Los transportistas en España se enfrentan a un dilema crucial: la elección del tipo de vehículo que impulsará sus operaciones. Según el estudio realizado por Continental en colaboración con Fenadismer, el 63% de los encuestados prefiere los camiones diésel, mientras que solo un 11% se inclina por la opción híbrida, y un modesto 4% elige la alternativa eléctrica. Este dato resalta la arraigada preferencia por el diésel, impulsada principalmente por consideraciones de relación calidad-precio.
En este contexto, la sostenibilidad emerge como una preocupación destacada, con el 49% de los encuestados considerándola como un pilar fundamental para el sector del transporte. Sin embargo, surge una paradoja interesante: a pesar de la alta prioridad otorgada a la sostenibilidad, un 17% admite no estar al tanto de las nuevas normativas ambientales. Este hallazgo sugiere la necesidad de una mayor conciencia y educación en el sector sobre las regulaciones medioambientales en evolución.
1El desafío del tacógrafo inteligente de segunda generación
Otro punto de inquietud para los transportistas es la próxima implementación del tacógrafo inteligente de segunda generación, una medida contemplada en las últimas actualizaciones del Paquete de Movilidad de la Unión Europea. A partir de enero de 2025, todos los vehículos que deseen operar en territorio europeo deberán estar equipados con este nuevo tacógrafo.
El estudio revela que solo el 20% de los encuestados tiene flotas preparadas con el tacógrafo inteligente de segunda generación. Entre las razones para no adoptar esta tecnología, el 45% señala su elevado coste, mientras que el 30% destaca las dificultades para adquirirlo. Además, el nivel de conocimiento sobre las ventajas de esta actualización es bajo, ya que el 70% admite no estar al tanto de los beneficios.
La falta de conocimiento también se refleja en la escasa conciencia sobre las posibles subvenciones y ahorros asociados con el cambio al tacógrafo inteligente de segunda generación. Solo el 18% está informado sobre la posibilidad de acceder a subvenciones, y solo el 1% reconoce el potencial ahorro en las revisiones periódicas de los vehículos.