Además de los motores rugiendo y las escenas de persecución, las películas de carreras de coches constituyen una temática en la que podemos contar películas tan distintas como A todo gas y la elogiada Le Mans ’66. Si bien apelan a públicos muy diferentes, este tipo de producciones pertenecen a un género que se ha consolidado como parte de la cultura popular.
¿Cómo surgen las películas y series de coches?
Los coches, las motocicletas y, en realidad, cualquier vehículo que pueda acelerar y explotar forma parte de la cultura norteamericana de siempre. Por eso, no es ninguna sorpresa que estos hayan conquistado el cine; la velocidad y el riesgo son un gran condimento para crear películas de acción y aventura.
Según la revista cultural de cine plottwist.es, podemos trazar el comienzo del género en los westerns en los que bandidos enmascarados asaltan trenes a caballo, se dan a la fuga o se escapan de los nativos a toda velocidad. Recién a mitad de siglo aparecen los primeros ejemplos de producciones en las que los coches comienzan a cobrar un papel cada vez más importante.
Si bien los coches no eran protagonistas salvo en contados casos, en los años 70 llega la primera época dorada de las películas de carreras en el cine. Producciones y escenas de persecución de gran impacto como Contra el imperio de la droga (1971) o Las 24 horas de Le Mans (1971) fueron un claro ejemplo del potencial de este género
Lo mismo ocurre con series de televisión como El coche fantástico (1982), un éxito en el que el protagonista de la historia es un auto inteligente que combate el crimen y que consolidó el romance de las audiencias para con este género en gestación. Sin embargo, no fue hasta 2001 que el género fue lanzado a lo más alto con la llegada de A todo gas (2001).
La nueva era dorada del género de coches: películas y series de autor
En 2015, Fast & Furious 7 recaudó 1,5 miles de millones de dólares en todo el mundo y se convirtió en la entrega más taquillera del género automóviles. Si bien su éxito comercial no es una medida para determinar su impacto en la cultura, lo cierto es que, desde su primera entrega en 2001, esta franquicia es sinónimo de coches en el cine.
Las películas de acción, sin embargo, no han sido las únicas en capitalizar el género: Baby Driver (2017), Drive (2011) e incluso Mad Max: furia en la carretera (2015) son películas que han sabido capturar la emoción de las persecuciones y el amor por los coches sin perder su calidad estética. En otros casos, la misma historia del automovilismo cobra vida en producciones de carreras como Le Mans ’66 (2019) y Rush (2013).
Las películas y series de coches entusiasman y permiten a los realizadores contar historias espectaculares, aunque no son baratas, ya que la mayoría de ellas requieren de un presupuesto muy alto si quieren hacerse de la manera correcta. Algunas otras prefieren emplear la pantalla verde y el CGI para ahorrar en costes de producción. Sin embargo, en la mayoría de los casos, el público quiere ver coches de verdad y conductores realizando las mismas maniobras. Si esto se logra, este género nunca bajará la velocidad.
Las películas de carreras de coches son parte de un género más amplio en el que los vehículos de alta velocidad son protagonistas. Las carreras y las hazañas son parte fundamental del género, pero no exclusivamente. Es posible encontrar producciones en las que las carreras son parte de una historia y otras en las que las carreras son las historia.