Hay coches que, sencillamente, no entran dentro de ninguna lógica, ya sea por precio, tamaño, concepto… o todo a la vez. El BMW XM es uno de ellos. Se trata del primer SUV desarrollado por completo por BMW Motorsport, y si duda el departamento deportivo de la firma bávara ha plasmado todo su buen hacer, porque lograr que una mole que supera de largo las dos toneladas y media pueda hacer lo que hace el XM, tiene mérito. Pero no anticipemos nada.
Para motorizar al XM, BMW ha optado por un sistema híbrido enchufable que combina el ya legendario bloque 4.4 V8 biturbo, que para la ocasión desarrolla 489 CV, con una unidad eléctrica de 197 CV. Este último se alimenta de una batería de 25,7 kWh de capacidad neta, que le permite una autonomía eléctrica de 81 kilómetros.
El BMW XM anuncia una potencia conjunta de 653 CV, aunque ‘sólo’ es el tercer modelo más potente de la gama de BMW. Le supera por poco el i7 M70 xDrive 100 % eléctrico, con 659 CV, mientras que la primera posición no es para otro que el XM Label Red, una versión que, gracias a un incremento de potencia del V8 hasta 585 CV, se sitúa en unos espeluznantes 748 CV combinados.
Con el BMW XM olvídate de pasar desapercibido
También es un coche grande. A primera vista puede que no lo parezca, pero la realidad es que el XM tiene una longitud de 5,11 metros, sólo 4 centímetros menos que un X7. La anchura es de 2,01 metros, idéntica a la de su hermano, que se diferencia en la altura: 1,76 metros del XM frente a 1,84 del X7.
No obstante, todas las miradas se dirigen a las espectaculares llantas de 23 pulgadas que equipaba la unidad de pruebas, que se pueden pedir en opción por la módica cantidad de 3.371 euros (las de serie son de 21 pulgadas y tienen diseño bastante más discreto). Equipan unos neumáticos de perfil superbajo, en concreto unos 275/35 R23 en el eje delantero y 315/30 R23 en el trasero. Casi nada.
Habida cuenta de lo llamativo del exterior, el habitáculo del BMW XM podría resultar incluso ‘soso’, al menos en lo que al salpicadero se refiere, a pesar de la peculiar combinación de colores. La mayoría de los mandos (volante, selector del cambio, pulsadores…) son idénticos a los que encontramos en un M3, por ejemplo. Porque, no olvidemos, el XM ha sido desarrollado por BMW M, y eso es algo que tendrá mucha influencia de aquí en adelante.
Rápido y nada cómodo
Porque lo que hace realmente especial al XM no es el diseño, el tamaño o los neumáticos. Es su chasis, con una puesta a punto enfocada por completo a lograr la mayor efectividad dinámica. Durante los primeros compases ya se intuye una suspensión extremadamente seca, casi como si se tratase de un coche destinado a circuito. No obstante, hay que poner un asterisco ya que las llantas opcionales deben tener mucho que ver; habría que probarlo con las de serie para comprobarlo.
Después, cuando comienzas a tomar las primeras curvas, entiende que BMW M ha puesto todo su conocimiento y buen hacer. La inclinación es mínima, por no decir inexistente, y sin apenas darte cuenta vas a un ritmo propio de un buen turismo deportivo, salvo que este pesa casi 2.700 kilogramos. El cambio y la dirección funcionan de manera ejemplar; incluso los frenos muestran una resistencia al calentamiento considerable, pero a que los discos no son de material carbocerámico.
Respecto a las prestaciones, simplemente se puede decir que corre lo esperado para un coche con 653 CV que pesa 2,7 toneladas. La cuestión es que tampoco hay nada con qué compararlo, ya que lo más parecido con tecnología híbrida enchufable es un Range Rover P550e, 103 CV menos potente. Si dejamos de lado esta tecnología tampoco es que haya mucho, salvo el Lamborghini Urus S, con 666 CV, aunque su precio se dispara por encima de los 265.000 euros, mientras que el XM se queda en 179.700 euros.
En cuanto al sistema híbrido, un pequeño apunte. La batería del BMW XM sólo admite carga en corriente alterna a 7,4 kW, de modo que llenarla sus 25,7 kWh de capacidad útil lleva cuatro horas y media, un punto en su contra ya que en este segmento ya hay modelos que admiten corriente continua
En definitiva, el BMW XM es un coche muy especial para clientes muy especiales, ya que sus características no pueden ser del agrado de cualquier persona.