El panorama de las gasolineras en España ha experimentado un cambio significativo en los últimos años, con un aumento notable en la presencia de estaciones de servicio de bajo coste. Con más de 12.000 gasolineras en todo el país, casi la mitad de ellas son consideradas low-cost, y su crecimiento está estrechamente vinculado al constante aumento de los precios de los carburantes.
Este fenómeno ha llevado a que muchos conductores elijan estas estaciones de servicio, aunque hay que decir que algunos aún albergan ciertas dudas o reticencias sobre su elección. Y ojo porque no es para menos…
1Mitos y realidades sobre la calidad del combustible
Existe una percepción errónea entre algunos propietarios de vehículos de que utilizar gasolineras low-cost podría ser perjudicial para sus automóviles. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. La calidad del carburante en España está regulada por la Ley de Hidrocarburos, establecida en 1998 y modificada en 2015. Todas las gasolineras, independientemente de su categoría, deben cumplir con los estándares de calidad y seguridad establecidos por esta legislación.
La principal diferencia entre las gasolineras convencionales y las low-cost radica en la cantidad de aditivos presentes en la gasolina o el diésel. Las gasolineras de bajo coste tienden a ofrecer combustibles con menos aditivos, pero esto no implica que sean de menor calidad o que representen un riesgo para los vehículos. Los aditivos son sustancias químicas diseñadas para mejorar ciertos aspectos del rendimiento del motor y la mecánica del automóvil, pero su ausencia no compromete la seguridad o el funcionamiento del vehículo.