La Inspección Técnica de Vehículos (ITV) es un proceso obligatorio para todos los conductores que quieren ser dueños de un vehículo. Esta inspección se diseñó para proteger la seguridad de los conductores al comprobar todas las condiciones mecánicas básicas de los vehículos para que cumplan con los estándares de seguridad. La ITV es muy importante, ya que previene accidentes y ayuda a los usuarios a mantener su vehículo en buen estado.
Sin embargo, muchos conductores se enfrentan a sorpresas desagradables en su revisión de ITT. Desde una rotura no identificada hasta fallos de emisión, los dueños de vehículos y sus mecánicos deben comprobar con antelación los vehículos para evitar problemas.
1Comienza con una revisión visual
Un examen físico visual puede detectar fácilmente algunos de los problemas más comunes de los vehículos. Asegúrate de revisar los faros, neumáticos y el estado de la carrocería. Esta revisión rápida te aportará un amplio conocimiento sobre el estado actual de tu vehículo.
Revisa también bajo el capó para examinar todos los hoses, filtros, tubos y cables para garantizar que funcionarán correctamente. Si detectas algún problema con cualquiera de las partes, asegúrate de llevar tu coche al taller para que los mecánicos puedan examinarlo con más detalle.
Un examen visual también te permitirá identificar algunas fugas. Las fugas pueden ser una señal de problemas mayores con tu vehículo.