Hoy es un día histórico. Con el sistema BlueCruise de Ford, la conducción autónoma se ha hecho realidad. Por primera vez, es legal circular sin tocar el volante ni los pedales… en determinadas circunstancias, por supuesto. Ford ha sido la primera marca en lograr la homologación para que su sistema BlueCruise sea 100 % legal en cerca de 28.500 kilómetros de la red de autopistas y autovías de nuestro país. Hemos tenido la oportunidad de probarlo, y nos ha encantado.
Los cinco niveles de conducción autónoma
Antes que nada, conviene recordar que la norma SAE J3016 define cinco niveles de conducción autónoma, y es el estándar asumido por toda la industria. Resumiendo mucho, en los niveles 1 y 2 no hay, realmente, conducción autónoma como tal, mientras que en los niveles 3, 4 y 5 sí es el vehículo el que conduce. La diferencia entre estos tres niveles “avanzados” se centra básicamente en el grado de atención requerido por parte del conductor y en el grado de autonomía del sistema.
Así, el nivel 3 de conducción autónoma exige al conductor que esté atento para intervenir cuando el sistema lo requiera, mientras que en el nivel 5 la conducción autónoma es total, y el vehículo no tiene siquiera por qué contar con mandos para que un eventual conductor tome el control.
Ford define su BlueCruise como un sistema de conducción autónoma de nivel 2, 2+ o 2.5, si bien estos niveles intermedios no existen en las normas SAE. Digamos que funcionalmente BlueCruise es un nivel 3 pero administrativamente es un nivel 2, ya que la responsabilidad de lo que ocurra cuando el coche se encuentra conduciendo de forma autónoma sigue siendo del conductor.
Así funciona el sistema BlueCruise de Ford
En cualquier caso, lo realmente importante es que el sistema funciona, está ya disponible y su uso es 100 % legal. Ford ha homologado su uso en el Mustang Mach-e, convirtiéndose en el primer fabricante que cuenta con la autorización del Ministerio de Industria y de la DGT para que uno de sus vehículos pueda conducir en modo “manos libres”.
Para utilizarlo, lo primero que necesitamos es que nuestro coche lo equipe (perogrullada). De entrada, todos los Ford Mustang Mach-e vendidos en España a partir de octubre lo llevan instalado de fábrica, y la inmensa mayoría de los modelos vendidos hasta ahora podrán actualizarse para disponer de él. El único requisito es que cuenten con la cámara de monitorización de la atención del conductor.
Una vez que tengamos nuestro Ford Mustang Mach-e con el sistema instalado, deberemos activarlo mediante la app FordPass, ya que se trata de un servicio disponible en modalidad de pago por suscripción, a razón de 24,99 euros al mes. Hay, no obstante, 90 días de prueba gratis durante el primer año de posesión del vehículo, y su usuario puede darse de alta y de baja tantas veces como quiera.
En cuanto tengamos el Ford Mustang Mach-e con el sistema BlueCruise activado, para utilizarlo simplemente deberemos circular por una autopista o autovía y conectarlo con el pulsador izquierdo del volante, igual que haríamos con el control de crucero adaptativo. A los pocos segundos, el cuadro de instrumentos mostrará una especie de burbuja azul con un coche en su interior, y podremos retirar las manos del volante.
Sí deberemos mirar constantemente la carretera y tomar el control del volante cuando el sistema lo requiera. De hecho, la cámara que monitoriza nuestra atención (ubicada sobre la columna de la dirección), no permitirá que nos distraigamos más de cinco segundos como medida de seguridad antes de empezar a advertirnos de forma similar a como lo haría el control de crucero adaptativo si dejamos de tocar el volante.
La conducción autónoma ya es una realidad
En la práctica, el sistema BlueCruise de conducción autónoma funciona muy bien porque, de hecho, el control de crucero adaptativo ya funcionaba muy bien en este vehículo, centrando perfectamente el coche en el carril de forma constante, sin bandazos ni correcciones, y manteniendo una distancia constante con el vehículo que nos precede, con una progresividad envidiable si necesita frenar o acelerar.
Realmente no hay ninguna mejora ni en el hardware ni prácticamente en la manera de gestionarlo. La diferencia principal es que ahora no tenemos que estar constantemente tocando el volante, y es algo que cambia enormemente las cosas.
Hemos conducido durante 40 kilómetros por la autopista A-1, y el resultado es el esperado. Después de unos segundos, el sistema BlueCruise toma el control y nos mantiene centrados en el carril por el que circulamos, a la velocidad programada o por debajo si hay un vehículo más lento delante del nuestro.
No cambia de carril de forma autónoma, pero sí ha sido capaz de abordar curvas de radio relativamente cerrado como las del puerto de El Molar. En ocasiones puntuales nos pide que tomemos el control, lo hacemos, y poco después vuelve a aparecer la “burbuja azul” en la instrumentación que nos libera de tener que poner las manos en el volante.
Aparte de la gran mayoría de la red de autopistas y autovías de España, podremos usar BlueCruise en autopistas de Alemania y Reino Unido, donde también ha sido homologado. Ford ha previsto una herramienta en su web para comprobar si nuestro recorrido es compatible con la conducción autónoma del sistema BlueCruise. En cualquier caso, no podremos emplearlo en vías que no sean reconocidas por el GPS, ya que directamente no llegará a conectarse, si bien, cuando no esté disponible, siempre podremos conformarnos con el control de crucero adaptativo.
