El Gran Premio de Las Vegas no era una carrera más en el calendario, sino de una gran apuesta de quien ejerce como promotor del evento: la propia Formula 1. Un tercer gran premio en Estados Unidos, en una de sus ciudades más turísticas e icónicas, con casi seiscientos millones de euros de inversión. Se trata de una brutal apuesta que iba a medir la naturaleza experiencial que se pretendía para el aficionado con el aspecto deportivo en un singular circuito urbano. Que cada cual haga su personal balance.
Pronto se constató que el tercer fin de semana americano estaba rodeado de una excepcional fanfarria. Incluso ya el jueves algunos pilotos manifestaron sus reticencias ante la exagerada carga de la exposición mediática y promocional. Pronto se evidenciaron algunas de las sombras que han acompañado a la primera edición.
En Las Vegas se cometieron errores de debutante
El incidente de Carlos Sainz el viernes fue la primera. Una tapa de válvula suelta pudo costar un enorme disgusto al madrileño, saldado con un monoplaza destrozado, una elevada factura para Ferrari, y una sanción injusta solo mantenida por la fuerza de uno de sus equipos rivales, y que condicionaría el fin de semana del piloto español y su escuadra. La salida anticipada de los espectadores el viernes, ausentes de la segunda sesión de libres, costaría un inmediato pleito a los organizadores del Gran Premio de Las Vegas.
Sobre el papel, el circuito no ofrecía grandes estímulos a pesar de tratarse de una pista extraordinariamente veloz. Las bajas temperaturas ambientales, excepcionales para la Fórmula 1, arrojaban incertidumbre para el desarrollo del gran premio. El ambiente estaba repleto de actividades promocionales y, sobre todo, una pléyade de estrellas. Restaba conocer la calidad del producto que justificaba semejante despliegue, parafernalia, e inversiones. A fin de cuentas, se trata de un gran premio de Fórmula 1. Afortunadamente, la carrera no quedó como una simple excusa para justificar un montaje exterior único en la historia de este deporte.
La piedra en el coche de Sainz
Por segunda vez en 2023 Ferrari mostró ritmo de pole, e insinuaba también que de victoria. Con una configuración aerodinámica similar a la del Gran Premio de Monza -pole de Sainz- y de Singapur -doblete del madrileño- los dos monoplazas italianos lograron efectivamente la primera fila.
Pero Sainz arrastraría la carga de una sanción de doce puestos de parrilla por agotar el número máximo de baterías reglamentarias a consecuencia del incidente del viernes. A todas luces injusta, como incluso reconocía pilotos como Max Verstappen y Fernando Alonso. Pero Mercedes hizo valer su fuerza para una aplicación estricta del reglamento. Sainz no ocultó su disgusto y mal humor durante todo el fin de semana.
Las Vegas: Una carrera frenética desde la primera curva
El inicio de la prueba no pudo ser más trepidante. Verstappen sacaba de la pista a Leclerc en la primera curva, mientras que Fernando Alonso se llevaba a un par de rivales y, junto con Sainz, también con otro trompo, se iba al fondo de la clasificación. Monoplazas más rápidos que los que les precedían hasta ese momento iban a contribuir a mover más si cabe la carrera.
El holandés recibía cinco segundos de penalización por su maniobra de la primera curva. «No quise sacar a Charles de la pista, pero no pude reducir la velocidad. En retrospectiva, la penalización probablemente fue la decisión correcta», admitía.
Checo Pérez dañaba su alerón también en la primera curva. En la segunda vuelta, Norris y su McLaren acabaron contra el muro. Los problemas con la temperatura de neumáticos tenían de puntillas a los pilotos tras la larga recta de dos kilómetros del circuito americano. Los adelantamientos se sucedían por todas partes, a pesar de los temores previos tras los entrenamientos libres. Como Sainz reconocería al final del gran premio, este era un circuito de carrera más que de entrenamientos clasificatorios. Menos mal.
Cuando los neumáticos medios con los que Verstappen había comenzado desfallecían inesperadamente, se abría la ventana para una segunda victoria de Ferrari. Los del monegasco aguantaba bien y superó al holandés en la pista. Verstappen paró inmediatamente y se descolgó del Ferrari. Pérez marchaba por delante tras la parada de Leclerc, pero también fue víctima del Ferrari. La victoria se abría en el horizonte para el monegasco por primera vez en 2003. Había logrado cinco poles esta temporada, pero sin rematar ninguna hasta el momento.
Sainz, picando piedra por detrás
Mientras, por detrás, Sainz había parado muy pronto tras el incidente de Norris de la segunda vuelta. Ganó algunas posiciones, a pesar de empezar a rodar con problemas de refrigeración y un compuesto duro que no funcionaba como se esperaba. Leclerc, mientras, rodaba en cabeza con margen para batir a los Red Bull. Sin embargo, una segunda neutralización por los restos en pista del monoplaza de Russell daba algo un oxígeno a Sainz que restaba a su compañero.
Con solo cinco vueltas en sus neumáticos y bajo castigo de perder la primera posición, Leclerc se mantuvo en pista, a diferencia de los dos monoplazas austríacos que luego cazaron al Ferrari. Tan solo la magnífica maniobra final del monegasco en la curva 14 sobre un Pérez que también había perdido el podio en Brasil en la vuelta final, salvaba la decepción del monegasco y de Ferrari. Por enésima vez, Leclerc no lograba materializar la pole.
«Estaba realmente seguro de que la victoria era nuestra. Creía que sin el coche de seguridad la victoria era nuestra”, explicaría después. “Teníamos cinco vueltas más de neumático que Max, pero necesité unas buenas cuatro o cinco vueltas para ponerlos a temperatura. Luego, llegó el coche de seguridad, Max y Checo pararon, y me quedé con mis neumáticos usados de cinco vueltas. Volver a arrancar con neumático usado es increíblemente difícil, y ahí perdimos la carrera”.
Por detrás, las peleas y los cambios de posición fueron constantes. Ocon logró un magnífico cuarto puesto para Alpine con la misma estrategia que Leclerc. Stroll cuajó una de las mejores carreras del año para terminar quinto, por delante de Carlos Sainz.
“Una carrera de limitación de daños”, como la resumía el madrileño relativamente recompensado por terminar por delante de los dos Mercedes, “los pilotos del equipo que quiso penalizarme”. Hamilton siguió en la meta al madrileño, mientras que la penalización de Russell por su toque con Verstappen le llevó a la octava posición. De alguna manera, para Sainz se había hecho justicia.
Aston Martin salva la cara en Las Vegas
Fernando Alonso también vivió una carrera azarosa desde la primera curva tras llegar un poco pasado a la primera curva, también con el polvo blanco en sus neumáticos después de la mancha de aceite que había quedado en la pista antes del posicionamiento de los monoplazas en la parrilla, supuestamente de Hamilton. Al final, logró entrar de nuevo en los puntos.
“Salí bien, pero en la primera curva hice un trompo, o no sé si me toqué con alguien o no, porque todavía no he visto la repetición”, explicaba nada más terminar, aunque fue el Aston Martin quien embestía a otro rival. “Perdí el coche ahí y cuando vi al Alfa Romeo justo en frente mío pensé que la carrera se había acabado. Pero luego, con el coche de seguridad pude entrar de nuevo en la lucha y sumar puntos. Al final me deja con buen sabor de boca porque en la primera curva pensé que se había acabado”.
El espectáculo y el deporte
Tiempo habrá para las conclusiones más asentadas sobre el primer Gran Premio de Las Vegas en la era moderna (Hubo dos en 1981 y 1982). De momento, quizás sirvan las reflexiones de Carlos Sainz, quién vivió todos los ángulos del mismo. “Creo que tenemos que aprender a separar las cosas. Está el deporte, y está el espectáculo, y se pueden tener ambos en buena combinación y armonía. Con la ceremonia de apertura, con todo el espectáculo en torno al gran premio, en todos los hoteles, el acceso VIP… Veo la carrera como una muy buena oportunidad para la Fórmula 1, y creo que es bueno que venga a Las Vegas. Estoy disfrutando la experiencia de hacer una carrera de Fórmula 1 aquí”.
“Luego está el deporte, y siento que no podemos fallar”, reflexionaba el madrileño sobre la vertiente deportiva, y desde su experiencia personal. “Creo que empezamos con muy mal pie, hubo una muy buena oportunidad para hacer una declaración como deporte y abrir Las Vegas con una muy buena imagen y con mucho atractivo para todos. Hay gente que nunca ha asistido a una carrera, y todavía me pregunta por qué me sancionan por lo que pasó, y eso que nunca han asistido a una carrera de Formula 1”.
No solo los organizadores del Gran Premio de Las Vegas tienen que pulir su carrera para el futuro. También, la propia Fórmula 1 y la mismísima Federación Internacional del Automovilismo, incapaz de aplicar a estas alturas el mínimo principio de equidad del deporte.
