¿En qué podría relacionarse el Gran Premio de Madrid con el responsable de Mercedes Toto Wolff y su esposa, Susie Wolff? En nada, aparentemente. En realidad, se trata de hilos de la misma red. Del conflicto latente entre la Formula 1 y la Federación Internacional de Automovilismo desde la llegada del nuevo presidente, Mohamed Ben Sulayem.
Hace pocas fechas, se publicaba la noticia de la celebración del Gran Premio de Madrid a partir de 2026. “Hay un proceso claro para tener un gran premio en un determinado lugar, y no creo que se esté siguiendo ni se hayan dado los pasos a seguir respecto a lo que se puede leer”. En la entrega de premios de la FIA el vicepresidente primero de la FIA presidente del RACE, Carmelo Sanz de Barros, rechazaba que la cita de la Fórmula 1 en Madrid estuviera siguiendo su curso formal.
“Cuando la Federación Española considere que ese proyecto es un proyecto válido y que están interesados, lo canalizan a la FIA. Como cualquier circuito urbano y en casos así primero hay homologarlo, certificarlo ¿Quién hace todo este proceso?”, se preguntaba La FIA. La Federación Española no ha recibido nada, entonces (FOM) no han canalizado nada a la FIA, y no ha recibido nada. Nadie ha estado trabajando hasta ahora en ese proyecto que ha salido en la prensa en los últimos días».
En pocas palabras, ni la Federación Española ni la Internacional han tenido hasta el momento el menor conocimiento de que en Madrid se vaya a celebrar un gran premio. En realidad, las palabras de Sanz de Barros suponían la manifestación que FOM, es decir, la Formula 1, ha ignorado a la entidad bajo cuya autoridad se celebran los grandes premios.
Disparar intencionadamente
Días antes, la polvareda con el matrimonio Wolff. El presidente de la Federación Ben Sulayem, anunciaba públicamente que abría una investigación al responsable de Mercedes y a su esposa, a cargo del certamen femenino Formula Academy. Un medio de no gran relevancia publicaba que, supuestamente, varios jefes de equipo habían mostrado su preocupación ante un posible conflicto de intereses y uso de información privilegiada por parte del matrimonio en sus respectivas posiciones: él al frente de un equipo, ella con un cargo con responsabilidad en un campeonato FIA.
El matrimonio saltó al ruedo con furibundos comunicados rechazando tales acusaciones, Susi Wolff incluso alegando ‘misoginia’ por parte del presidente. Todos los equipos salieron a la palestra con un comunicado conjunto rechazando que ninguno de ellos hubiera manifestado sus quejas en tal sentido. Al día siguiente, la FIA anunciaba que se cerraba la investigación sin mayores consecuencias.
La actuación de Ben Sulayem no ofrecía base fáctica y jurídica. Quizás el presidente de la FIA tampoco la necesitaba. Su objetivo parecía únicamente propiciar un golpe mediático a la pareja, especialmente al marido. Quizás Ben Sulayem quería dar un escarmiento a Toto Wolff, quien días antes del Gran Premio de Abu Dabi había recordado el episodio de 2021 para insultar a Michael Masi, el director de aquella famosa carrera en la que se resolvió el título de forma polémica.
En Las Vegas, Mercedes impidió que Ferrari no fuera sancionado en contra de la opinión de los propios comisarios, quien así lo hacían constar en el comunicado oficial donde se anunciaba la penalización a Carlos Sainz, basándose en que consideraban caso de fuerza mayor el incidente de la tapa de alcantarilla que condicionó el fin de semana de Ferrari y el español en uno de los grandes premios más competitivos del año para el equipo italiano. Ambos luchaban por el segundo puesto.
Al terminar el subcampeonato fue a parar a manos del equipo alemán. Por tres puntos. La maniobra de Wolff y Mercedes había resultado decisiva. Quizás Ben Sulayem estaba ya harto de que en los últimos tiempos Wolff estuviera entrando con demasiada alegría en las competencias de su Federación.
Quién es el dueño de la Formula 1
«Tal como lo vemos en el equipo presidencial, está claro que el dueño de la Fórmula 1 es la FIA. Somos los responsables, los dueños de este campeonato, como lo somos con los rallies, con la Fórmula E o el karting”, reivindicaba de nuevo Sanz de Barros con motivo del Gran Premio de Madrid. Y este parece ser el problema que enfrenta a la Federación con la Fórmula 1. Aquella se ve cada vez más arrinconada frente a quien disfruta los derechos comerciales tras su adquisición por cien años en 2010 bajo el mandato de Max Mosley y la dirección de Bernie Ecclestone de la Formula 1.
No era el primer ‘pellizco’ de Ben Sulayem a la Formula 1. La anécdota de la reivindicación de Sanz de Barros era otra muestra de por dónde supura la herida. El anterior presidente, Jean Todt, nunca se había mostrado beligerante con los gestores comerciales del Gran Circo, manteniendo un perfil bajo. No así el nuevo presidente.
«Lo que creo que ha sucedido es que, en los últimos años y antes de nuestra época, probablemente la FIA no estaba prestando demasiada atención a sus propias responsabilidades en la Formula 1. Entonces, cuando intentas volver a asumir responsabilidades y aplicar tus reglas, puede generar algún conflicto” iluminaba Sanz de los Barros en la entrega de premios de Bakú.
En esta clave habría por tanto que entender la creciente tensión entre el organismo regulador, FIA, y el tenedor de los derechos comerciales, Liberty y FOM: la primera intenta recuperar el terreno perdido frente a la omnipotencia de los segundos, quedando de un tiempo a esta parte en un mero sujeto regulador de la competición en pista y sus procedimientos.
El torpedo a la Formula 1
El pasado febrero empezó a verse la patita del presidente. Ben Sulayem sorprendía con una revelación que provocó un inmenso revuelo y monumental enfado en el seno de FOM. Saudí de origen, y supuestamente con información de primera mano, reveló una posible oferta del fondo soberano saudí (PIF) para comprar la Fórmula 1. Segundo, cuantificaba la oferta de la cual también supuestamente tenía conocimiento: (20.000 millones de dólares) superaba el valor real de la Formula 1. Stefano Domenicali y los suyos lanzaron toda la artillería legal contra el presidente.
Si reventó o no la operación se desconoce aún, pero fue un torpedo también dirigido a quien estuviera considerando la operación. En el fondo, Ben Sulayem estaba cuestionando la autonomía de FOM para una posible venta sin contar del propietario de la Formula 1, la propia Federación, mientras que reivindicaba de paso su autoridad sobre el campeonato.
Tras el altercado con los Wolff, Ben Sulayem ha comenzado a lanzar otro mensaje en las últimas fechas: la delicada situación económica de la Federación, con un gran déficit derivado de la gestión anterior de Jean Todt. Durante este año, el presidente también se ha quejado de los elevados costos que supone la gestión de la Formula 1 dentro de sus atribuciones, que parecen haber quedado reducidas a ojos de Liberty a las de un mero un contratista de servicios.
La FIA y Ben Sulayem quieren introducir dos equipos más en la actual parrilla, el Andretti como claro y declarado favorito. Pero es FOM y los diez equipos actuales los que están impidiéndolo. De nuevo, al FIA está comprobando también cómo su capacidad de decisión en base a sus atribuciones está maniatada. Los frentes de disputa parecen ser numerosos.
Por tanto, a la pérdida de poder sobre el campeonato, la FIA también parece buscar compartir los beneficios récord que la Fórmula 1 está generando en estos tiempos. Ben Sulayem ha pasado a la ofensiva en los últimos tiempos, aunque de momento, cuenta con menor potencia de fuego que FOM, totalmente alineada con los equipos y viceversa, como pudo apreciarse en el reciente incidente de los Wolff.
Aún es pronto para conocer si Max Verstappen y Red Bull encontrarán rivales en 2024 para hacer más intenso el próximo campeonato. Fuera de la pista, sin duda, lo será.
