En la actualidad, España cuenta con 1.435 kilómetros de carreteras con peaje directo al usuario —el 12% de las vías de alta capacidad— divididos en una veintena de tramos, incluyendo los cuatro de la AP-7 y los cinco de las autopistas radiales y del aeropuerto de Madrid. A ellos hay que sumar además las autopistas autonómicas: dos en Galicia, País Vasco y Cataluña y una en Navarra, lo que eleva la cifra total de peajes a 27.
El desarrollo de autopistas en España coincidió con el boom del ladrillo y la burbuja de crédito: hacían falta nuevas conexiones viales para comunicar los nuevos desarrollos urbanos y descongestionar las entradas y salidas de las principales ciudades. El problema es que esa pompa estalló y las autopistas acabaron conduciendo a edificaciones vacías y ciudades fantasma, por lo que el tráfico proyectado jamás llegó a alcanzarse en la mayoría de los casos.
1¿Peajes también en autovías?
A nivel europeo, España forma parte del grupo de trece países que aplican peajes en sus carreteras, aunque los modelos de cobro por uso varían mucho entre Estados. Polonia, por ejemplo, tiene peajes en todas sus carreteras de alta capacidad, mientras que Alemania, Países Bajos, Bélgica, Dinamarca y Suecia solo cobran por cruzar algunos puentes o túneles.
Entre las medidas acordadas con Bruselas para recibir las ayudas del Plan de Recuperación de la Unión Europea, España incluyó el pago por el uso de las autovías a partir de 2024 amparándose en el principio de «quien contamina paga».
La propuesta se convirtió en un arma arrojadiza en la campaña electoral previa a las elecciones generales del pasado mes de julio, con la oposición acusando al Gobierno de ocultar la medida a los españoles y Moncloa asociando el ataque a un bulo de la oposición. Sea como fuere, parece que finalmente el Ejecutivo de Pedro Sánchez ha conseguido convencer a la Comisión Europea de descartar la imposición de los peajes en las autovías a cambio de la aprobación de una Ley de Movilidad Sostenible