El debate sobre la normativa europea, que ha de regular el escenario de emisiones de CO2, afecta directamente a la economía y el sector del automóvil.
Fabricantes, políticos y comerciales, han de ponerse de acuerdo, en lo que parece ser un cambio indiscutible, pero que ha de realizarse de mutuo acuerdo para salvaguardar una industria que conforma un porcentaje dentro del PIB de la Unión Europea, mas que fundamental.
1Un escenario delicado y perturbador
El cambio sostenible en el modo energético para la movilidad y el transporte de mercancías, pasa por ser en la agenda política medioambiental de la Unión Europea la clave para colaborar en el freno a el cambio climático.
Para ello, las inversiones en infraestructuras electrificada, la disminución de emisiones y la regulación del trafico de vehículos contaminantes, parecen ser los vectores a controlar e incentivar para conseguirlo.
Con este panorama, la decisión de prohibir los motores de combustión en el año 2035, acelera unos procesos en la elaboración de la normativa reguladora que de alguna forma no satisfacen a todos los sectores implicados por diversas razone económicas.