Nunca, al menos públicamente, se le había escuchado a Helmut Marko pedir disculpas públicas. Duro entre los duros, el austríaco ha sido durante las dos últimas décadas responsable del proyecto de Red Bull en las carreras, la mano derecha del multimillonario Dietrich Mateschitz. Su personalidad y estilo de gestión ha cambiado el mundo de la competición, marcada por una vida que a su vez determinó la de decenas de pilotos que han pasado por la dura selección natural de Red Bull, cribados por los implacables estándares establecidos por el austríaco. Marko exigía, criticaba, juzgaba, machacaba, con poder absoluto en los programas del fabricante de bebidas. Hasta que tuvo que disculparse con uno de sus pilotos. Checo Pérez, más concretamente.
La vida de Helmut Marko estaba en la base ese estilo vital tan implacable. Amigo de correrías de Jochen Rindt, vivió una juventud marcada por la audacia y la ausencia de convencionalismos. Las correrías de ambos darían para una película. La vida peligrosa y al límite. El día que ambos suspendieron el acceso a la universidad no dijeron nada a sus familias, y se marcharon a Nurburgring, a ver la Formula 1. Los dos querían ser pilotos. Su amigo luego fallecería en Monza, y le ofrecieron su asiento. La vida era directa, cruel y dura. Además de perder más colegas, estuvo a punto de fallecer en Daytona cuando su prototipo pinchó a más de 300 km/h. Ganó las 24 Horas de Le Mans, pero en el Gran Premio de Francia de 1972 su vida cambió para siempre.
Al comienzo de la carrera una piedra atravesó la visera de su casco. Sintió un dolor inmenso en el ojo. “Sabía que aquello podía haberse convertido en un infierno, para mí, y para aquellos que me seguían”, en referencia al pelotón de monoplazas a su espalda. “De lo que ocurrió a continuación no me acuerdo, pero me dijeron que levanté el brazo, conseguí aparcar el coche al lado de la pista, y luego me desmayé”. Su vida se fue a negro y cayó en una profunda depresión. Tuvo que sobrevivir sin la gran pasión que había dirigido su existencia. Se convirtió en un sargento de hierro de la vida, fruto de sus experiencias vitales. A ello se unía el carácter directo y asertivo que distingue a los de su Estiria natal. Niki Lauda compartía también esa escuela.
La filosofía de Helmut Marko en Red Bull: presión absoluta
Con semejante bagaje, se entiende la filosofía con la que Red Bull ha funcionado con sus pilotos. Presión absoluta, exigencia inmediata de resultados sin atender a atenuantes. De lo contrario, a la calle. Algunos, como Jaime Alguersuari, reconocen que aún tienen pesadillas con Marko. Duro entre los duros, cuando el austríaco hablaba marcaba el territorio. Temido y respetado, su palabra ha sido la ley en Red Bull. De aquí que sus primeras disculpas públicas supongan un hito.
Como en 2022, Sergio Pérez comenzó fuerte y rivalizó con Max Verstappen. Pero a medida que avanzaba la temporada, también en 2023, Pérez se fue alejando del holandés. El pasado Gran Premio de Mónaco marcó el comienzo de un profundo bache tras su accidente en los entrenamientos clasificatorios. Durante cinco grandes premios no llegó al Q3. Mientras tanto, Daniel Ricciardo trabajaba en la sombra para recuperarse de su crisis personal tras la salida anticipada de McLaren. Nick de Vries fue víctima en AlphaTauri de la dura política de Marko y ni siquiera llegó al verano. Paralelamente, Pérez empezó a sufrir la implacable presión del jefe, quien parecía haber ganado más poder con el fallecimiento de su amigo Mateschitz. Ricciardo sustituyó a De Vries, con la amenaza de ocupar el puesto de Pérez en 2024. Marko echaba cada vez más carbón a la caldera del mexicano, fiel a su implacable libro de estilo.
En el seno de Red Bull se inició una desconcertante dinámica en las últimas semanas. “En la Fórmula 1 nada es cien por cien seguro, la seguridad no existe. Siempre hay situaciones relacionadas con el rendimiento que necesitan ser discutidas». Marko insinuaba la posible marcha del mexicano el próximo año a pesar de su contrato. Nada nuevo bajo el sol, la habitual tenaza de presión absoluta a sus pilotos, aunque el título de Verstappen y Red Bull en 2023 ya están asegurados y los puntos de Pérez, aunque necesarios, no serán definitivos. Pero Marko aplicaba el torniquete y amenazaba con la salida del mexicano.
Sin embargo, Christian Horner defendía a su piloto, elevando el tono en el pasado Gran Premio de Italia. «La situación de Checo para el próximo año está clara. Es un piloto de Red Bull Racing. Tenemos un acuerdo con él. Estamos satisfechos con el trabajo que está haciendo. Es segundo en el Campeonato , es el único piloto, además de Max, que ha ganado grandes premios este año. Es fácil ser derrotado cuando el listón está tan alto en el otro lado (Verstappen), pero será nuestro piloto en 2024″.
Helmut Marko la lía con sus comentarios sobre Pérez
¿Qué está pasando en Red Bull? El propio Marko reconocía que Horner no quería a De Vries, cuyo fichaje fue decisión personal del austríaco. Quizás Horner estaba marcando una línea a los deseos de Marko de devolver al australiano al primer equipo. Quizás ambos estaban jugando a otro juego. Pérez es apoyado económicamente por Carlos Slim, el multimillonario mexicano. El “poli bueno” y “poli malo” podría estar ejecutando sus respectivos papeles para las negociaciones de 2024 con quienes respaldan desde México a Pérez. Hasta que a Helmut Marko se le fue la mano. Nunca le había ocurrido. Al menos, nunca había tenido que disculparse públicamente.
«El GP de Italia fue seguramente uno de los mejores fines de semana de Checo Pérez. Sabemos de sus problemas en clasificación, que es donde tiene sus titubeos. Recordemos que él es sudamericano y por eso su cabeza no está tan concentrada como la de Max Verstappen o como era Sebastian Vettel. Pero las carreras son su fuerte y tuvo una muy buena actuación”. Habituado a juzgar a sus pilotos con los más duros criterios, en esta ocasión Marko entró en un terreno espinoso en el canal ServusTV de Red Bull. Había salido del terreno deportivo para salir más allá de las fronteras de las carreras. En esta ocasión, ni siquiera el duro entre los duros pudo resistir la presión, sobre todo en Sudamérica. La reacción mediática y de las redes sociales no se hizo esperar. Sus palabras crearon un enorme revuelo. Y, a fin de cuentas, Marko también representa a una marca de bebidas energéticas.
Que el austríaco tuviera que salir inusualmente a la palestra confirmaba que, en esta ocasión, había ido demasiado lejos. “Me gustaría disculparme por mi comentario ofensivo, y quiero dejar absolutamente claro que no creo que podamos generalizar sobre personas de ningún país, raza o etnia. Estaba tratando de señalar que Checo ha fluctuado en su desempeño este año, pero fue un error atribuirlo a su herencia cultural”. Quién hubiera imaginado algo parecido en Helmut Marko.
«Con la temporada que hemos tenido, es importante que en las próximas carreras también quiera estar en un entorno en el que sienta que puedo contribuir. Y si ese lugar en 2024 no está aquí, tenemos que buscar otras alternativas. Pero ahora mismo mi principal objetivo es estar aquí, ganar más carreras y seguir ganando campeonatos con Red Bull. Tengo contrato hasta el año que viene, así que en algún momento del año que viene nos sentaremos y hablaremos». Por primera vez, Pérez amagaba con una posible salida de Red Bull, contestando elegantemente a la presión de Marko, eso sí, recordando veladamente que su contrato el próximo año está asegurado. Si alguien pretende lo contrario, tendría que pagarlo de todas formas.
Todos los pilotos se han plegado a Helmut Marko en algún momento, incluyendo el propio Max Verstappen en sus primeros tiempos de Red Bull. Si el austríaco trataba de ejercer su habitual presión a un piloto, el tiro le había salido por la culata. Ahora, su desliz reforzaba al mexicano. Habrá que comprobar la actitud de Helmut Marko con Sergio Pérez a partir de ahora. Quizás, el mexicano pueda respirar un poco más tranquilo.