no tan aireadas. El británico fue más allá para definir gráficamente a Lambiase. “Es nuestro equivalente de Jason Statham, supongo, ¡ciertamente se parecen…! (en el físico) Lo trata con firmeza, pero de manera justa, y hay un gran respeto entre los dos”. Horner utilizaba la imagen del famoso actor de películas de acción, identificado con los papeles de mayor dureza. «A Max se le pasa rápidamente, pero Giampiero no olvida tan despacio», explicaba Horner sobre la relación entre ambos. Efectivamente, se pudo comprobar durante el gran premio belga con el pulso mantenido entre ambos.
Lambiase empezó en 2005 en el equipo Jordan, y siguió en todos los cambios de propietario hasta llegar a Force India, donde trabajó con Paul di Resta y Sergio Pérez. Fichado por Red Bull a instancias de Sebastian Vettel para convertirse en su ingeniero. Pero tras haber sido examinado por este para convertirle en su ingeniero de carrera, el alemán se marchó a Ferrari. Lambiase se encargó de Daniil Kyvat, quien luego sería sustituido por Max Verstappen. Ganaron su primera carrera juntos, en el Gran Premio de España. Desde entonces, el holandés no ha conocido otro ingeniero, lo que habla a gritos de las capacidades técnicas, pero también psicológicas y emocionales de Lambiase.
Max Verstappen y GianPiero Lambiase se tienen un gran respeto mutuo
La realización se centró durante el fin de semana en los dos protagonistas. El domingo, “Jason Statham” endureció su posición con el piloto holandés, cuando le intentó mantener “atado” con el uso del neumático y las intenciones de buscar “in extremis” la vuelta rápida. «Usaste mucho el neumático en la vuelta de salida, Max. No estoy seguro de que haya sido sensato… Te pediría que no lo hagas. Usa tu cabeza un poco más», además de otros mensajes por el estilo, al parecer frecuentes entre ambos, pero visualizados en esta ocasión de manera recurrente por la producción televisiva.
Para bajar los humos a ese potro salvaje que se encabrita, Lambiase echaba la soga al cuello de su piloto con mensajes también asertivos con lenguaje que este parece entender. Pura psicología inversa. «¿Puedo atacar y hacer otra parada? ¿Un poco de entrenamiento de paradas? “No, no puedes”, Lambiase le cortó las alas a su piloto cuando en Red Bull se temían otro episodio como el de Austria.
“A veces son como una pareja de ancianos discutiendo sobre qué canal ver en la televisión, pero hay un verdadero respeto, confianza y una relación entre los dos”. Horner reconocía que el ingeniero ha sido autorizado y habilitado para tratar con Max Verstappen en doble sentido. Lógicamente, aquel no puede permitirse el mismo lenguaje directo y hasta soez del piloto, por lo que su asertividad se trufa con la ironía y sarcasmo para defender su postura e instrucciones sin perder la compostura, además de esa dignidad personal que el holandés ataca con su estilo con su estilo, como en el pasado Gran Premio de Bélgica ilustró de nuevo.
Sin embargo, hubo una ocasión en la que GinPiero Lambiase sí perdió su habitual flema y autocontrol por la radio: cuando Max Verstappen adelantó a Lewis Hamilton en la vuelta del Gran Premio de Abu Dabi y entró en la meta como campeón del mundo de Fórmula 1 de 2021.