En un mundo donde las prisas y el ajetreo diario a menudo nos llevan a intentar hacer malabarismos con nuestro tiempo, si decides retocar tu maquillaje mientras conduces, debes saber que la Dirección General de Tráfico (DGT) no pasa por alto estas prácticas.
No solo pueden constituir un peligro para tu seguridad y la de los demás en la carretera, sino que también puede suponer un desembolso económico nada despreciable en forma de sanción. Es una infracción a menudo subestimada, pero la atención en la conducción debe ser exclusiva y cualquier distracción, como la ocasionada por maquillarse al volante, está sujeta a multa. Este tipo de conductas representa una falta de atención al control del vehículo, aspecto fundamental para garantizar la seguridad vial.
CUANDO EL ESPEJO RETROVISOR SE CONVIERTE EN TOCADOR
Utilizar el espejo retrovisor para aplicarse una capa de máscara de pestañas o un poco de colorete puede parecer un acto inocente, pero es una actividad que la DGT considera peligrosa, tanto para el conductor como para el resto de usuarios de la vía. De acuerdo con la Ley sobre Tráfico, Circulación de Vehículos a Motor y Seguridad Vial, cualquier acción que implique una distracción al volante se categoriza como un factor de riesgo. Así, maquillarse en movimiento va en contra de la obligación de todo conductor de mantener la atención permanente en la conducción.
La normativa de tráfico no menciona específicamente el acto de maquillarse, pero se encuadra en el ámbito de las distracciones al volante, una de las principales causas de accidentes en nuestras carreteras. Las estadísticas de tráfico muestran que un porcentaje significativo de incidentes se debe a la falta de concentración, siendo el maquillaje mientras se conduce una de estas posibles fuentes de desatención.
En este sentido, los agentes de la autoridad están en su derecho de imponer sanciones cuando detectan comportamientos que, sin ser explícitamente citados en la ley, comprometen la seguridad vial. Esta interpretación flexible de la ley permite sancionar conductas como la citada, bajo el criterio de distracción al conducir. Es importante, por tanto, ser conscientes de que cualquier actividad secundaria que interrumpa la atención principal a la carretera es susceptible de multa.
EL COSTO DE UN REPASO DE LÁPIZ LABIAL
Si un agente de tráfico observa que te estás maquillando mientras manejas, prepárate para asumir las consecuencias económicas. La sanción por conducir de manera distraída -categoría en la que entra maquillarse al volante-, suele ser una multa que puede ascender a 200 euros, dependiendo del contexto y la gravedad de la situación. No solo eso, sino que además puedes ser objeto de la detracción de puntos de tu permiso de conducción, concretamente hasta 3 puntos.
Esta sanción se da debido a que maquillarse mientras se conduce está contemplado como una infracción grave. La DGT contempla este tipo de sanción no solo como un castigo, sino también como una medida disuasoria, para promover la concienciación de que las distracciones al volante son una de las principales causas de siniestralidad.
Además, en caso de que el acto de maquillarse al volante derive en un accidente, las responsabilidades civiles y penales pueden ser mucho mayores, incluyendo, en casos graves, penas de prisión. Por lo tanto, las consecuencias de un simple toque de rímel pueden ser muy serias, mucho más allá de la esfera administrativa.
PREVENCIÓN Y CONCIENCIACIÓN PARA UNA CONDUCCIÓN SEGURA
Más allá de las sanciones y multas, el objetivo principal de la DGT es la prevención y la concienciación sobre los riesgos que implica cualquier distracción al volante. Se insiste constantemente en que el acto de conducir requiere una atención plena y constante, y más en un país como España, donde el parque automovilístico y el número de desplazamientos son muy elevados.
Campañas de concienciación y esfuerzos educativos se realizan con frecuencia para recordar a los conductores la importancia de dedicar todas sus capacidades al control del vehículo. Evitar distracciones como el uso del teléfono móvil, la manipulación de la radio o el sistema de navegación y, como no, maquillarse, son fundamentales para disminuir la probabilidad de accidentes.
Las medidas de prevención también pasan por hacer énfasis en la organización del tiempo antes de subir al coche. A veces, tan solo levantarse unos minutos antes para afrontar con calma la rutina de embellecimiento puede salvar vidas y economías. La seguridad vial es, al fin y al cabo, una responsabilidad compartida. En última instancia, la concienciación personal es clave para garantizar una experiencia de conducción segura para todos los usuarios de la vía.
En definitiva, el mensaje es claro: dedica tiempo al maquillaje antes de arrancar el motor, y una vez en la carretera, que tu única preocupación sea llegar bien a tu destino. La prudencia y la planificación son aliados indispensables para disfrutar de una conducción sin sobresaltos ni cartas de sanción.
DGT: TECNOLOGÍA AL SERVICIO DE LA SEGURIDAD VIAL
La tecnología es una aliada indispensable en la cruzada contra las distracciones al volante. Sistemas como el eCall, obligatorio en todos los vehículos nuevos vendidos en la Unión Europea desde abril de 2018, buscan una intervención más rápida en caso de accidente, pero también son una muestra de cómo la conectividad puede servir a la seguridad.
Además, se están probando y utilizando cámaras y dispositivos capaces de captar comportamientos peligrosos, como la utilización del teléfono móvil o el maquillaje durante la conducción. Así, el trabajo de la Guardia Civil y las policías locales se complementa con estos ojos electrónicos que nunca parpadean.
Los drones también se han integrado en el arsenal de herramientas para vigilar desde el cielo, siendo capaces de detectar y reportar infracciones a las unidades de tráfico terrestres. Todo ello enmarcado en un esfuerzo por minimizar la siniestralidad mediante la prevención, vigilancia y sanción de aquellas conductas que comprometen la seguridad de las vías.
EDUCACIÓN VIAL: UN PILAR FUNDAMENTAL
Parte esencial en la estrategia para reducir las distracciones al volante es la educación vial. La inversión en programas educativos desde edades tempranas aspira a fomentar una cultura de respeto y concienciación sobre el peligro que suponen las distracciones.
Las charlas en colegios e institutos, y también las campañas en medios de comunicación social, buscan calar en la mente de futuros conductores la importancia de evitar prácticas peligrosas como el maquillaje al volante. A su vez, las autoescuelas desempeñan un papel crucial al incorporar en sus programas de formación módulos específicos sobre distracciones y sus consecuencias.
La colaboración con entidades y empresas del sector automovilístico para desarrollar tecnologías que promuevan la conducción segura es otro de los pilares de este enfoque educativo. La adopción de sistemas de asistencia al conductor como el frenado automático de emergencia o los avisadores de cambio involuntario de carril son ejemplo de ello.
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL Y COLECTIVA
No podemos olvidar que, más allá de multas, tecnología y educación, la seguridad vial es una responsabilidad individual. Cada persona debe interiorizar la necesidad de adoptar una actitud preventiva y evitar comportamientos de riesgo como maquillarse mientras se conduce. La conciencia colectiva se construye desde la suma de actitudes individuales responsables.
Asimismo, la ejemplaridad social cumple una función disuasoria significativa. Cuando los ciudadanos observan una conducta adecuada en otros conductores, se genera un efecto imitación positivo. Del mismo modo, al ser testigos de las consecuencias de las distracciones, se refuerza el mensaje de no replicar estas acciones temerarias.
En última instancia, la clave está en comprender que cada segundo de distracción puede ser crítico. A velocidades de 120 km/h — comunes en autopistas — en solo tres segundos habremos recorrido la longitud de un campo de fútbol sin atención plena en la carretera. La toma de conciencia sobre este tipo de datos puede contribuir significativamente a una mejora en nuestras prácticas de conducción.
Maquillarse mientras se conduce puede parecer un acto inofensivo, pero es un síntoma de una relajación en las normas de atención que todos debemos combatir. Desde nuestras decisiones individuales hasta las tecnologías más sofisticadas, todos los esfuerzos son válidos y necesarios para cultivar la seguridad vial en nuestro día a día.
Para concluir, recordar siempre que antes de subir al coche o la moto, es fundamental haber completado nuestra rutina personal, incluyendo el maquillaje, y así poder dedicar toda nuestra concentración a la tarea de conducir. Recordemos siempre la importancia de una ITV en regla, neumáticos adecuados y, por supuesto, el respeto a las normativas de tráfico establecidas por la DGT. Porque la prevención comienza antes de girar la llave de arranque y continúa en cada kilómetro que recorremos.