La OCU, como referente en la defensa de los consumidores, ha abordado la cuestión de la gasolina low-cost frente a la convencional en un reciente informe. En un contexto económico complicado, donde los ciudadanos buscan maneras de ahorrar, la elección del combustible adecuado se vuelve crucial.
El aumento del IPC, los elevados precios del alquiler y la vivienda, y los sueldos estancados han contribuido a la necesidad de optimizar los gastos diarios, incluido el combustible para los vehículos.
1Convencional vs low cost: nuevo ‘embolao’ en la OCU
Desde su creación en 1975, la OCU ha trabajado incansablemente para proteger los derechos de los consumidores y combatir los abusos empresariales. Sus informes y estudios abarcan una variedad de temas de interés social, ofreciendo a los ciudadanos orientación sobre compras inteligentes, ahorro y otros aspectos de la vida cotidiana. A lo largo de los años, la OCU ha ganado respeto y se ha convertido en una fuente confiable de información, destacando por sus campañas para mejorar la atención primaria y señalar fallos en productos y servicios.
En este contexto, la OCU ha decidido abordar la elección de la gasolina low-cost versus la convencional, una decisión que muchos automovilistas enfrentan, especialmente al detenerse en estaciones de servicio populares como Repsol, Cepsa o BP. La pregunta clave es si la gasolina low-cost es de la misma calidad y si podría ser perjudicial para el motor.
