En cierto modo, Mercedes-Benz ha aprovechado los 40 años de vida de Motor16 para hacer una tremenda transición hacia la modernidad. La marca alemana, inventora del coche tal como hoy lo entendemos, comenzó en los años 80 del pasado siglo un cambio radical. De ser una marca con modelos elitistas, distinguidos y exclusivos… y al alcance de muy pocos, inició un camino para popularizarse, para ampliar su abanico de clientes y sin perder ninguna de sus características.
Un camino que permitió que, hoy en día, no sea una quimera poder comprar un modelo de la marca alemana; pero sin que la exclusividad, el lujo o el refinamiento se hayan visto alterados. Y todo eso se ha centrado en una serie de modelos que han ido escribiendo la historia de la marca alemana de la estrella en estos 40 años. Todo empezó, por cierto, con el W21, conocido comercialmente como Mercedes 190 y ‘cariñosamente’ como el Baby Benz.
El Mercedes 190 inició el camino
La berlina familiar, que estuvo en el mercado entre 1982 y 1993, estaba diseñado por Bruno Sacco y contenía en unas dimensiones más ajustadas, todos los elementos que debía ofrecer todo un Mercedes; pero con alternativas más populares en la parte de los motores, pues ofrecía propulsores de cuatro cilindros desde 90 caballos de potencia. El resultado fue el éxito absoluto, apoyado también en sus triunfos en la competición, pues fue uno de los clásicos del DTM, el campeonato alemán de turismos.
Pero si de popularizar la marca se trata, no hay otro modelo que haya hecho más que el Mercedes Clase A. Por primera vez la marca de la estrella se lanzaba al segmento C, el de los compactos. Y lo hacía con su primer vehículo de tracción delantera, de estética monovolumen lanzado en 1997 y que tuvo en sus inicios dificultades por aquel episodio de la ‘prueba del alce’ que ponía en duda su seguridad. La marca alemana, sin embargo, puso toda la carne en el asador, le dotó de toda la tecnología necesaria para ser seguro al máximo –con elementos que, por precio, no le hubieran correspondido- y el resultado ha sido el éxito más absoluto; ahora ya con siluetas compactas, sedán coupé o SUV con el GLA.
El Mercedes ML, la primera incursión en el terreno de los SUV
Otro modelo que explica la popularización de Mercedes en estos años ha sido su apuesta SUV. Y el primero de ellos fue el ML. La marca alemana contaba –y cuenta- con el Clase G, posiblemente el todoterreno más capaz del mundo, pero decidió hacer un coche algo menos radical pero que fuera todo un Mercedes. El ML llegaba para luchar con el BMW X5, precursor del segmento de los SUV de lujo y abrió un camino y una familia de todocaminos a la que se sumaron después, los GLC, GLE, GLB…
Y entre los modelos más recordados que permitían que el sueño de un deportivo de Mercedes no fuera imposible, el SLK es sin duda el encargado de hacer más accesible ese empeño. Con una estética rompedora, con su opción de ser coupé o cabrio en solo unos segundos, el biplaza de la marca hacía soñar a su conductor con conducir el elegante y superexclusivo SL, con medidas y alternativas más contenidas.
La lista de modelos que han hecho historia en Mercedes en estos 40 años sería interminable: los Clase C y E, el espectacular Clase S en sus diferentes generaciones, el CLS primer sedán coupé, los deportivos CLK y SLS AMG, o los AMG GT que llegaron después, los más familiares Clase B o Clase V. Y por supuesto, la resurrección del lujo supremo de la mano de Maybach, primero como marca propia y finalmente como la versión más exclusiva de los Mercedes más distinguidos.